- A mi no me puedes engañar Shinichi - mencionó la castaña de ojos violetas al pequeño.
- ¿De qué habla Kimi-neechan? - pregunto el pequeño de lentes nervioso por las sospechas de la chica. Kimi sonrió.
- no soy Ran, a mi no me engañaras ni me logra...
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Narrador omnisciente
La de pupilas violetas no daba crédito a lo que veía. Palpo la cara de Shinichi sintiéndolo tan real, este que hasta hace unos segundos tenía cerrado los ojos los abrió. Ambos observándose mutuamente, el de ojos azules se sentía distinto aún con la molesta gripe en su interior, pero sin duda, muy diferente a cuando era Conan.
- Shinichi - volvió a pronunciar en un susurro, pero fue justo cuando recordó que pronto volvería un doctor así que empujó a Shinichi para levantarse - debes cambiarte - ordenó al darse cuenta que el joven estaba desnudo, ella solo se volteo con las manos a la puerta para evitar que alguien entrará. Saber que él estaba ahí lleno de una esperanza el pecho de la jóven. Podrían volver a su vida normal si esto era permanente.
Kimi deseaba que lo fuera.
En cuanto estuvo listo ambos detectives del Este se dirigieron a algunos lugares de la casa para finalmente dirigirse a la escena del crimen escuchando la teoría de Heiji. Y sin querer ambos entraron de forma dramática azotando la puerta.
- Eso es mentira - todos los que se encontraban en la sala voltearon asombrados. Ran justo había llegado para preguntar sobre el paradero de Conan, se quedó muda ante la espalda de sus dos amigos así que entró en silencio para confirmar si era Shinichi quien realmente se encontraba ahí.
- ¿Y como pueden explicar este crimen, si acabas de llegar? Si creen que estoy equivocado, demuestrenlo - replicó Heiji con una sonrisa confiada.
- Para eso estoy yo - le contesto Kimi - es un truco imposible de llevar a la práctica a como lo explicaste - afirmo la de ojos violetas sintiendo como Shinichi posaba una mano en su cintura para mantener la postura. "Está sudando... " Pensó Kimi al ver la dificultad con la que trataba de mantenerse en pie.
- ¿Eh? ¿Qué dices? - pregunto el moreno.
- Kimi, siento interrumpirte, pero creo que su hipótesis es perfecta... Hemos producido la escena y ha funcionado. Ha fijado un extremo del hilo de pescar a la parte interior del llavero con la cinta adhesiva, y con el extremo libre ha enhebrado el hilo a la aguja que había usado para matar a la victima y ha cosido el forro del bolsillo con ella. Luego ha tirado del hilo... Y llevando los dos extremos en sus manos, ha salido del despacho, ha cerrado con la llave por fuera y ha tirado del hilo de la aguja hasta meter la llave dentro de mi bolsillo.
>> Luego ha dado un tiron mas energico, consiguiendo despegar el hilo de la cinta adhesiva, y lo ha recogido, llevandose la prueba y haciendo que esta habitacion pareciese totalmente sellada - finalizó el inspector Megure.
- ¿De verdad tiene la llave en su bolsillo? - pregunto Shinichi.
- si.
- He oído que la llave estaba en el bolsillo pequeño dentro del bolsillo del pantalón, ¿No? - pregunto nuevamente el de ojos azules.
- Pues claro , yo he cosido a ese bolsillo - exclamó Heiji para meter la mano en el bolsillo del inspector - si no lo crees, compruébalo tú mismo.
Justo cuando el detective del Oeste saco el bolsillo, la llave cayó sin contratiempos dejandolo conmocionado.
- ¿Eh? ¡No puede ser! ¡Pero si yo he cosido el hilo al bolsillo interior! ¿Porqué no ha entrado?
- porque el inspector estaba sentado - contesto Kimi con una mirada desafiante.
- ¿Y que importa?
- Pues que, en esa posicion el bolsillo esta doblado y la entrada del bolsillo interior esta obstruida, asi que el hilo de pescar se ha escapado de la cinta adhesiva que lo mantenia unido al llavero.
>> Y teniendo en cuenta que la victima era mas gruesa que el inspector, no pudo haberse hecho como tu dices - finalizó Kimi con una sonrisa traviesa.
- Pero hay una posibilidad entre diez de que entre, ¿No? - pregunto Heiji.
- Por mucho que lo intentes fallaras siempre - contesto Shinichi con una sonrisa - recuerda la posición de la llave cuando cayó desde el bolsillo de la víctima...
- ¿La posición de la llave?
- De haber entrado algo en el bolsillo, hubiese sido el llavero, nunca la llave.
- ¡Es... Prácticamente imposible que en un espacio tan pequeño quepan las dos cosas! - complemento Kimi - el que estuvieran ambas dentro...
- Significa que el asesino las coloco cuidadosamente en el bolsillo de la víctima. En cuanto a la cinta adhesiva... La ha colocado exactamente dentro del llavero para que creyésemos esa absurda historia - explicó Shinichi.
- ¿Y como explican el hilo de pescar en la sala japonesa?
- Es otra prueba falsa - contesto Kimi de forma traviesa - para acusar al anciano.
- Pero el abuelo ha ido a la sala japonesa solo porque la señora se lo ha dicho. ¿Cómo podría haber sabido el culpable que lo haría?
- eso es muy fácil - respondió Shinichi mostrando cuatro hilos de pesca - hemos encontrado el hilo de ese en cinco o seis sitios distintos.
- Es posible que haya más en otros rincones de la casa - continuo Kimi.
- Así, fuese a dónde fuese el anciano... Podríamos encontrar el hilo de pescar.
- ¡Pero si el mismo ha confesado el crimen!
- Ha sido para despistar a la policía... No sé que es lo que pretende - Shinichi miro al anciano que había bajado la mirada nervioso.
- ¿Y como ha podido el asesino escapar del despacho? ¡Hasta que hemos entrado nosotros, la habitación estaba cerrada a cal y canto! ¡No irán a decirnos que se ha suicidado!
- ... No, no es un suicidio. El culpable ha usado un truco para que pareciese que estaba cerrada.
- ¿Un truco?
- Supongo que no has olvidado el detalle de la música de opera y la pila de libros sobre la mesa - siguió Kimi viendo cómo Shinichi parecía haber perdido el aliento - El asesino eligió la ópera para cubrir los posibles gritos de la víctima... Y los libros podían esconder la cara afónica de la víctima a ojos de los posibles testigos.
- ¡Ja, ja, ja, vaya tontería! ¿Para que demonios querría esconder la cara? - Shinichi miro con enojo como el detective del Oeste parecía burlarse de la joven maga - ¿De quién tenía que esconderse? ¡Vamos, dilo! - exclamó.
- Pues verás Hattori...
- ... ¡De ti!
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