Un caballero acusado de un trágico crimen se alía con una audaz adolescente con poderes metamórficos para probar su inocencia. Se cuestiona si ella es el monstruo al que juró destruir:... Cuando finalmente todo acaba, un tiempo nuevo comienza mientr...
Eco por rincones de un lugar súper obscuro y apagado.
Olor a la mismísima muerte rondaba por el aire.
A cada paso, crujidos se escuchaban hasta que no se escucharon más:
Un vaso cayó roto.
Pasos con velocidad fueron dados, sintiendo que a cada paso se hundía más. Solo pudo jadear.
-¡A-ayuda!. -gritaba pero nadie escuchaba y hundiéndose más. Susurros se escucharon a sus alrededores poniéndola de pelos de punta. Erizada su piel con un frío inimaginable se sentía por su cuerpo, y fue cuando la vió.
Una mujer rubia de ojos perdidos, olor a muerte y desgracia por sus partes. Y ella la reconoció:
-!!! -a punto de revelar quien era sintió un fuerte jalar en su pie: ¡Esa mujer se transportó, hundiéndola a su fuerza- ¡Espera, no: Alto, por favor!~.
Pero simplemente no era su día.
Sin piedad era jalada, llegando a hundirla más y más, y cuando llegó al suelo, es cuando el susto de su vida tomó fuerza. Al no desear gritar se cubrió la boca con pudor. Sus ojos demostraban miedo y su sudar no era normal. Era un sudor frío.
Viviendo aquello, a sus alrededores estaban sus compañeros escolares, solamente burlándose de su estado actual: Britanny mandaba a todos ahí y ella era la principal que hacía que se hundiese. Sus compañeros le aventaban cosas como lápices, plumas, comida, papel, pero todos con un tono burlesco a morir.
Un millón como ellas en putrefacción se encontraban: Cómo en películas de terror, todas susurraban a la par algo inintelegible que solo la hacían sentir la muerte segura. Una de las mujeres elevó con su mano esquelética y algo rota, una piedra: La reconocía a la perfección, pero ella estaba tan helada a cada paso que no podía reaccionar. En su mente gritaba no querer morir aún.
Estaba llegando justo al fondo... Y solamente se movía con desesperación, gritando que la ayudasen finalmente.
[...]
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-!! -un golpe y al suelo.
La rubia jadeaban con respiración agitada. Estaba sudada y tenía frío. Lo primero que fué confirmar en dónde estaba mirando a sus lados:
Su habitación.
Estaba a salvo.
Tomó pasos tropezandose, abriendo las cortinas a la par, dejando que el cálido y brillante sol entrara por las persianas que quitó desesperada tirándolas al suelo. Necesitaba sentir calidez porque sentía como si estuviera bajo hielo.