Suguru salió del cuarto de Umiko una vez esta se durmió. Eran las 9 de la noche y hace 2 horas Satoru había salido casi volando de ese lugar a recoger a Umiko en su escuela. La niña estaba llorando cuando Satoru llegó.
Ahora Suguru se había quedado a su lado mientras que esta se dormía y, después de un rato, por fin pudo salir a la sala donde Satoru lo esperaba con una sonrisa un poco culpable en su rostro.
— Lo siento. — Suguru frunció el ceño.
— ¿A qué viene eso? — Satoru apartó la mirada.
— Bueno, supongo que te distraje y por eso olvidamos a Umiko en la escuela. — Suguru sonrió y se sentó junto a Satoru tirando del brazo del albino para que este recostara su cabeza en su hombro.
— No te culpes por eso, Satoru. — el albino volteó a mirarlo con sus grandes ojos azules.
— Amo la forma en la que mi nombre sale de tu boca. — Suguru lo miró un poco sonrojado. — "Satoru, Satoru, Satoru" nunca había pensado que mi nombre era tan lindo hasta que tú comenzaste decirlo.
Suguru apartó la mirada intentando ocultar su sonrisa, pero fue en vano.
— Dijiste que estabas enamorado de mí. — dijo el albino tomando la cara de Suguru entre sus manos para que volteara a verlo. — ¿Qué pasa ahora que sé que estás tan enamorado como yo? — Suguru miró a los labios del albino.
— ¿Casarnos y mudarnos a Colombia para conocer los pueblitos bonitos? — Satoru sonrió y dio un pequeño beso en los labios de Suguru.
— Te estoy hablando en serio, Suguru. — Suguru sonreía.
— Yo también, ¿qué tiene de malo Colombia? — Satoru rodó los ojos. — Oh, vaya, eres un xenofobico. — Satoru lo miró horrorizado.
— ¿Qué cosas dices? — Suguru soltó una carcajada. — Solo... nunca pienso irme de aquí. — Suguru lo miró con ternura. — No me imagino dejando de caminar por esta calle.
— No tenemos que hacerlo. — Suguru sobaba la mejilla de Satoru con su pulgar. — Permanezcamos aquí juntos, después de todo, este es nuestro hogar.
— Papá. — la voz de Umiko hizo que ambos presentes voltearan a ver hacia la puerta de la niña.
— ¿Te despertamos? — Suguru iba a levantarse, pero la niña negó con la cabeza.
— No te hablaba a ti. — el pelinegro enarcó una ceja.
— ¿Eh? — dijo Suguru mientras la niña miraba a Satoru.
— ¿Puedes venir a acompañarme a dormir? tuve una pesadilla. — la niña hizo puchero mirando al albino.
Suguru miró a Satoru ofendido y este último solo levantó sus manos en su defensa.
— No he hecho nada malo. — Satoru se levantó haciendo que Suguru lo siguiera con la mirada.
— Estás robándome a mi criatura. — señaló el pelinegro a Satoru haciéndolo reír.
Satoru ingresó con Umiko a la habitación y, cuando esta estaba acostada, la mirada un poco perdida de la niña hizo que el albino se extrañara.
— Hey, está todo bien, ¿cierto? — Satoru terminaba de poner la cobija sobre la niña.
Umiko suspiró y miró a Satoru casi haciendo puchero.
— ¿Qué, qué pasa? — el albino se sentó junto a la niña mirándola con preocupación.
— En realidad... quería hablar contigo sobre algo. — Satoru la miraba atento.
— Claro, dime. — la niña relamió sus labios y cerró sus ojos por unos segundos.
ESTÁS LEYENDO
Cornelia Street. [SatoSugu]
Romance- ¿Qué estás haciendo? - Suguru sonreía desde donde estaba viendo a Satoru pegar algo en su puerta. - ¡Tadan! - el albino se apartó de la puerta para que Suguru podía leer lo que estaba escrito en el cartel que había pegado. - ¿Cornelia Street...