Narrador omnisciente
La chica de ojos violetas estaba sería, pero podía decirse que un poco estresada, tenía a Ran llorando en su brazo y poco a poco le daban ganas de llorar a ella también, el niño de la nada grito al recordar el transmisor que le puso a Masami pero se empezó a reír para disimular. Kimi lo observo un minuto, haciendo que Ran la soltara.
- adelantense - dijo simplemente, los Mouri le hicieron caso puesto que la chica aveces actuaba así - ¿Qué descubriste? - el niño no sabía si contarle de los inventos del profesor Agasa o no - ¿No me dirás? - dijo la chica con enfado, el niño iba a contestar pero la chica negó con su típica sonrisa de "No pasa nada" - vete pero no regreses tarde - le dijo para ir camino a la casa del profesor Agasa, no tenía ganas de estar con Kogoro y Ran, solo un rato.
Conan por su parte llegó a la estación sin saber que una libélula lo estaba siguiendo. Kimi veía todo a través de sus lentes, hace poco se había quitado los de contactó por lo que era fácil usarlos.
- le diste artefactos a Shinichi, ¿Cierto? - pregunto sin tener tacto en decir el nombre del chico, estaba estresada.
- oh, si le di -- se vio interrumpido cuando se dio cuenta del nombre que la chica había dicho, el suspiro sabiendo que no podía mentirle a la chica - ¿Lo sabías no? ¿Desde cuándo?
Ella simplemente señaló la mansión Kudo, con una sonrisa divertida.
- entiendo, ¿Quieres saber que sucedió? - ella negó.
- solo se que fue encogido por unos hombres de negro - dijo con una pequeña sonrisa viendo al profesor Agasa - me daré cuenta de lo que pasó o tal vez el me lo cuente, lo que suceda primero - seguido de aquello suspiro.
El profesor veía a su niña con pena, se sentía impotente, su pequeña niña sufría de amor pero también tenía en cuenta su amistad con Ran a la cuál le había contado de su llamada con Shinichi. Era algo típico de ellas, tenían un intercambio de información sobre el chico sin embargo la que tenía la oportunidad era Ran, ya que Kimi había prometido no meterse con el chico que amaba hasta hace poco cuando ambas se escucharon y quedaron en un acuerdo.
Ambas podían tomar las oportunidades con el chico y la otra no se metería, si el chico decidía con quién quedarse lo respetarían, no importa lo que pase seguirían siendo mejores amigas ante todo incluso de ese chico.
- deberías dejarte los lentes puestos - le dijo el profesor Agasa - hice estás para ti - mostró unas libélulas, un yoyo y tres canicas - el hilo del yoyo se puede alargar y es tan fuerte que puede romper el concreto, las canicas aún las estoy mejorando las azules son bombas de humo, las rosas contienen somnífero y las amarillas irradian luz por un minuto.
- son perfectos - dijo la chica con emoción - tengo que volver a casa - dijo y se despidió más tranquila del profesor Agasa.
Logró ver todo lo que necesitaba y se dio cuenta de algo importante, lo estaba analizando demasíado, algo faltaba, ¿Porqué lo habían matado? El nerviosismo de la chica y del hombre, aparte gracias a sus libélulas había encontrado a un hombre pero con un rápido análisis logró saber que era detective. Una señal se marcó en sus lentes, lo habían encontrado merodeando por el departamento, corrió rápido hacia el lugar pero encontró a Ran siguiéndolo a la par que ella, tomo el yoyo del profesor Agasa y lo lanzó al hombre, este se lo rodeo logrando inmovilizarlo pero lo jalo de forma en que esquivara el golpe de Ran.
- ¡Ran tranquila! ¿Que te he dicho de no romper bienes públicos? - dijo la chica exaltado. El niño por otro lado observaba el nuevo juguete de la chica de ojos violetas - y usted debería de haber entrado desde hace rato - dijo al hombre, Ran y Conan la vieron extrañados pero siguieron a la chica que llevaba arrastrando al hombre de lentes.
El hombre resultó ser un detective de ojos femeninos, la chica logro obtener información suficiente como para deducir que el cliente de aquel detective fue el que asesinó al hombre, pero había algo que le hacía pensar que había más de lo que creía, vio como Conan se iba pero simplemente hizo que una de sus libélulas lo siguiera. Vio la oficina del detective Kogoro y empezó a limpiar, cabe aclarar que ella admiraba al detective Kogoro.
La razón puede ser simple, cuando tenía 7 años ella lo conoció gracias a Ran pero ella era una niña un poco grosera por lo que le llamaba "el bigotón", lo cual es una gran falta de respeto. Los años pasaron y cuando tenía 9 años vio de primera mano un asaltó, en ese momento se encontraba junto a los Mouri, el detective Kogoro en ese momento se acercó al asaltante y hizo presente lo que sabía de Judo. La pequeña Kimi quedó fascinada por lo que lo empezó a llamar "Kogoro" y el hombre se sentía más que satisfecho al ver la impresión que dejó en la niña, para ese momento ambos ya se habían tomado cariño, ahora la joven chica ya podía darse cuenta de que el detective era más inteligente de lo que creían puesto que su instinto (el verdadero) lo guiaba por el buen camino.
La chica sonrió después de recordar aquel suceso de su infancia, levantó un par de periódicos y se encontro con uno que en primera plana hablaba de los ladrones de los 100 millones. La chica los observo y se dio cuenta de aquello inmediatamente. Al voltearse observo a los detectives practicando como decir "¡El es el culpable!".
- ¡Oigan, miren esto! - dijo y extendió el periódico - ¡Son ellos! - dijo acercando una foto del muerto y la otra del cliente del hombre de ojos femeninos. Un revuelo se armó en el interior de cada detective y de la joven Mouri. En ese momento llegó el niño diciendo que vio a aquel hombre al volver de la escuela.
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Genius // Detective Conan // Shinichi Kudo // Conan Edogawa // Hiatus
De Todo- A mi no me puedes engañar Shinichi - mencionó la castaña de ojos violetas al pequeño. - ¿De qué habla Kimi-neechan? - pregunto el pequeño de lentes nervioso por las sospechas de la chica. Kimi sonrió. - no soy Ran, a mi no me engañaras ni me logra...