32|Sin miedo

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NINA HANNIGAN

Mis ojos se abrieron lentamente cuando sentí algo húmedo rozando mi mejilla y sentí algo pesado sobre mi hombro. Sintiendo mis parpados aún pesados por el sueño giré mi cabeza y traté de visualizar con claridad lo que oprimía mi hombro, pero cuando sonaron un maullido y un ladrido a la vez, mis ojos se abrieron por completo de golpe. Tanto Wexlie como Patitas estaban encima de mí, el perro de Creed con su cabeza apoyada en mi hombro y con mi gata sentada en el pequeño hueco que le dejaba Wexlie.

La noche anterior Creed había pasado por casa antes de volver a la suya tras su paseo con Wexlie, pero finalmente una cosa llevó a la otra y acabó quedándose a dormir. Al parecer que Patitas hubiera aceptado tener un perro cerca y que se pusiera a jugar con él fue un pequeño incentivador para ello.

—¿Por qué estos dos acaparan a mi novia? —La voz ronca y somnolienta de Creed sonó detrás de mí.

Un especie de burbujeo emergió de mi estómago al oírlo decir <<mi novia>>. Había pasado una semana tras nuestra reconciliación, y aún no asimilaba que fuera real.

—Debes compartir con nuestras mascotas.

—He estado demasiado tiempo separado de ti, así que por ahora no deseo compartir.

Patitas maulló y Wexlie levantó la cabeza de mi hombro y la imitó al ladrar, como si el comentario de Creed no les gustase.

—No os quejéis, siempre recibís toda su atención, dejad un poco para mí, ¿no? Solo soy un pobre hombre que ruega por el amor de su novia.

Carcajeé ante su tonto comentario y giré sobre mí misma para enfrentarlo. Seguidamente Wexlie y Patitas bajaron de la cama y salieron correteando por el pasillo.

—No tienes que rogar por mi amor, porque ya es todo tuyo, Creed.

—Y tú tienes el mío. Te has adueñado de él y no puedo decir que no me guste la idea.

Una sonrisilla enamorada apareció en mis labios y no pude evitar morderme el labio inferior tratando de ocultarla, pero Creed, con su dedo pulgar, hizo que soltara mi labio y dejara a la vista mi sonrisa.

—No escondas esa jodida maravilla de sonrisa nunca, Nina. Puede que me mates con ella, pero no puedo dejar de mirarla cuando aparece.

Y una sonrisa amplia apareció en sus labios, haciéndome sentir mil mariposas revoloteando en mi estómago.

—Me encanta esto —confesé, pasando mi mano por su pecho desnudo, trazando círculos con mis dedos—. A nosotros juntos, despertar contigo...

—A mí me gusta más estar enamorado de ti.

—Y a mi oírte decir eso libremente, sin que lo escondas.

—Eso es gracias a ti. Me has hecho darme cuenta de que no debo tener miedo a nada de esto, porque algo que te hace feliz es algo por lo que vale la pena arriesgarse.

—Fuiste realmente valiente al enfrentar tu miedo.

—Si no lo hacía significaba que iba a perderte, y no quería que eso pudiera ocurrir. Llevo muchos años estando solo, y desde que te conocí, supe que no quería estarlo por más tiempo y que si debía estar con alguien, tenía que ser contigo.

Mis ojos se humedecieron por sus palabras y parpadeé rápidamente, tratando de no llorar.

—Me gusta que te pongas sentimental de vez en cuando, así no soy la única cursi de la relación, pero me vas a hacer llorar.

—No pretendo que estes triste yo...

—No es de tristeza, —lo interrumpí— es de emoción. Cuando dejamos de hablarnos pensé que se había acabado para siempre. Seguía teniendo una pequeña esperanza de que pudiéramos arreglarlo, pero creía que no cambiarías de opinión sobre tener una relación y me dolía perderte aunque parecía lo mejor. Y ahora... es como si estuviera soñando, pero es real.

—Puedo prometerte que va a ser lo más real que vas a vivir, el miedo no va a volver a frenarme y si algo me preocupa lo solucionaremos.

—Juntos —asintió.

Su mano rodeó la mía sobre su pecho y se la acercó a los labios para dejar un casto beso antes de volverla a dejar descansando sobre su pecho. Cerré mis ojos por unos segundos, sintiendo los tranquilos latidos de su corazón y disfrutando de su cercanía.

—¿Nina?

—¿Mmmh?

—¿Podrías... darme un beso?

Mis ojos se abrieron de golpe y una sonrisa gigante se formó en mis labios.

—¿Qué has dicho?

—Vamos, no me hagas repetirlo, sabes lo que he dicho.

—No creo haberlo oído bien.

Apretó un poco los labios entre sí antes de suspirar y preguntar de nuevo:

—¿Me das un beso?

—Todos los que quieras, cariño —dije tras soltar una pequeña risita.

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Solo dos capítulos para el final...

Solo dos capítulos para el final

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El Significado De Las Flores (Amores Eternos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora