5. Viaje junto a Jimin

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¡Por qué no me puedes mirar aunque sea 1 segundo! ¿Tan invisible soy para ti? ―exploté con lágrimas en mis ojos.

Él no me miraba, solo estaba con su cabeza agachadaNo puedo mirar a alguien que no existe en mi vida.

Como un cuchillo en mi corazón ―Si tan solo pudieras cruzar una mirada conmigo, me basta.

¡No puedo hacerlo! ―gritó.

―No voy a obligarte, seguiré siendo inexistente para ti ―mi labio inferior temblaba.

Es lo mejor, no te conozco ―y como siempre nunca me miró.

¡Oye amor! ―me movieron con fuerza.

Aclarando poco a poco mis ojos, sentí mis mejillas húmedas, y lentamente me reincorporé limpiandolas.

―¿Qué pasó?.

Su cara era preocupada ―Tenías una pesadilla y gritabas diciendo por qué no me miras.

Es la primera vez que sueño con él y que tipo de sueño más ridículo.

―Seguro fue por la película que ví ―le di un leve golpecito a la pantalla que estaba frente a mi.

―Son los aviones que ponen películas tristes en viajes alegres y es raro que se tomen el atrevimiento de poner esa película a todos los pasajeros ―besó el dorso de mi mano.

―La próxima vez, pediré que me dejen elegir a mi la película ―rió leventemente.

―Ven aquí ―suspiró acomodando mi cabeza en su pecho.

―¿Hice mucho escándalo? ―miré hacia arriba examinando su rostro.

―No, solo te observaban preocupados, por el repentino grito ―bajé la mirada haciendo círculos en su pecho.

―Entiendo.

―Solo un niño se puso a llorar a dúo contigo ―rió nasal.

―¡Jimin!.

―Estoy jugando, amor ―agachó su cabeza para besar cortamente mis labios.

Me quedé dormida nuevamente, está vez sin pesadillas.

El vuelo aterrizó alrededor de las siete de la noche.
Jimin me contó que había reservado un hotel cerca del reloj para poder tener una mejor vista y que yo pueda apreciarla todas las mañanas.

Jimin, eres un romántico.

Pagó un taxi un poco alejado del aeropuerto o sino nos sacarían la cabeza con precios muy elevados.

―Asi que cerca del reloj ¿eh? ―sonreí de lado.

―Por ti construyo una casa cerca de la montaña más alta que quieras apreciar.

―Que exagerado ―desvié la vista a la ventana del auto.

―¡No! de verdad ―mi chico me miró con esa cara de hago lo que sea por ti.

Mi corazón dió un vuelco de alegría.

―Te creo ―me acerqué besando sus carnosos labios.

Llegamos al hotel y el taxista se ofreció a bajar nuestro equipaje para luego llevarlo adentro.

―Kris ―usó mi diminutivo ―Podrías ir yendo mientras yo pago los días que estaremos ―me pasó una tarjeta que era la llave, asentí.

La mujer del mostrador le dijo a mi novio ―¿Tarjeta o efectivo?.

―Tarjeta ―la sacó de su billetera.

La mujer ahora se digiró hacia mi ―El botones irá a dejar sus maletas.

¿Cómo es él? |Jeon Jungkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora