17.

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El dolor de cabeza que tenía Satoru desde hace 2 horas lo estaba matando. Había sido el viaje más largo de su vida y, realmente, estaba deseando llegar al hotel para tirarse a dormir durante horas.

Por otro lado, Shoko estaba sacándole foto a todo lo que veía con su cámara. Era su primera vez en Europa y quería pasear ya que, primero, había sido gratis todo y solo estarían pocos días ahí.

— Satoru, vamos, son las 5:30 de la tarde. — Shoko hacía puchero, pero el albino caminaba a pasos perezosos hacia la salida donde les entregarían el carro que alquilaron.

— Estoy muy cansado como para dar un paseo. — la castaña rodó los ojos y guardó su cámara en su bolso.

— No puedo creer que estés con esos ánimos de perro. — Satoru solo seguía caminando. — ¿Es por lo de Suguru y el otro chico? — Satoru volteó a verla con su ceño fruncido.

— ¿De qué... de qué hablas? — sonreía intentando suavizar su expresión de disgusto hacia el comentario. Shoko se encogió de hombros.

— Ya sabes, ese nuevo chico con el que últimamente lo he visto. — Satoru la miró sin decir nada. — El último chequeo de Umiko, Suguru estuvo en el hospital con el peligris. — Satoru tragó saliva.

— Yo... — apartó la mirada. — Yo no sabía que Umiko había tenido un chequeo estos días. — Shoko relamió sus labios un poco incómoda ahora.

— Oh... — rascó su nuca. — ¿De verdad? — Satoru no la miraba. — Creí que Suguru había pasado a tu consultorio a saludarte esa tarde. — Satoru le dio la espalda y comenzó a caminar hacia el carro.

— Creíste mal, supongo.

Luego de haber llegado al hotel y, por fin, tomar una ducha, Satoru no paraba de pensar en las posibles razones por las que Suguru no le dijo nada sobre lo de Umiko o porqué no pasó a su consultorio. Se supone que estaban bien, todo estaba bien, ¿no?

Salió del baño y notó a Shoko en el balcón tomándole foto a todo. Estaba tan asombrada de que fueran más de las 7 de la noche y que todavía el sol estuviese afuera como si de las 3pm se tratara. Europa era extraño y más en verano.

— Tu celular estuvo sonando. — dijo la castaña sin voltear a ver a Satoru.

El albino se acercó a su celular casi volando. Gotas de agua caían sobre el vidrio del aparato ya que no se tomó el tiempo de secar su cabello antes de agarrarlo.

Eran llamadas perdidas de Nanami, no había nada de Suguru. El rostro de Satoru ahora cargaba decepción y Shoko lo estaba mirando.

— ¿Sabes? es un poco raro... — la chica hablaba desde el balcón llamando la atención de Satoru. — Llevo años siendo tu compañera de trabajo, me atrevería a decir que tu amiga y... jamás te había visto enamorado. — Satoru bajó la mirada. — Ahora que puedo verte así... creo que prefiero cuando no lo estabas.

— No estoy enamorado. — respondió de inmediato el albino haciendo que Shoko rodara los ojos y devolviera su vista al paisaje.

— No sé qué pasó entre tú y Suguru, pero resuélvelo. — Satoru la miró parpadeando rápidamente.

— ¿Cómo resuelves algo que ni siquiera sabías que estaba mal? — Shoko volteó a verlo. — No he hecho nada mal, creo que no he hecho nada mal. — Satoru estaba empezando a alterarse. — Yo... yo no he hecho nada mal, Shoko. — la castaña se acercó a él.

— Entonces, enfréntalo y dile que te está haciendo daño. — Satoru tragó saliva. — Mira, no sé nada sobre ustedes, pero sí sé que, de un momento a otro, solo estás viendo tu celular todo el tiempo esperando una respuesta por parte de él que casi nunca llega. — Satoru suspiró.

— Él dijo que le diera un poco de tiempo, dijo que estaríamos bien nuevamente, solo tenía que solucionar algo que no me dijo. — Shoko hizo una mueca.

— ¿Ese algo es el chico nuevo? — Satoru la miró serio. — ¿Qué? — se encogió de hombros. — Solo digo...

— No, no es el chico nuevo. — Shoko lo miraba sin creerle nada. — Espero que no sea el chico nuevo. — la castaña suspiró y abrazó al albino.

— Hay cosas inevitables, Satoru, y si él ya no siente la misma emoción que al principio o, simplemente, sus sentimientos cambiaron, debes aceptarlo y continuar.

Satoru no dijo nada, solo se quedó en silencio dejando que su respiración fuese el único sonido resonando en la habitación.

Al día siguiente, Satoru no tuvo tiempo ni de chequear su celular. La reunión con los otros doctores había comenzado hace una media hora y ellos iban, relativamente, tarde.

Satoru había culpado a Shoko por tomar su rutina de skincare durante 50 minutos, pero, siendo honestos, la culpa era de él por haberse quedado dormido esos 50 minutos en lugar de apurar a la chica.

Llegando al lugar, demoraron otros 20 minutos porque Shoko olvidó su credencial y tuvieron que llamar a Nanami para que autorizara el ingreso de Shoko al laboratorio del hospital donde se estaba llevando a cabo la reunión.

10 años menores, Satoru podía calcular que, al menos, la mitad de los presentes eran 10 años menores que él. Estaba un chico con cabello negro bastante serio, otro chico con músculos exageradamente grandes, una chica castaña bastante parecida a Shoko, una peliazul que parecía estar asustada de todo, dos gemelas y un pelirrosa que no dejaba de mirar a Satoru como si de un dios se tratara. Satoru estaba incómodo.

Saliendo de la reunión, eran casi las 7 de la noche y Satoru se negaba a ir a una noche de "copas" con los otros doctores. Estaban aquí, estrictamente, por una investigación, su plan no era emborracharse para nada y menos si casi todos parecían unos niños.

— Ya te dije que no, Shoko. — la castaña puso los ojos en blanco.

— Vamos, te falta diversión. — Satoru miró hacia el grupo de doctores que miraban hacia ellos esperando que el albino decidiera si iría o no.

— Uno de ellos me mira como perro hambriento. — Shoko sonrió.

— ¿Quién, quién? — preguntó emocionada.

— El del cabello rosa. — Shoko sonrió. — No me mires con esa sonrisa, tiene como 15 años. — Shoko enarcó una ceja.

— El menor de ellos tiene 23 y es Megumi. — Satoru enarcó una ceja.

— ¿Y quién diablos es Megumi? — Shoko puso los ojos en blanco y tomó del brazo al contrario.

— Vamos, solo será un ratito. — Satoru la miraba serio. — Te lo juro, no pasará nada. — el albino volvió a mirar hacia el resto de los doctores.

— No lo sé, prefiero estar en el hotel y... — Shoko tiró de su brazo haciendo puchero.

— Por favor, no tienes que tomar, igual debo tener a alguien que me regrese al hotel sana. — Satoru la miró y volvió a mirar hacia los doctores.

Estaba bien, solo sería un rato.

Cornelia Street. [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora