El Significado De Las Flores (Amores Eternos #1)

10|Futuros ganadores de la yincana de Newport

Maratón 1/3

NINA HANNIGAN

—Pórtate bien con la tía Nina.

—Sí, mami.

—Siempre se porta bien, Kels.

—Últimamente es como un pequeño diablillo, ¿verdad? —Dijo Ben haciéndole cosquillas a Nora, quien carcajeó felizmente y acabó por abrazar a su padre por el cuello cuando paró y la cogió en brazos.

—Papi, soy muy buena. Solo me divierto —sonrió dejando a la vista sus dientecillos.

—Me gusta que te diviertas, pero no debes pintar tus brazos con permanente —le dio un toquecito a su pequeña nariz y ella soltó una risita infantil acurrucándose más en el pecho de su padre.

—Eso no me lo habías contado, eh —reproché.

—Tenéis toda la noche para hablar de eso y más —habló mi hermana, sonriendo, mientras cogía su bolso de mi mesita de café tras mirar la hora en su reloj.

Kelsie y Ben estaban a unos pocos meses de su esperada boda y entre los preparativos, tanto el trabajo que tenía Ben en su clínica dentista como el trabajo en nuestra floristería, no habían tenido mucho tiempo a solas, ellos dos. Así que hice una reserva en su restaurante favorito, al que fueron en su primera cita años atrás, y les prometí que me quedaría con Nora, ya que habíamos acordado un día de chicas.

—¡Sí, noche de chicas! —Chilló mi sobrina mientras chocaba los cinco conmigo.

—Será la mejor noche de tía y sobrina, asegurado.

—Papá y mamá ya tienen que irse para no llegar tarde, —mi cuñado dejó a mi sobrina en el suelo y se quedó agachado a su altura— pero mañana vendremos a por ti, pásatelo genial, ¿vale? —Nora asintió y besó la mejilla de su padre antes de corretear hasta Kelsie y obligarla a agacharse para abrazarla. Mi hermana llenó sus regordetas mejillas de besos.

—No te duermas muy tarde, cariño.

—Me portaré bien y no me dormiré tarde, prometido mami. Pero vosotros tenéis que pasarlo súper genial —Ben y Kelsie sonrieron cuando mi sobrina levantó su meñique derecho e izquierdo para afirmar la promesa. Los dos juntaron sus meñiques, con cada uno de los de Nora y ella sonrió satisfecha.

—Lo pasaremos súper genial, Nora.

—Vale, papi.

Mi hermana y cuñado se irguieron. Nora correteó hasta llegar a mí, haciendo que las dos coletitas que sujetaban su pelo se movieran de un lado a otro, y me abrazó las piernas mientras veía como sus padres se despedían de nosotras y abandonaban mi piso agarrados de la mano.

—¿Qué quieres que hagamos ahora, Nora? —Acaricié su cabecita.

—¿Podemos ir a buscar a Patitas? —levantó un poco su cabeza y fijó sus verdosos ojos en los míos—. Prometiste que jugaría con ella.

—Vamos a buscarla, seguro que está tumbada en mi cama echando una cabezadita.

—Y jugaremos con ella, ¿verdad, tía Ni?

—Te lo prometí, —nos encaminamos juntas hacia mi habitación— y siempre cumplo todo lo que te prometo, así que jugaremos un rato con Patitas.

—¡Bien!

—Le compré un nuevo juguete el otro día que aún no ha estrenado, así que puedes comprobar si le gusta, si quieres.

—¡Quiero, quiero! —Reí.