Kael Benedetti.
Al día siguiente todos llegan temprano para ver a Adeline, despertándonos a Salem y a mí.
— Voy a darle comida a Salem. — Le digo en el oído a Adeline, ella asiente y vuelve a prestar atención a mi madre.
Lo tomo en mis brazos y bajamos a la cocina, ahí encuentro a mi abuelo siendo golpeado por mi Nana.
—¿Qué sucede? — Pregunto, mi abuela retira las manos y él se endereza.
—Nada, tu abuelo siempre insinuando cosas.
— Dile, anda, ¿Por qué te da vergüenza decirle a tu nieto lo que andabas haciendo hace un minuto? — Pregunta mi abuelo colocando su bastón bajo la barbilla de mi Nana, me acerco y lo aparto.
—A mí me importa si ustedes siguen o no, pero esto es algo que no voy a permitir, déjala en paz, ella no tiene que estar avergonzada de absolutamente nada, el que debería estar avergonzado deberías ser tú, haberla abandonado e intentar asesinarla y ahora ¿Pedirle que tengan sexo como si fueran una pareja normal?
— Tú no te metas niño, ve y dale comida al animal antes de que él se vuelva alimento para los perros.
—A los perros no los metas en esto y menos a Salem. ¡Drago! — Llamo a uno de mis caminos, este llega corriendo y enseguida me busca, se sienta frente a mí y con cuidado le muestro a Salem, éste se eriza y Drago le muestra sus colmillos también. — Tranquilo, es de la familia. —Le digo y este al estar entrenado, le da un lengüetazo, Salem maulla fuerte, demasiado, así que lo retiro.
—¿Kael? —Pregunta Adeline en la entrada de la cocina mirando con horror al perro frente a mí.
Drago se voltea al escuchar mi nombre y va hacia ella y hace lo mismo que le enseñé cuando conocí a Adeline, una reverencia, ella lo mira extrañado, así que dirige su mirada hacia mí enarcando su perfecta ceja izquierda.
— Calma, se lo enseñé cuando te conocí, ¿Si? No pensé que fuera a hacerlo, a decir verdad no es que sea muy inteligente.
—¿No muerde?
—¿A ti? No, solo está entrenado para recibir órdenes de Rocco y mías. —Digo, ella confiada de lo que le digo, dirige su mano a la cabeza de Drago y este bien se deja acariciar, una sonrisa aparece en el rostro de mi mujer.
Salem maulla intentando llamar su atención, ella lo ve y deja de acariciar a Drago, pero éste le muerde la bata, haciendo que Adeline se detenga, esta lo mira confundida y entiende el mensaje, no quiere que lo deje.
— No me iré, solo tomaré a mi hijito. —Dice y Drago de milagro la suelta y sale de la cocina. Ella se acerca y toma a Salem de mis brazos y se sienta en uno de los taburetes de la isla.
—¿Quieres algo de desayunar? — Pregunta mi Nana, Adeline y yo asentimos.
—Por favor. —Digo tomando el plato de Salem y virtiendo un poco de su comida, lo tomo de los brazos de Adeline y lo pongo en el suelo para que coma tranquilo.
—¿Podemos salir? —Pregunta Adeline cuando me siento a su lado.
—¿A dónde quieres ir?
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Con amor, el diablo.
RomanceÉl era un cliente, lo apodaban el diablo, mi jefe, mis compañeros de trabajo, todos a mi alrededor lo conocían, menos yo, jamás lo había visto, jamás debí acercarme a él...o tal vez, si. Cuando lo hice, no me trató como un cero a la izquierda, no me...