10.

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Satoru no podía ocultar su sonrisa. Justo ahora estaba sentado en el metro con Suguru a su lado y Umiko en sus piernas. El albino se había ofrecido a alquilar un auto para poder ir cómodos al Coney Island, pero Suguru no se lo permitió. Ahora iban en un vagón completamente solos mientras veían la puesta del sol desde la ventana del metro.

Satoru disfrutaba estar con Suguru, era su parte favorita del día. Suguru disfrutaba estar con Satoru, era su parte favorita de estar vivo.

Umiko se bajó de las piernas de su papá y corrió hasta los puestos de al frente sentándose y sonriendo. Suguru le dedicó una sonrisa y volteó a ver a Satoru que no despegaba la vista de la ventana.

— Hey. — Suguru se acercó un poco más al rostro del contrario haciendo que el albino volteara a verlo. — ¿En qué piensas? — Satoru sonrió un poco.

— En que tengo años sin ir a ese parque de atracciones. — Suguru sonrió.

— Yo nunca he ido. — Satoru lo miró sin poder creerlo.

— Estás mintiendo. — Suguru sonreía negando con su cabeza. — Estás mintiendo, todos hemos ido alguna vez al Coney Island. — Suguru se encogió de hombros.

— Yo no. — Satoru lo miró con sus ojos entrecerrados.

— ¿Entonces, será tu primera vez allá? — Suguru asintió. — Excelente, haré que te subas en todas las atracciones. — Suguru no decía nada, solo miraba a Satoru con una pequeña sonrisa en su rostro.

Satoru volvió a mirar hacia la ventana y su atención se perdió en el cielo naranja mezclado con rosa que indicaba que ya se acercaba la noche.

— Tu cabello... — Satoru volteó a ver a Suguru cuando este comenzó a hablar. — ¿De quién heredaste el cabello blanco?

— Mis papás eran albinos, ambos eran de ojos azules y cabello blanco. — Suguru lo miraba asombrado. — No recuerdo cómo fue que terminaron encontrándose ya que somos muy pocos por este lado del mundo, pero supongo que hicieron clic. — se encogió de hombros.

— Es lindo. — Suguru miraba el cabello de Satoru. — Eres lindo. — Satoru lo miró sin decir nada mientras una pequeña sonrisa aparecía en su rostro.

— ¿Y tú desde cuándo te dejas crecer el cabello? — Suguru se encogió de hombros.

— Toda la vida lo he tenido largo. A veces lo dejaba hasta el hombro, a veces hasta la espalda. — miró hacia Umiko. — Mi papá también lo tenía largo porque estaba en algo así como una banda de rock. — Satoru lo miró asombrado.

— ¿En serio? — Suguru asintió sonriendo. — Eso es genial. — miró ahora a la pequeña. — ¿Su madre también tenía cabello negro? — Suguru negó con la cabeza.

— La chica era cobriza, pero Umiko salió a mi imagen y semejanza. Es como si solo la hubiese hecho yo. — Satoru sonrió.

— Interesante, genes dominates. — Suguru lo miró sin decir nada y Satoru frunció el ceño. — ¿Qué?

— Nada. — Satoru enarcó una ceja.

— ¿Por qué nunca me dices las cosas que no entiendo? — Suguru soltó una pequeña carcajada.

— Pero solo te miré, no entiendo a qué te refieres con que no te digo las cosas.

— Dije genes dominantes y me miraste con una cara maliciosa, ¿a qué vino eso? — Suguru volteó a ver a Umiko sin dejar de sonreír. — Oye, soy muy lento captando cosas, así que pierdes tu tiempo si hablas en clave. — Suguru volteó a verlo sin dejar de sonreír.

Cornelia Street. [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora