2. Two demon in a human place.

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2. Two demon in a human place.

La casa era espaciosa, limpia y estaba alejada de la civilización, algo que agradecí porque ya era molesto estar atado a un humano como para preocuparme por oler y escuchar a otros.

La mujer que me "vendió" la casa, esperaba pacientemente en la entrada viendo como yo aprobaba el lugar con un simple asentamiento de cabeza. ¿Qué más esperaba? ¿Una reverencia? ¿Qué la alagara por su impecable trabajo? Los humanos eran tan pretenciosos, solo bastaba con meterme en su cabeza para que hiciera todo lo que yo quisiera, incluso para darme una de sus mejores casas sin tener que pagar un solo Baht tailandés.

– Disculpe, ¿usted es de aquí? Nunca lo he visto – sonrió, moviendo un mechón de cabello en su dedo

Me acerqué y vi que se enderezó para sacar su abultado pecho, los humanos eran seres receptivos e insinuantes, incluso descarados... una extraña raza que me encantaba consumir en mis periodos de simple hastío, justo ahora no era uno de esos momentos y siendo yo, no tuve la fortuna de ser creado con lo que los humanos si gozaban: paciencia.

– Es porque no existo, cariño – tomé su mandíbula e hice que me mirara fijamente a los ojos – No sabes quien soy y nunca estuve aquí, y tú tampoco.

La solté y ella salió rápidamente de la casa sin decir absolutamente nada. Pensé en ese niño, el que me había liberado de mis ataduras en la tierra y gracias a eso, gracias a su maldita ayuda... su sangre ahora era un hilo sensorial que nos tenía atados, y siento honesto, no tenía la menor idea de cómo romper dicho lazo.

Como si yo fuese un perro y él, el amo que sostenía una cadena de púas lacerándome la garganta, era... nefasto, sobretodo tratandose de un demonio de mi categoría. El amargo sabor de no saber qué hacer titilaba en mi garganta.

– Puedo escucharte pensar desde aquí, Volac – en el marco de la puerta estaba Jael... vaya sorpresa.

Ladee mi cabeza caminando hacia él – No te he invocado, ¿que haces aquí, Jael?

– Tienes una pequeña fuga en el infierno, con tu ausencia... varios demonios menores se han revelado, algunos ya están aquí. Yo solo vine para avisarte y a ver con mis propios ojos porque el gran Volac no se encontraba en su palacio rodeado de servidumbre, demonios y todo el mal del cosmos... –

Era cuestión de tiempo para que esto sucediera.

– Soy Kimhan en este plano, lo sabes bien – repliqué – ¿Has venido solo a eso?

– No vas a exiliarme de nuevo ¿verdad? –

Alargué una sonrisa y me acerqué a él, llevé ambos dedos a las solapas de su camisa negra y tiré de él para rozar sus labios con los míos.

– ¿Vienes para darme algo mejor que solo malas noticias? – pregunté

Me miró a los ojos, brillaron en color bronce – No – y me empujó – Kim, esto es serio.

Puse los ojos en blanco, podía imaginarme el infierno sin mi unos minutos, quizá algunos tratarían de escapar... solo los que siempre han querido desafiarme, solo los que pretenden que huyendo del averno pueden encontrar algo de salvación, es inútil cuando ya me han jurado lealtad, cuando sus existencias me pertenecen... cuando yo les he dado un lugar y un propósito.

– Regresa por donde llegaste, Jael – dije retrocediendo hacia el sofá –

Pero en ningún momento se marchó, se quedó allí mirando el interior de la casa con curiosidad.

– ¿Qué sucede? ¿No planeas volver? ¿Te entró el gusto por la vida mundana? – preguntó

Quizá no era tan mala idea de qué Jael se quedaran en el pueblo, eso significaría que podría ayudarme a descubrir qué está sucediendo, en todos mis años... que debo admitir son muchos, eternos... había presenciado algo así. Nunca había conocido a ningún humano con la... vibra sensorial de Porchay.

A CANDLE TO THE DEVIL - KIMCHAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora