26.

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Satoru estaba ahora de espalda con su pecho recargado sobre el borde de la bañera mientras Suguru estaba tras él besando su espalda. El albino estaba rojo hasta las orejas por estar en esa posición. Sabía que Suguru estaba viendo todo de él en ese momento.

— Eres tan bonito, Satoru. — Susurró en el oído del contrario mientras apretaba ahora los muslos tensos de Satoru. El albino estaba temblando.

Suguru se alejó un poco y se dio cuenta de que no tenía un preservativo cerca, así que chasqueó sus dientes.

— ¿Qué? — preguntó Satoru sin voltear a ver al pelinegro.

— No tengo preservativo, ¿quieres que lo haga así? — Satoru volteó a ver a Suguru con un poco de vergüenza y asintió.

— Sí, está bien. — volvió a mirar al frente haciendo que Suguru ladeara un poco la cabeza mirándolo confundido.

— Oye, ¿de verdad quieres hacer esto? — Satoru tragó saliva. — ¿Podrías mirarme por lo menos? — Satoru no volteó. — Oye...

— ¿Hmm? — el albino volteó a verlo ahora mordiendo su labio inferior nervioso.

— Satoru, ¿qué pasa? — Satoru apartó la mirada.

— ¿Crees que es buen momento para decirte que nunca he hecho esto? — Suguru lo miraba sin entender. Satoru no sabía qué hacer ante la mirada confundida del pelinegro.

— ¿Qué? — Suguru no entendía a qué se refería. ¿Satoru nunca había cogido sin protección? ¿Nunca lo había hecho en una tina? ¿O era que nunca había estado abajo?

— Lo que dije... — el albino no lo miraba.

— ¿Quieres que yo esté abajo? No tengo problema con...

— Nunca he tenido relaciones sexuales. — Suguru lo miraba con sus ojos muy abiertos.

— Oh... — el pelinegro apartó la mirada. — Oh.

Satoru sentía que quería salir de ahí. Estaba tan incomodo ahora porque no sabía ni cómo actuar.

— Satoru. — la voz de Suguru se escuchaba suave. — Debiste habérmelo dicho. — Satoru lo miró y se dio cuenta de que Suguru sonreía con ternura. — Ven aquí. — Suguru se levantó y extendió su mano para que el albino la tomara. — Vamos a la habitación, será más cómodo allá.

Satoru se levantó muriendo de la vergüenza tomando la mano de Suguru y, mojados, salieron del baño hacia la habitación.

Cuando estaban en la habitación, Suguru hizo que el albino se recostara en la cama y, luego de darle un beso en la mejilla, se subió a la cama junto a él.

— No tienes que tener vergüenza, Satoru. Quiero que sepas que cuando no te guste algo, debes decírmelo de inmediato y yo me detendré. — Satoru asintió. — Esto no es para que disfrute uno, es para que disfruten dos, así que hazme saber cuando te sientas mal. — volvió a asentir haciendo que Suguru sonriera. — Habla, por favor.

— Sí, está bien. — dijo poniéndose rojo nuevamente.

Suguru sonrió y metió dos de sus dedos a su boca llenándolos de saliva. Satoru estaba boca arriba y Suguru hizo que abriera un poco sus piernas para poder empezar a estimular su entrada.

Sin dejar de mirar al albino, Suguru comenzó a rozar su entrada con uno de sus dedos haciendo que este apartara la mirada apenado.

— Eres la persona más linda que he visto en esta posición. — los ojos del albino se cerraron con fuerza. Estaba muriendo de vergüenza.

Cornelia Street. [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora