Adeline Harlow
Luego de que Kael y yo tuvimos sexo, salimos de la habitación y bajamos a almorzar. Estuvimos toda la tarde en el jardín, jugando juegos de mesa y cada que yo perdía, debía besarlo y viceversa, pero esos besos de él terminaban en todo menos besos cariñosos.
Se hizo de noche y Kael tenía una reunión al día siguiente con demás criminales, así que tuvimos que dejar la hermosa isla.
- ¿Cuándo volveremos? - pregunto ansiosa de volver.
- Deja que termine unos negocios y volveremos con Salem, ¿Si? - pregunta, yo asiento y le robo un beso antes de subirme al helicóptero, él gustoso lo recibe.
El viaje es tranquilo, entre chance y chance, le robo más besos y él solo sonríe mientras los recibe. Nos dejan en la misma azotea y cuando bajamos ya hay varias camionetas esperando por nosotros, ¿Soy sincera? Esto de salir con un criminal, sí me está gustando. Nos abren la puerta y él me deja entrar primero, nos conducen hasta la mansión de él y el trayecto dura más o menos una hora, el tráfico a esta hora es mucho más pesado.
Al llegar a la mansión, el personal de limpieza y cocina, nos reciben.
- Señor Benedetti, señorita Adeline, ¿Desean cenar? - pregunta la gerente del área de la cocina.
- Sí, cenaremos en el jardín. - responde Kael llevándome de la mano hacia el jardín, en el trayecto, Salem se acerca y Kael lo carga sin soltarme de la mano.
Voy a rodar una silla para sentarme cuando Kael me toma de la mano y me acerca a él.
- Siéntate conmigo, amore.
- Pues por algo estoy sacando la otra silla.
- No, amore, encima de mí. - dice hundiendo su cara en mi cuello, respirando todo mi perfume.
- Kael, pero...
- Encima de mí, dije. - sentencia y se sienta, me toma de la cintura y me sienta en sus piernas, pone a Salem encima de las mías y me besa los labios, pero tan posesivo que me derrito.
- Kael, espérate, está Salem aquí.
- ¿Y qué? Qué sepa que sus padres se aman. - dice y vuelve a besarme, tan lento y tan, tan, no sé qué tienen últimamente los besos de este hombre que hace que me derrita, que me enamore más.
De la nada me suelta y mira hacia abajo, haciendo que le siga la mirada y vemos a Salem jugando con su corbata.
- La dañas y tu madre la pagará, entendido? - le pregunta cómo si Salem fuera a hablar, yo, por otro lado solo puedo reírme, Kael me mira y sonríe. - Así me gusta.
Lo miro extrañada, no quiero preguntar, pero mi curiosidad no me deja en paz.
- ¿Disculpa?
- Esa sonrisita de felicidad hace que tus ojos brillen, entonces, así me gusta que estés. Brillando de la felicidad y esos ojitos tan divinos hacen que la sonrisa se vea aún más bella. - dice mientras me acaricia la mejilla, su tacto es suave, tierno, pero luego recuerdo como es en realidad y se va la ternura que transmite.
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Con amor, el diablo.
RomansaÉl era un cliente, lo apodaban el diablo, mi jefe, mis compañeros de trabajo, todos a mi alrededor lo conocían, menos yo, jamás lo había visto, jamás debí acercarme a él...o tal vez, si. Cuando lo hice, no me trató como un cero a la izquierda, no me...