XX: Gio's birthday

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DAMIANO

Hoy Alda nos había invitado a Giorgia y a mi a su casa. Como en el cumpleaños de Giorgia no estuvimos, Alda decidió hacer una pequeña celebración los tres. Después pensó que lo celebraran ellas y Federica, pero descartó esa idea más tarde. Así era Alda: intensa, detallista y muy bipolar... y así es como me había enamorado.

-Hace mucho que no vengo a esta casa.- Dijo Giorgia a mi lado nada más pisar el rellano del piso, donde están los timbres y los buzones.

-Sí.- Respondí seco. No por nada, solo que ambos sabíamos cuando fue la última vez que vino a esta casa, y no fue muy bien que digamos. Básicamente fue cuando lo hicimos y Alda nos pilló, cuando volví con Giorgia, pero ella aún no lo sabia. Joder, dicho así que asco daba mi yo de esa época...

-Las cosas no estaban muy bien en aquel entonces. ¿Alda y tú ya estáis bien?- Llamé al timbre, pues cuando le presté el piso a Alda le di la llave. Sin responder al telefonillo abrió la puerta y fue entonces cuando respondí a mi novia.

-Ya lo solucionamos todo, sí.

-¿Y no sientes nada por ella? ¿O ella por ti?- Dios, aquello parecía un interrogatorio... entiendo que Gio quiera saber todo eso, estamos juntos y lo que pasó con Alda también la implica a ella, pero, ¿era necesario responder tantas preguntas?

-Yo no siento nada por ella...- Dejé unos segundos de silencio.- Y ella tampoco.

-¿Estás seguro?- Me miró por el reflejo del espejo del ascensor. Iba a convencerla contándole que está de algo con Victoria, pero tal vez cogería mala impresión de Alda. En plan: me lio con uno y luego voy con la otra. Somos un grupo, se supone que no hay amores entre nosotros. Pero Alda rompió esa regla desde el primer día que se unió a la banda.

-Al cien por cien.- Le dije en cambio. Las puertas del ascensor se abrieron y nada más salir de él me acerqué a la puerta del piso. Alda la abrió al segundo de dar un par de golpes con el puño en la madera.

-Hola.- Me dedicó una dulce sonrisa. Su melena oscura caía sobre sus hombros y llevaba puesto un lindo vestido blanco. Hacía contraste con su cabello y eso le favorecía mucho.

-Alda, te he echado de menos.- Giorgia se me adelantó y se dieron un abrazo.

-Yo también.- Le respondió ella al alejarse.- Entrad.

Tenía la casa bastante ordenada, más que en noche buena, eso seguro.

Giorgia y Alda se sentaron en el sofá, mientras que yo lo hice en el sillón.

-¿Queréis café o algo?- La noté nerviosa.

-¿Tienes té?- Giorgia la miró amable.

-Sí claro.- Cuando se levantó del sofá se giró hacia mi.- ¿Tú Damiano que quieres?

-Café solo, gracias.- Puso los ojos en blanco, siempre decía que era un soso por tomar café solo, porque era amargo y con poco sabor. En fin... Alda es Alda.

Cuando se fue, le dediqué una mirada a Giorgia, quien me dedicó una corta sonrisa.

-Voy a ayudarla.- Me levanté del sillón y caminé hacia la cocina. Ahí, me encontré a Alda sirviendo café en una taza.

-¡Que susto Damiano!- Exclamó girandose rápidamente hacia mi.- ¿Queréis algo de comer? Hice galletas.

-A veces eres muy linda, Alda. ¿Donde están?

-En el horno. ¿Las puedes llevar? Yo ya llevo las bebidas.

-Claro.- Saqué del horno la bandeja que estaba llena de galletas. Adoraba esa parte de Alda, dulce e infantil, esa parte de ella que era como la de una niña de ocho años. Era muy linda, aunque si tengo que ser sincero, mi parte favorita de Alda era la caliente, la cachonda para decirlo más claro. Esta chica es jodidamente sexy, por no hablar de lo atractiva que es...

Sacando esos pensamientos de mi cabeza, cojo un plato del armario y pongo todas las galletas ahí. No quedaba muy bien estéticamente llevar la comida en la bandeja del horno.

-Damiano, creo que si me voy a quedar aquí por mucho tiempo...- La miré atenta tras su silencio.- Debería comenzar a pagar yo el alquiler. Me sabe fatal que pagues por mi casa.

Me apoyé en mármol.

-Alda, sabes que no supone ningún problema para mi.

-Damiano, tampoco eres billonario, además de que no quiero vivir como una mantenida, yo puedo pagarme las cosas.

-Y no lo dudo. Pero sigue siendo mi piso, yo lo voy a pagar.

-No voy a dejar que lo pagues.- <<Que cabezota>> pensé.

-Mitad y mitad. Yo pago una mitad porque el piso es mío, y tú pagas la otra por vivir en él. ¿Trato echo?- Asintió con una sonrisa.

-Trato hecho.

Llevamos la merienda al salón, donde Giorgia nos esperaba algo seria. En cuanto nos vió su rostro se volvió algo más animado.

-¿Has echo galletas Alda?- Le preguntó al yo dejar el plato sobre la mesita.

-Las hice esta tarde, sí.

Estuvimos charlando un rato sobre temas al azar. Alda y Giorgia comenzaron a hablar sobre cosas que yo no acababa de entender muy bien, supongo que sobre temas de cuando vivieron juntas. Soy imbecil, cada día lo tengo más claro. A diario intento ser mejor persona y espero que dé sus frutos, Alda, es un claro ejemplo, y Giorgia también. Les había echo mucho daño a ambas, y estaba muy dispuesto a cambiar eso de mi.

-Bueno Girogia.- Alda alternó la mirada entre los dos.- Damiano y yo tenemos un pequeño detalle para ti.

-Bueno, aclaro que es regalo de Alda, yo hice una pequeña colaboración.

Alda se levantó a buscarlo y volvió con una bolsa de papel entre las manos. Claro que sabía que era... Alda estaba empeñada en hacerle un regalo a Giogia y estaba agobiadisima porque no sabía que regalarle. Así que yo tuve que poner de mi parte y ayudarla a elegir.

Giorgia abrió la bolsa y sacó de dentro el regalo. Era una Smartbox, una de esas cosas en las que puedes elegir entre hoteles, restaurantes, spas y esas cosas, y puedes ir a uno gratis. (Gratis no, pero lo paga el que regala).

-Gracias Alda.- Giorgia se acercó a la morena para darle un abrazo.

-Es para que os vayáis Dam y tú un fin de semana.- Me guiñó un ojo. <<Fullera>> me había dicho que era el de una sol persona. Yo lo prefería así, pero joder, se debía de haber gastado un pastón.

-¿Pero no quieres venir tú?- Le preguntó con preocupación.

-No...- Dijo restándole importancia.- Id vosotros, para eso es, un finde romántico. Elegid lo que queráis y si necesitáis ayuda con la reserva me decís.

Alda era un Sol, detallista y buena persona. Definitivamente no merecía a Alda. Y estaba empezando a plantearme que a Giorgia tampoco.

Maneskin 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora