Adeline Harlow
Han pasado dos días desde que mi ex fue asesinado por Kael, he recibido mil llamadas de su familia.
— Adeline.
— Dime.
— Deja de pensar ya en eso, Dios mío, hasta yo me estoy estresando de solo verte la cara llena de frustración.
— ¿Cómo esperas que esté tranquila con todo lo que hiciste?
— No hice nada malo, si no lo hacía, quien sabe dónde estarías.
— Por el amor de Dios, Kael, eres un cínico.
— Pensé que eso ya lo sabías — dice y yo apenas y puedo mirarlo, hasta me da vergüenza con el hospital entero.
Me levanto de la camilla y me dirijo al baño para ver si puedo despejar mi mente de tanto, pero no lo logro y menos cuando empiezan a oírse gritos en la habitación. Al salir, veo a mi suegra y los abuelos de Kael discutiendo con él por la misma razón que yo lo hacía.
— Es que no entiendo, ¿Por qué hiciste algo así? — pregunta su madre ya muy alterada.
— Mamá, por favor, ya te lo explique, si no lo hacía, Adeline no estaría viva.
— Elijah. — lo llama su abuelo sosteniendo la cadera de su ex esposa y con la otra su bastón, ella lo mira con odio cada vez que la acerca más a él, pero se le salen varias sonrisitas.
— ¿Qué?
— Tu madre tiene razón, no debiste exponerte así, no sabemos los contactos de esa gente, porque es obvio que no pudieron surgir de la pobreza y llegar a ser de clase alta de la noche a la mañana.
— ¿Y qué importan esos malditos contactos? Los mato a todos si se meten con ustedes o con Adeline, no voy a permitir que esto vuelva a suceder.
— Cariño... — lo llamo, él me mira y me tiende su mano, la tomo y me acuesto junto a él. — Debes escucharlos, por favor, créeme, a mí me afecta y bastante, porque no solo tuve que dar explicaciones al hospital y pedir que Rocco trajera más gente, ahora la familia me está llamando porque saben que somos pareja, saben de ti.
— Pues los mato también y listo.
— Kael, hijito mío, debes escuchar a Adeline, el mundo no se maneja colocándoles un arma en la sien.
— De hecho... — empieza su abuelo, pero su hija no lo deja terminar con la mirada punzante que le da.
— Por favor, recapacita. Tú no eres así, tú piensas y luego actúas, no eres impulsivo.
— Lo sé, mamá, pero no me podía quedar con los brazos cruzados viendo cómo lastimaba a mi novia, ¡A mi mujer! ¿No entienden o se los explico con plastilina?
Me levanto de su pecho y lo miro.
— Kael, no les hables así, ellos no están haciendo nada malo, solo quieren que uses la cabeza y no el corazón, ¿Si? Por una vez desde que estamos juntos, hazlo.
— ¿Saben qué? Larguense de aquí, no los quiero ver y tú también Adeline, vete.
— Cariño...
— Largo, dije. — asiento y salgo con el resto.
Kael Benedetti
Joder, las cosas se ponen peor con Adeline cada vez que esto intenta avanzar y si esto sigue así, la sorpresa que le tengo para fin de mes, no saldrá a la luz, nunca.
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Con amor, el diablo.
RomanceÉl era un cliente, lo apodaban el diablo, mi jefe, mis compañeros de trabajo, todos a mi alrededor lo conocían, menos yo, jamás lo había visto, jamás debí acercarme a él...o tal vez, si. Cuando lo hice, no me trató como un cero a la izquierda, no me...