IV: La proxima vez lo vemos desde casa

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Otro avión más, estoy hasta el coño de volar, no se que haría si fuera un pájaro. Pero en este caso intento mostrarme motivada por Damiano. Parece un niño pequeño, nunca lo había visto tan feliz. Y no sabía si interpretar que era por el fútbol o por mi. Estaba sonriente, cariñoso, y eso me encantaba. Ahora, no voy a ver más partidos de futbol en un año como minimo.

No odio el futbol. Al menos estoy acostumbrada. Cuando estabamos los cinco en el piso tenía que tragarme partidos enteros, e incluso ver como Thomas jugaba en la play a un juego de futbol. Al final, Victoria y yo terminabamos por irnos a una de nuestras habitaciones a nuestro rollo, y dejabamos a Damiano y a Thomas gritando por un partido, y al pobre Ethan aguantandolos, el cual, terminaba siempre por largarse a su habitación también.

-No sabes lo mucho que te amo.- Damiano dejó un beso sobre mi mejilla desde el asiento de mi lado en el avión. Aún quedaba un rato por llegar, y aunque yo quisiera, (mentira, DESEABA) dormir, era imposible hacerlo por Dam. Él estaba motivado y alegre, cosa que a mi no me pasaba. Intenté dormir un par de veces durante el vuelo pero fue en vano ya que Damiano a mi lado quería hablar todo el rato, y yo por respeto le escuchaba y atendía a sus explicaciones.

Cuando llegamos al hotel, yo muerta del sueño, nos instalamos en la habitación. Habíamos reservado un dormitorio compartido ya que era inutil dormir en habitaciones separadas después de habernos visto hasta el alma. A parte de que nos saldría el doble de caro. No hay problema por el dinero, pero todo hay que decir que la invitación era mia, o sea que yo lo pagaba todo, y la verdad no me hacía mucha ilusión gastar mi sueldo en un dormitorio extra.

El partido empezaba a las ocho así que todavía teníamos por delante una comida, y una tarde que podía ser bien aprovechada. Nos encontrabamos en Albufeira, un pueblo costeño de Portugal. Era un partido amistoso, nada imporante pero Dam tenía la ilusión así que ahí estabamos.

-¿Qué te apetece comer?- Como yo me encargué del viaje y el partido, Damiano se iba a encargar de las cosas que ibamos a hacer aquí. Ya habíamos salido a comer sin siquiera saber donde, dimos un pequeño paseo mientras él decidía (con mi ayuda) donde comer.

-No tengo un antojo especifico, podemos ir a un restaurante cualquiera en el que hayan platos variados.- Damiano seguía mirando en su móvil.

-Este está bien puntuado y nos queda cerca de aquí.

-Pues ese mismo.- No me negué, ni siquiera quise ver el restaurante desde internet, realmente me servía cualquier cosa pues no tenía ni hambre.

...

El restaurante estaba bien, no era muy distinto ni especial pero se podía estar. Mientras que Damiano se pidió un buen menú con pescado y marisco entre otras cosas, yo a penas me pedí carne con patatas. No tenía apetito ni ganas de comer algo muy complejo de digerir.

-¿Estás bien?- me preguntó al salir del restaurante.- Has comido muy poco y a penas has pedido un plato.

-Sí, estoy bien, solo que no tengo hambre. Los nervios del vuelo me han quitado el apetito.- Mentí, no era verdad pero tenía que ponerle palabras a lo que me pasaba, sino Dam pensaría que vuelvo a los problemas alimenticios y que yo pensara no era así... ¿No, verdad?

-Te noto cansada Alda. Si quieres podemos descansar en el hotel un rato y luego ya iremos a visitar cosas.- me miró con preocupación, era la primera emoción negativa que mostraba en su rostro desde que empezó el día. Me dió su mano y yo la agarré, dejando que me guiara hasta nuestro hotel.

Al entrar a nuestra espaciosa habitación, lo primero que hice fue tirarme a la cama, estaba agotada. Sin darme cuenta me estaba entrando el sueño, y sin ser consciente, derepente quedé dormida.

Maneskin 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora