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Silvia sostenía los brazos de Suguru para que este pudiera mantenerse en pie en el peso. Satoru le había prometido que en un par de días podría volver a la normalidad con Umiko en su departamento, pero podría jurar que, aunque ya fuese final de enero y él siguiera repitiendo eso, no saldría de aquí a la "normalidad" nunca más.

El pelinegro no bajó su mirada para supervisar su peso, no le interesaba decepcionarse una vez más. Silvia lo notó y relamió sus labios intentando mantener una expresión tranquila en su rostro.

— Bien, vamos a la cama nuevamente. — Suguru cerró sus ojos lentamente por un momento. Silvia ni siquiera intentaba darle ánimos ya.

Lo ayudo a acomodarse en la cama y soltó un suspiro cuando sin querer varios cabellos de Suguru se vinieron en su mano.

— ¿Seguro que quieres conservarlo? — preguntó la chica. Suguru no la miraba, pero sabía a qué se refería.

— Que se caiga solo. — susurró mirando hacia la ventana.

— Está bien. — dijo la chica dando media vuelta para revisar qué medicamentos tenía que tomar ahora.

— Silvia. — la mencionada lo miró. Suguru todavía miraba hacia la ventana. — Mi cumpleaños es en una semana. — la chica lo miró sorprendida.

— ¿De verdad? — Suguru volteó a verla.

— ¿Puedo tener un deseo para ese día? — la chica asintió energéticamente.

— Claro, ¿qué es? — tragó saliva.

— Pero prométeme que no se lo dirás a Satoru. — Silvia frunció el ceño.

— ¿Por qué no? — Suguru curvó una sonrisa.

— Cierto... igual, tendrá que saberlo. — Silvia enarcó una ceja.

— ¿Qué es? — Suguru hizo una seña con su mano intentándole decir que no importaba. — Vamos, ¿qué es?

— No importa, todavía no estoy seguro de eso. — Silvia lo miraba confundida, pero se sobresaltó un poco cuando Ino entró a la habitación.

— Aquí estás, Nanami está buscándote. — Silvia miró su reloj de mano y cerró sus ojos con fuerza.

— Dios, se supone que hoy tenía que darles la inducción a un par de practicantes de la universidad. — miró a Suguru. — Tengo que irme, pero me dirás cuando vuelva, ¿está bien? — Suguru sonrió.

— Está bien. — Silvia le sonrió de vuelta y salió del lugar casi corriendo.

— Uh, veo que tu cabello todavía está bastante resistente. — dijo Ino asombrado.

— ¿Tú crees? — preguntó Suguru un poco extrañado por la reacción del chico. Se supone que estaba cayéndose más de lo que Satoru le había dicho que pasaría por lo que no se esperaba lo que Ino dijo.

— Sí, normalmente el cabello se pierde en las primeras quimios y tú llevas varias, ¿no? — Suguru asintió. — Satoru te ha cuidado muy bien.

— Debo darle crédito. — se encogió de hombros, pero inmediatamente comenzó a aclarar un poco su garganta.

— ¿La sientes muy reseca? – Suguru asintió.

— A veces siento como si no tuviese ni una gota de saliva en mi boca. — Ino hizo una mueca.

— Son efectos secundarios de la quimioterapia, aunque en algunos casos pueden ser señales de que los tratamientos no están teniendo los mejores resultados. — Suguru siguió aclarando su garganta. — ¿Qué te ha dicho Satoru?

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⏰ Última actualización: Jan 09 ⏰

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Cornelia Street. [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora