Dedicado a alguien especial...
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Ambos se encontraban de extremo a extremo en lo más alto del edificio, Chuuya había superado todas y cada una de las trampas del camino, tenía algunas lesiones, las suficientes para "nivelar el terreno"
—¡Entonces promete que te quedarás! —gritó Dazai decidido a no perder.
—¡Vamos Caballa de mierda! ¡¿Porque hacer todo esto?! Todo terminó —exclamó Chuuya, aquello ya no tenía lógica.
— Porque me perteneces, desde aquel momento que salimos de la mierda de lugar donde te tenían —Dazai sacó un escalpelo de aquellos que Morí guardaba con tanto cuidado.
—No es cierto... —dijo Chuuya
—¡ah! ¿No lo pensaste?, ¿No crees que es lo minimo que puedes hacer por salvarte? —lanzando el objeto directo al rostro del pelirrojo, el cual sintió ráfaga al pasar a su lado.
—¡Cállate!, Si me sacaste de ahí fue porque fue tu obligación no una decisión —Chuuya apretaba los ojos y puños con irá, escondía sus sentimientos que fluían entre los mechones de su cabello.
—Eres mi perro Chuuya...—dijo en un casi susurro —¿olvidaste la apuesta? —Sacando el segundo escalpelo jugando con él.
—¡No soy tu puto perro!... ¡Y tú no eres mi puto amo de mierda! —los dientes le rechinaba, apretaba tan duro sus puños que las venas se le asomaban y el piso comenzó a cuartearse.
Como podía decir tales palabras... no era un perro sacado de un albergue y que Dazai lo considerara de esa forma, era realmente humillante como doloso. Habia pasado tanto tiempo desde que el castaño le había dicho "Perro" casi olvidando aquella apuesta.
—Chuuya...—Dazai bajó el segundo escalpelo —solo tienes que seguir en la mafia, conmigo...es todo. —Se acercó al pelirrojo un par de metros —No te estoy pidiendo que volvamos, tampoco seremos los amigos cercanos de antes... Solo tienes que estar a mi lado. —levantó las manos en son de paz con una cara tímida como entristecida. —Te necesito...
El silencio se hizo, no había como volver. Olvidar todo lo que había pasado y actuar como si nada sería estúpido de su parte, Dazai no cambiaría... Nada lo haría, seguiría de luto esperando alguien que había muerto hace mucho tiempo y que el lugar mismo le recordaba que ya no existía. Sería miserable.
—¿Que dices? —acercandose lentamente aún con las manos en alto.
Chuuya no lo volteaba a ver, no podía, le aterraba... Su cuerpo estaba paralizado del miedo que Dazai le provocaba cuando hablaba de esa manera tan suave, sabía que si lo veía se condenaría a las palabras de este
Su corazón trataría de manera desesperada buscar en sus ojos a quien ya no estaba más ahí. Solo sería un espegismo. Y su mente, aquella parte razonable al mismo tiempo lo quería hacer razonar, que viera que ya no quería esa vida, que ya no quería a Dazai, le decía a gritos que todo ello ya no existía y lo único que había para él era seguir.
Chuuya dió un resoplido, lo que estaba apunto de decir cambiaría las cosas y debía estar preparado, sintió su pecho contraerse y soltar un breve —...no—
—¿Que? —dijo Dazai de inmediato
—Dije que no y te puedes ir a la mierda. No iré a ningún lado contigo…—exclamó decidido.
Dazai de inmediato borró todo rastro de sentido en su cara, sus ojos parecían haberse apagado en ese momento.
—¡Oh! ¡Claro que si, Chuuya! —rio de manera enferma alzando el escalpelo por encima de su cabeza directo al hombro de Chuuya.
De pronto algo interceptó la trayectoria del objeto, lastimando a Dazai de su mano izquierda; ambos giraron en dirección a aquello que los atacaba desde lo lejos.
Rimbaud había disparado.
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Continuará...
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Me iré
Short Storyme iré... Te juro que me iré... Y espero que con eso, te des cuenta de lo mucho que te amaba...