Adeline Harlow.
Luego de una noche entera de tortura, él me desató y me dejó descansar, a las seis de la mañana llegó a pedirme que se le hiciera un oral, sin poder rechistar porque por alguna razón seguía sin poder hablar, al ver que no hice ningún movimiento, me tomó del cabello y follo mi boca con su asqueroso miembro.
Ahora me encuentro desayunando, desnuda en la misma cama que me desperté luego de haber despertado de la escopolamina y en la que he pasado oficialmente la peor noche de mi vida, él se encuentra a mi lado hablando por teléfono en irlandés.
— Ar inis tú do Kael go bhfuil tú mar chuid de seo?
Cinco minutos después cuelga y nuestras miradas se cruzan, y él deja su celular en la mesita que está a su lado, se levanta y se dirige al baño; aprovecho a seguir mirando la habitación, me levanto y me dirijo a la puerta, pero cuando tengo la mano en la perilla, siento como un cañón se pone en la parte trasera de mi cabeza.
— ¿A dónde crees que vas? — Pregunta, así que me volteo haciendo que el cañón de la Glock quede en el centro de mi frente, así que con mi último recurso, con mi mano izquierda le señalo el baño. — Pues hubieras entrado, pero no creas que no te vigilo, entra antes de que decida cogerte y partirte en dos como planeé. — Dice y me quita el cañón de la frente, me deja pasar y entro al baño, hago lo que supuestamente iría a hacer y salgo, él está ahí en la cama, completamente desnudo, lo miro horrorizada.
— Ven, me has provocado, así que ahora arregla las cosas de buena manera, ¿Quieres? — Con las lágrimas al borde, me acerco y cuando me estoy subiendo a la cama, me toma del brazo y me lleva hacia él, sollozo una y otra vez, mientras que él besa cada centímetro de mi cuerpo.
A pesar de que no puedo hablar, cuando me muerde bajo mi pecho izquierdo, suelto un sonido gutural de asco.
— Cállate.
— Déjame... — Es lo único que sale de mi boca, él me mira con evidente sorpresa, pero luego esa emoción la cambia por una estúpida sonrisa cínica.
— Bien, es hora de grabar. — Dice y se levanta, pero cuando intento levantarme, me golpea lo suficientemente fuerte para hacerme caer sobre el colchón una vez más.
Al cabo de unos segundos, vuelve con una cámara, la coloca en la mesita que está al lado izquierdo y yo intento huir una vez más, pero es inútil, me toca del cuero cabelludo y me lanza a la cama haciendo que mi espalda toque el suave colchón.
— ¡Te dije que te quedarás quieta! — Me grita, yendo a la cabecera de la cama y tomando las cadenas que me tenían amarrada, me engancha ambas manos y ambos tobillos.
— Por favor... — Pido con miles de lágrimas rodando por mis mejillas.
— Cállate si no quieres que sea peor. — Dice tomando la cámara y tomando la silla del tocador y poniéndola frente a la cama y la cámara encima de esta.
— ¿Que haces? — Pregunto
— Algo que a Kael le encantará. — Dice y se vuelve hacia mí, mostrándome su horroroso cuerpo.
— Déjame en paz, yo no hice nada.
— Pregúntame si me importa.
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Con amor, el diablo.
RomanceÉl era un cliente, lo apodaban el diablo, mi jefe, mis compañeros de trabajo, todos a mi alrededor lo conocían, menos yo, jamás lo había visto, jamás debí acercarme a él...o tal vez, si. Cuando lo hice, no me trató como un cero a la izquierda, no me...