14. La llegada.

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Kael Benedetti.

—Sabes que te amo, ¿Verdad? — Pregunto e inmediatamente siento una vibra de duda, extrañeza y desesperación de su parte, justo a lo que temo. —No quiero que me respondas, solo quiero que sepas que no solo te amo; te adoro, Adeline Harlow. — Digo y ella solo me mira, está en shock, se nota, así que me levanto y voy por algo de agua, se la doy y ella con algo de timidez la recibe.

—Gracias. —Dice y toma uno que otro sorbo.

—Como te lo dije, no quiero que te sientas presionada, Adeline. — Digo y me siento a su lado y me tomo el atrevimiento de acariciar su espalda, ella se tensa bajo mi toque, pero a los segundos se relaja.

—Mañana te doy respuesta sobre la invitación a la fiesta, ¿Te parece? —Pregunta mirándome

—Está bien, te dejo para que descanses. —Digo y hago el amague de levantarme, pero ella me toma la mano, impudiendome la salida. —¿Que sucede? —Pregunto y ella me mira suplicante.

—Quédate, por favor. Me siento lo suficientemente sola, tanto como para tenerte que rogar. — Dice y asiento lentamente y vuelvo a tomar asiento a su lado.

—No me debes rogar nada, nunca, ¿Si? Solo pídelo y yo haré lo posible para hacerlo por ti, mi amore. —Digo y ella se recuesta sobre mi hombro, la abrazo y siento su suspiro de tranquilidad.

Así pasamos un buen rato, hasta que ella se levanta y toma su celular, a los segundos se empieza a escuchar una bonita melodía, es fácil para mí reconocerla, ella se levanta y me tiende la mano y la tomo con suavidad y empezamos a bailar al ritmo de burning love de Elvis Presley, pongo mis manos en su cintura y ella me rodea el cuello con sus brazos.

Your kisses lift me higher
Like the sweet song of a choir
You light my morning sky
With burning love. — Le canto al oído, a pesar de que no tenga su don, pero lo hago con todo el amor que tengo para darle. Segundos después termina, y empieza a sonar love me tender de él mismo, esta al ser más lenta, poso mi mano izquierda en espalda baja y ella apoya su mano derecha en mi hombro, apoya la cabeza en mi pecho y yo apoyo la mía encima de su hermoso cabello. Definitivamente esta mujer hace que me enloquezca, cada vez que estoy con ella, todo mi sistema se pone alerta de lo que le gusta y no, si está bien o no lo está; y el hecho de que colocara esta música solo para que bailaramos, me confirma que es la mujer perfecta, la que tanto anhelaba.

El resto de la noche nos la pasamos así, abrazados, cantando y bailando canciones de Elvis, desde Jailhouse rock, hasta Can't Help Falling In Love, definitivamente mi noche perfecta, no es necesario besarla, ni llevarla a la cama para comprobar si es la correcta para mí y para la futura familia que ya he planeado, es suficiente con que me deje abrazarla mientras bailamos, con que me cante como siempre anhelé, que me deje cantarle aún sabiendo que no tengo su mismo don, es suficiente eso para mí.

Al día siguiente...

—Me pasas el tarro de la avena, por favor. — Pide señalandome un envase transparente lleno de avena en polvo, cuando se lo paso, me quedo un rato viendo su agilidad para hacer ciertas cosas.

—¿Que más sabes cocinar? — Pregunto embelesado por sus movimientos.

—De todo un poco, me hubiera gustado estudiar gastronomía, pero las cosas no se dieron definitivamente.

Con amor, el diablo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora