Adeline Harlow.
Luego de que Kael se fuera de mi departamento, me sentí vacía, como si me faltará algo, pero ví a Salem dormir pacientemente en su cama nueva y ese vacío fue curado por mi hijo, me acerqué y me senté en el suelo, lo observé dormir alrededor de cuarenta minutos, hasta que mi celular sonó en la mesita frente a mí, lo tomé y veo un mensaje y unas fotos de parte de la señora Ivory, al abrirlas me es imposible contener el grito y termino soltando el celular, pero el celular vibra y veo el nombre registrado, contesto y me lo llevo y lo primero que escucho me deja en shock.
— ¿Fuiste tú quien mató a mi marido? ¡Zorra desgraciada!
— Señora Ivory, le puedo jurar que no tengo idea de lo que habla.
— ¿Entonces porqué dice que no se pueden meter contigo? ¿A quien tienes de aliados? ¿La mafia?
— Claro que no, no sé de qué me habla, señora, le puedo jurar que no tengo nada en contra de sus hijas, ni usted y mucho menos su marido que en paz descanse. Le prometo que le ayudaré a encontrar al culpable, y se lo aseguro que no fui yo.
— Adeline Harlow, prepárate, porque esto no se queda así, la vida te consumirá, por envidiosa, por asesina, iré ahora mismo a la policía y les diré lo que hiciste, ¡Perra desgraciada!
Es lo último que escucho, antes de que corte la llamada, enseguida busco el número de Lyra y marco, al tercer pitido contesta una voz somnolienta.
— ¿Si?
— Lyra, ¿Dónde estás?
— En un motel, ¿Que sucede?
— Alguien asesinó al señor Ivory, ¿Lo recuerdas?
— ¿Mataron al señor Ivory?
— Si, su esposa acaba de llamarme, y ha dicho que es mi culpa.
— Pero si tú no hiciste nada, ¿Cómo sería tu culpa? Además de que tú no lo acusaste a pesar de su acoso.
— Lo sé, lo sé, créeme, pero ¿Y ahora? ¿Y si me echa a la calle?
— Tranquila, hablaré con Kael para que hable con ella y esto se solucione, ahora déjame seguir con mi polvo, ¿Quieres?
— Está bien, adiós, disfruta.
— Dale corazón, nos vemos.
Es absolutamente todo, miro una vez más a Salem que sigue durmiendo en su cama, me levanto y tomo mis nuevas prendas de vestir y las llevo para mí closet renovado.
Ya entrada la noche preparo algo de cenar y justo cuando estoy por sentarme, suena mi celular en mi habitación, voy hasta este y veo "Kael Benedetti" iluminando la pantalla, lo tomo y me lo llevo a mi oído izquierdo y escucho su voz tan gruesa gutural, resonar por la bocina, enseguida mi piel se eriza.
— ¿Si?
— Preciosa, quiero decirte que el día de mañana, mi familia cenará aquí y mi madre quiere conocerte aún más, así que si puedes venir mañana en la noche, te lo agradecería.
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Con amor, el diablo.
RomantizmÉl era un cliente, lo apodaban el diablo, mi jefe, mis compañeros de trabajo, todos a mi alrededor lo conocían, menos yo, jamás lo había visto, jamás debí acercarme a él...o tal vez, si. Cuando lo hice, no me trató como un cero a la izquierda, no me...