16. Confesiones

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―Primer día en que llegué a la universidad de Seul. Antes de conocerte a ti, a mi ya me gustaba alguien más  ―las cejas de Jimin se alzaron ―Era de la universidad, con el tiempo yo me fui olvidando de él, hasta que te conocí a ti y a Sara. Tú me gustaste cuando te vi, sentí esas mariposas en el estómago cuando ves a ese chico que te gusta y contigo fui la persona más feliz, tu forma de tratarme, de quererme, me hacia que me gustaras cada día más, hasta que se dio la oportunidad de ser novios.
Con el tiempo, creí que lo había olvidado, el error mío fue volver a mirar a un costado. Surgió de nuevo lo que había enterrado, por supuesto el nunca me miró, nunca lo hacía. Tampoco supo de lo que sentía, hasta el último día que nos graduamos. Las únicas veces que hablamos fueron dos veces.

Jimin estaba mirando a un punto fijo de la habitación con las manos entrelazadas, tenía un leve puchero que lo escondía relamiendo sus labios.

―Jimin ―me dejó tomar su mano y volteó a verme con los ojos un poco brillosos ―Quiero que sepas que yo no te he mentido, jamás, nunca te he sido infiel o algo parecido, sabes que en nuestra relación no hay nada de por medio, porque nosotros decidimos mantener una relación seria, que a base conversaciones podremos solucionar nuestros conflictos, y sabes que ha sido así.
Lo que dije ahora, es porque si yo lo seguía guardando, ahí si sería una mentira, pero ahora estoy sacando todo lo que llevo dentro, mostrándote otra parte de mi.

―¿Por qué no me lo dijiste antes?.

―No era fácil para mí, tener una tormenta en mi cabeza, no era trabajo fácil. Por eso soy sincera contigo, porque amo nuestra relación, porque te quiero Jimin.

Él asentía comprendiendo lo que digo, por eso es que me enamoré de él, porque sabe escuchar.

No decía nada, lo notaba pensativo y aguantado las lágrimas en sus ojos.

―¿Me amas?.

Jimin...

No, eso no por favor.

―Jimin...

―¿Me amas o no? ―su nariz estaba roja.

―Te quiero.

―Eso responde mi duda ―resopló y apretó mi mano con la suya ―Es Jungkook, ¿verdad?.

―Jimin...

―Kristina, con la verdad. Ahora siento un profundo dolor en mi corazón, por favor respóndeme o sino me terminaré consumiendo.

―Sí, es él ―mordí el interior de mi mejilla.

Poco a poco fue soltando mi mano y puso ambas manos agachado su cabeza.

Me siento una hija de puta, justo ahora.

Devastada, mal, triste, mala, injusta.

Oía sus casi inaudibles sollozos, vi como su espalda se contraía por la fuerza de sus lágrimas.

Me agaché frente a él en el piso y quite las manos de su cabeza, levanté su mentón dándome un aspecto fatal.

Su rostro muy rojo, lágrimas escurriendo por ambas mejillas y su labio inferior temblando.

Me sentí horrible.

No pude reternerme y también dejé salir todo, a diferencia que mis sollozos salían con mucha fuerza, mis manos tomaban cabellos y la otra mi estómago.

―Jimin, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. No mereces que te haya sufrir por mi culpa.

―Kris ―escuché su voz rota.

―Perdóname ―puse mis manos en la cara ―Soy horrible, tu me amas y yo te hago esto, dime lo mierda que soy, dime todo lo que quieras, lo merezco.

―¡Cállate! ―me gritó haciendo exaltar ―¡Cállate, no digas eso!.

¿Cómo es él? |Jeon Jungkook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora