No te irás sin culpa

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Dedicado a alguien especial...


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—Chuuya, quédate... Por...por favor no... no me hagas esto —el mentón le temblaba, la pistola estaba fuera de su alcance.

Estaba tan herido y su cuerpo estaba apunto de colapsar. Tenía cortadas y razpones como heridas por todo el cuerpo, las pocas vendas manchadas de sangre se desprendían lentamente de sus brazos y las vendas que cubrían su ojo terminaron por caer completamente lo que permitía verle llorar con ambos ojos.

¿De verdad estaba el gran Dazai Osamu, el ejecutivo más joven de la mafia... Llorando?

Chuuya también estaba tan herido como destruido por dentro, su cuerpo en cualquier momento fallaría el haber convocado el harabaki había sido demasiado fuerte para su frágil cuerpo de ese momento.

—Lo siento Dazai... Ya no puedo estar aquí —dijo con las lágrimas delineando sus ojos pero aguantando las respiración con un semblante determinado —ya no puedo estar contigo...

—¡Lo prometiste Chuuya! Prometiste estar conmigo para siempre, que no me abandonarías... —se acercó bruscamente al pelirrojo

—Lo prometí porque creí que ya me importabas una mierda...—interrumpió con un grito fuerte —pero no puedo, no puedo ser indiferente a ti y a lo que hagas mientras esté aquí, incluso ahora me engañaste y te creí ciegamente

—¡¡Eres mi compañero Chuuya!! —gritó con mayor desesperación tratando de tomarlo de los brazos, pero sus brazos estaban tan heridos que dolía.

—¡Y para mí eras la persona que más amaba!...

—¿Era? —todo su temblor se detuvo —
¿Acaso ya no me amas? ¿Hay alguien más?—sus ojos se apagaron, ahora eran celosos como furiosos — ¿acaso ya no te gusto? —Chuuya abrió los ojos con sorpresa al escuchar las preguntas del castaño.

Dazai parecía estar fuera de si. No era el momento para hacer ese tipo de preguntas y ni siquiera valía la pena hablar de eso a esas alturas.

—¿Importa ahora? —respondió  Chuuya un tanto molesto, ¿qué no le importaba lo que lo hacía sentír?

Dazai bajo su rostro por unos instantes, analizando lo que oía.

—Bien. Solo deshazte de toda esta estupidez. Chuuya—extendió su mano de manera  demandante —solo tienes que estar aquí cerca de mi y es todo...
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—Empecemos de nuevo, será una "tregua". Todo estará bien entre nosotros —su voz se volvía más desesperada al igual que sus movimientos se hacían más torpes como temblorosos.

Golpeó su mano a manera de rechazo —ya no hay nada que se pueda hacer... No puedo regresar contigo y pretender que todo estará bien entre nosotros —sentia el nudo en su garganta que se formaba a cada palabra.

A pesar de querer terminar la asfixiante situación no estaba preparado para despedirse —Es por el bien de ambos

No dijo nada por segundos, ocultándose en sus mechones—No te entiendo Chuuya... Dijiste que me amabas más que nada... ¿enserio tengo que creerte? Y que toda está mierda de alejarte de mi, ¿lo estás haciendo por el bien de ambos?—dió un paso adelante de manera imponente hacia el confundido Chuuya.

Para este punto Rimbaud se había dirigido a la cabina y presionó un botón.

—Si, esto terminó mal... Tu no quieres empezar de nuevo y mucho menos conmigo; solo pretendes quedarte en esta oscuridad de mierda para siempre sin que haya ningún tipo de cambio —respondió serio con voz grave y rasposa, tomando su brazo adolorido —yo ya no quiero esto, ni sentirme como la mierda con todo lo que hagas sin mi... Ya no pertenezco aquí

Me iré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora