9. Agradeceme.

3.8K 291 34
                                    

Adeline Harlow.

El hombre frente a mí, tiene el ego más grande que el cerebro, el muy tonto piensa que me conquistará, como si no supiera que me dañaron en el pasado y que eso del amor lo dejé para luego de que saliera de mis deudas.

— Eso jamás pasará, acostumbrese a ser rechazado. —

— Jamás podría hacer tal barbaridad. —Dice y la camarera llega con dos platos de carne, y hace que mi estómago vuelva a rugir. — ¿No que no tenías hambre, mi amor? —Pregunta mirándome con esos ojos negros los cuales me dicen en pocas palabras "te gané" y ni siquiera estamos compitiendo.

La mesera coloca un plato frente a él junto a cubiertos y luego hace lo mismo conmigo, pero de mala gana, haciendo que los cubiertos caigan al suelo y ella sin inmutarse se va.

— ¿Puedo pedirte algo?— Pregunta él, la mesera se voltea con una gran sonrisa y se dirige como si no hubiera hecho nada de mala gana.

— Si, dígame. —

—Recoge los cubiertos de mi mujer y tráele unos nuevos, y hablaré con tu jefe de una vez  porque además de que tratas mal a mi mujer, coqueteas conmigo y eso es algo que odio y más cuando tengo a la mujer de mi vida conmigo. — Dicho ésto, él se levanta y va directo a la puerta que dice gerente, la mesera queda en shock y me mira mal, y sigue al jefe.

Yo como buena persona que tiene hambre, tomo los cubiertos del otro plato y empiezo a comer mientras saboreo algo que en mi vida pensé que jamás comería de nuevo, recuerdo que cuando cumplí 18 mi novio me llevó a comer a un restaurante súper fino, y comí una carne parecida a esta, luego me enteré que ese dinero lo había sacado de mi cuenta de ahorros y todo se empezó a ir al caño, porque sacaba de mi dinero para irse a apostar.

Dejo de lado mis pensamientos cuando siento un pulgar sobre mi mejilla limpiando una de mis lágrimas silenciosas, al alzar la mirada lo veo sentarse en su lugar.

— ¿Que sucede? — Pregunta.

— Nada importante. —

— ¿Nada importante? Estás llorando, debe doler demasiado como para que manches tus bonitos ojos con lágrimas que nadie merece. — Dice y ve mi plato y sonríe. —¿Quieres más? — Pregunta y niego.

— Estoy bien. — Digo y él asiente.

—La camarera ha sido despedida, no te preocupes. —

— ¿Por qué ha de preocuparme? A mí no me molestó su actitud. — Digo y él asiente.

— Bien, si tienes razón. —

—Siempre la tengo. — Digo y vuelvo a comer, él me observa en silencio y recuerdo que tengo sus cubiertos, así que me levanto y voy a pedir más cubiertos, cuando llego a la mesa él está hablando por teléfono.

—No me interesa cuánto dinero se vaya, quiero que lo salves, así de sencillo. —Es lo que le escucho decir cuando me siento.

—¿Está todo bien? —

— Si, Rocco me ha dicho que Salem acaba de salir de cirugía, está bien, sobrevivió. — Al oír esto, más lágrimas brotan de mis ojos, segundos después, siento sus enormes brazos rodearme, escondo mi cara en su clavícula y siento su mano acariciando mi cabello, cuando dejo de llorar, él me levanta la mirada, con su pañuelo, me seca las lágrimas.

Con amor, el diablo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora