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Suguru estaba un poco desanimado porque tenía un par de días sin ver a Satoru de una forma decente. Se veían, claro que lo hacían, pero el albino no hacía más que poner mil y un excusas para irse rápido de su lado. Suguru estaba comenzando a pensar que, tal vez, Satoru estaba aburriéndose de él.

Satoru estaba terminando de reorganizar su sala cuando sintió unos toques en su puerta. Satoru estaba enloqueciendo y lo único que encontró lógico por hacer fue arreglar su departamento en su día de descanso.

Cuando abrió la puerta, un Suguru sonriente fue lo primero que vio. Satoru quiso cerrar la puerta de un portazo. Suguru notó la cara seria de Satoru y entrecerró un poco sus ojos.

— Hola. — dijo el albino parado en su puerta sin correrse a un lado para que entrara Suguru.

— ¿Estás ocupado? — Suguru miró hacía dentro del apartamento y notó que algunas cosas habían cambiado.

— Sí, estoy ordenando mis cosas. — Suguru asintió lentamente.

— Entiendo. — Satoru asintió. — Yo... yo quería saber si querías salir hoy. — Satoru no dijo nada, solo esperaba a que Suguru continuara hablando. — Tengo entradas para el The Eras Tour en cine.

— ¿Taylor Swift? — Suguru asintió. — Soy oyente casual. — Suguru ladeó un poco su cabeza.

— ¿Eso es un no? — Satoru bajó la mirada. — Es un no, entonces. — se respondió a sí mismo el pelinegro y suspiró.

— No, no. Creo que está bien. — Suguru lo miró sonriendo. — ¿Umiko viene con nosotros? — Suguru negó con la cabeza.

— Estará con su abuela hoy y mañana. — Satoru asintió.

— Está bien, ¿a qué hora es? — Suguru miró su reloj.

— Si vamos ya, creo que alcanzamos a llegar a tiempo. — Satoru rodó los ojos con una pequeña sonrisa en sus labios y comenzó a caminar hacia su habitación.

— Ya vuelvo, buscaré una chaqueta.

Cuando Satoru desapareció de la vista de Suguru, este caminó un poco hacia sus muebles y se sentó a esperarlo. Después de un suspiro, sus ojos aterrizan en la mesita que estaba frente a él que contenía un par de papeles desordenados.

Miró hacia la habitación de Satoru una vez más para asegurarse de que el albino no estuviese cerca y volvió a mirar a la mesa. Tomó una de las hojas y leyó su nombre.

Suguru sintió una pequeña presión en su pecho al darse cuenta de que Satoru le había mentido. Sus exámenes ya habían llegado, pero él no le había dicho.

— Suguru, ¿debería usar una chaqueta negra o una roja? — gritó Satoru desde su habitación haciendo que el pelinegro dejara los papeles de golpe en la mesita.

— Ammm, negra. — gritó Suguru sin despegar su vista de los papeles.

Cuando se dio cuenta de que Satoru estaba caminando hacia afuera, se apresuró para caminar hacia la puerta del albino y, sin querer, chocaron.

— Hey. — Satoru sonrió un poco. — ¿Qué pasa? — Suguru negó con su cabeza también sonriendo.

— Venía a apurarte, vamos a llegar tarde. — Satoru curvó una sonrisa y comenzó a caminar hacia la salida.

— Vamos, vamos. — fue lo último que dijo el albino antes de salir del departamento dejando a Suguru atrás.

El pelinegro miró por última vez a la mesita donde estaban los papeles y, después de tragar saliva, caminó a pasos apresurado tras Satoru.

Estando en el cine, Satoru quería esconderse en cualquier lugar. Estaba rodeado de adolescentes vestidas de todos los colores con pulseras llenando sus brazos. Suguru volteó a ver a Satoru y soltó una carcajada. El albino estaba como mosca en leche.

— ¿Qué es todo esto? ¿Un carnaval? — Suguru sonrió.

— Es el The Eras Tour, Satoru. — el albino se encogió de hombros e iba a decir algo, pero unas chicas se pararon frente a él haciendo que esté las mirara aterrado.

— ¿No tienes friendship bracelets? te puedo dar uno, toma. — una chica lo tomó del brazo y comenzó a ponerle una pulsera que decía "Gold Rush"

— ¿Quieres una? — la otra chica miró a Suguru y este asintió emocionado. — Hmm, te daré la que dice Gorgeous. — la chica le puso la manilla a Suguru y sonrió.

— Gracias. — respondió el pelinegro con una sonrisa.

Cuando las chicas se perdieron entre las demás, Satoru miró su manilla y con una sonrisa, se la mostró a Suguru.

— Supongo que ahora soy Suicher. — Suguru comenzó a reír haciendo que Satoru lo imitara.

— ¿Eres qué? — dijo el pelinegro entre risas.

— Suicher, ¿así no se llaman los fanáticos de Taylor? — Suguru apretó su barriga de tanto reírse.

— Es Swiftie. — Satoru se encogió de hombros sonriendo.

— Lo mismo, lo mismo. — Suguru rodó los ojos y tomó de la mano al albino para comenzar a caminar hacia la sala donde verían la función.

Cuando empezó la transmisión del concierto, Satoru estaba encantado por la forma en la que Suguru estaba cantando todas las canciones. Era lindo vivir una nueva experiencia donde pudiera ver a Suguru tan libre y tan feliz.

Satoru se sabía por lo menos mitad de las canciones que estaba escuchando, pero se olvidaba de las letras cuando veía los brillantes ojos de Suguru voltear a mirarlo mientras cantaba emocionado. ¿Esto era el amor?

Llegó el momento de las canciones sorpresa y todos estaban a la expectativa de cuáles habrían elegido para pasar en el cine.

Suguru miró a Satoru con amor cuando la intro de Cornelia Street comenzó a sonar en la guitarra.

We were in the backseat. Drunk on something stronger than the drinks in the bar. — Suguru comenzó a cantar mientras miraba a Satoru como la cosa más linda del mundo.

Las manos del pelinegro ahora rodeaban la cintura de Satoru y sus labios se rozaban mientras este cantaba. La frente de Satoru se inclinó un poco hacia al frente pegándose con la de Suguru, pero sin romper la distancia que estaba entre sus labios. Satoru quería que Suguru siguiera cantándole en la cara.

And I hope I never lose you, hope it never ends. I'd never walk Cornelia Street again. — Satoru cantó la única parte de la canción que se sabía a la perfección haciendo sonreír un poco a Suguru.

That's the kind of heartbreak time could never mend. I'd never walk Cornelia Street again. — susurró ahora el pelinegro rompiendo la distancia con un dulce y cálido beso.

— ¿Nunca caminarías por nuestra calle de nuevo? — preguntó Suguru con una sonrisa en sus labios.

— Hace unos días te dije que nunca la dejaría. — Satoru sobó los cabellos de Suguru y lo miró a los ojos. — Ahora estoy seguro de que no podría poner un pie en esa calle si te pierdo.

Cornelia Street. [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora