En marcha

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No había ningún rastro de Dazai en el piso donde podía pasear libremente... Tampoco parecía haber cámaras de seguridad ni nada que lo delatara, al parecer era improvisado ese lugar. Pero ¿quién sabe? Dazai era muy astuto y no dejaba nada a la ligera.

Durante el pasar de los días el personal era menos, pasado 3 días el personal se reducía a tres enfermeras que lo cuidaban las 24 horas y un ocasional doctor. Le parecía extraño.

En el cambio de turno, caminó a la planta baja de manera sigilosa, solo había un guardia en la puerta y parecía no tener habilidades. Eso era aún más sospechoso. Subió nuevamente antes de que lo descubrieran y esperó el siguiente cambio de turno.

En cuanto no hubo personas en aquel piso, subió al tercero y último antes de la zotea. No había nada, era un piso completamente vacio.

Apesar de lo fácil que se veía que era escapar, le parecía algo ridículamente sencillo, tenía que haber algún tipo de trampa.

Por su parte Dazai reía en las oficinas de la mafia, aquella sencillez del edificio estaba planeada. Era obvio que Chuuya trataría de meterse en su mente, buscando por todas partes algún tipo de trampa. Eso lo retrasaría y lo haría cometer aún más errores si intentaba escapar, además de estar en una isla frente al puerto, sería fácil verlo. No había que meterle mucho empeño a una estancia tan corta, en cuanto  el pelirojo estuviera bien se lo llevaría de nuevo a la mafia.

En caso de un nuevo intento de escape, esta vez atentaría contra lo que más quería Chuuya...

Chuuya le pertenecía y pasara lo que pasará, querría que el pelirojo fuera su as bajo la manga. Incluso cuando él tomara el control de la Port mafia.

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Eran las 6:00 de la tarde, el cielo se ponía rojo, la puesta de sol estaba en proceso. Habían pasado algunos días, Chuuya había recuperado sus fuerzas y estaba decidido a apostar todo, para salir y huir.

Verlaine y Rimbaud le habían dado órdenes específicas del día en que huirian, ese dia era mañana para ello tenía que llegar a los edificios de la mafia.

En cuanto el turno de la noche cambio, Chuuya hizo una gran explosión con su habilidad. El personal se empezó a alarmar.

Dazai sonrió

Chuuya salió disparado entre los escombros que salían volando por los aires.

—¡Señor! ¡Nakahara está escapando! —alertó un oficial por la radio al castaño.

Dazai en la cima de un edificio sonreia le intrigaba saber hasta dónde llegaría Chuuya en su intento de escape. Después de todo el había planeado la ruta y el último lugar a dónde tenía que llegar Chuuya, es con él. Un versus... Su último enfrentamiento.

Si su plan de Chuuya era matarlo, se irían juntos. Dazai no dejaría que Chuuya viviera su vida sin él.

A lo lejos escuchó un agudo y fuerte grito, listo para la acción y a darlo todo por el todo.

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Dazai había conocido a Chuuya hace ya un par de años, seis para ser exactos y en los primeros años Chuuya fue su sustento emocional. Su madre y él fueron vendidos a la Port Mafia por su padre quien huyó con grandes tesoros y habilidades, involucrando a su madre en su huida y así fue como Dazai vió a su madre siendo asesinada como una traidora. Su inocencia murió junto con ella.

Dazai había quedado completamente a la deriva, en aquel lugar que le había arrebatado su vida, su familia y sobre todo su humanidad... y sin embargo al conocer a Chuuya encontró El hilo de la araña al cual podría aferrarse... Al menos eso sentía.

De manera inconciente había dejado su humanidad en Chuuya, convirtiéndose en el demonio que es ahora. Pero con el pelirojo las cosas eran diferentes, en él podía depositar su confianza, su humanidad, su cariño y lo que podia de amor. Por eso Chuuya era la piedra angular de la cordura de Dazai.

El castaño creía que había encontrado aquello que no lo haría perderse del todo, se había obsesionado tanto con aquella belleza, inocencia y pureza del pelirrojo. Le parecía sublime que Chuuya todavía fuera tan noble, apesar de su vida. Y hasta cierto punto muy en el fondo surgía una envidia al ver tanta pureza. Envidia de haber pedido la inocencia... De no ser capaz de ser tan humano como Chuuya.

Y así como el amor se convirtió en resentimiento... La envidia se convirtió en asco.

Había sido tanta su obsesión hacia Chuuya, que había asesinado por celos, por dudaste, por envidia... torturaba a quienes pretendían a este y después los desaparecía. Se convirtió en ejecutivo para tener las libertades de controlar y saber cada paso del pelirrojo y convertirse en la persona más valiosa que Chuuya pudiese tener.

Lograría penetrar la mente del pelirrojo hasta hacerlo enloquecer por él, sin importar lo que hiciera, haría que el pelirojo no pudiera escapar incluso si las cosas cambiaban, Chuuya le seguiría perteneciendo. Incluso si eso significaba la miseria para ambos. Nadie podría ganarle, Chuuya era suyo para bien o para mal.

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—No puedes abandonarme Chuuya... —soltó Dazai entre el humo del cigarro viendo las explosiones al otro lado del agua.

Mientras tanto, Chuuya corría con todas sus fuerzas para no ser neutralizado, al parecer no pretendían matarlo simplemente dejarlo inmóvil, aunque para él aquello sería peor que morir... Sería encontrase con Dazai.

...

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Continuará...

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