2. Old friend's
La iglesia donde una vez Jael y yo fuimos invocados seguía en ruinas pero ya nada la cuidaba... el pueblo se había olvidado de los asesinatos y de la peste que había arrasado con la felicidad y esperanza de aquellos días negros, sonreí... la humanidad era una masa pobre sin memoria, a veces me preguntaba ¿como es que habían sobrevivido a tantas catástrofes? La peste negra, el holocausto, la inquisición, y tantas mierdas humanas... guerras mundiales y siguen de pie, era jodidamente de admirar porque el tiempo que fui mortal... me parecía imposible pensar que podría durar más de un mes en sanas condiciones, era demasiado débil y delicado.
Me senté en una de las bancas y miré el altar, rememore algunas situaciones que sucedieron allí...no era la primera vez que visitaba aquel pueblo, cuando esos idiotas me invocaron con la sangre de Chay supe que me traería recuerdos este lugar, no solo la iglesia, antes era un convento de monjes, y mucho antes había sido un cementerio, en aquellas épocas habían muchas personas que alababan a los ángeles pero también a los demonios, habían monjes que se dejaban llevar por su maldad libidinosa, algo netamente pecaminoso, en otras palabras se dejaban seducir por seres como nosotros, pero es que antes de Porchay era divertido ver como personas religiosas pecaban debido a nosotros.
Jael apareció junto al altar con una sonrisa ladina y los brazos cruzados sobre su pecho, dos meses después de habernos visto por ultima vez, él no regresó al pueblo porque tenía mucho por hacer a causa de mi ausencia, no quería admitirlo en voz alta pero en algún momento, lo eché de menos. Jael y yo tenemos muchísimas historia, o de hecho, historias, juntos y por separado, habíamos vivido centenares de eventos que todavía atesoraba en mi cabeza, y que cuando recordaba era imposible no reír o no enfurecerme, depende de la época él y yo podemos ser aliados o enemigos.
– Kim – saludó acercándose – Yo sabía que nada de esto podía terminar así, no contigo de por medio.
Me coloqué de pie recibiéndolo en la mitad de la mugrosa y vieja iglesia – ¿Lo sabias?
– Lo sospechaba, quise decir – rectifico – Y aunque me alegra de que Korn haya desaparecido, también me causa conflicto.
Asentí ligeramente porque sabía a lo que se refería – Lo sé, me lo contó antes de extinguirse – dije – Hay demonios bajo su poder que cuando las grietas se abran debido a la falta de presencia de Korn, entonces saldrán.
– A eso agreguemos los seres que Porchay llame de nuevo con su aura angelical – comenta Jael, me miró con cautela – imagino que si tu recuperaste tus dones, él también.
– Si pero con él será más complejo – comenté – Quizá me pueda encargar de eso luego, por ahora quiero que me digas todo lo que sepas.
Exhaló – Bueno, logre contener tu parte pero no fue sencillo, Kinn se porto poco cabrón y me ayudó, creo que ya no te odia tanto – dijo – Lo he mantenido controlado pero...
– Sé que tengo que regresar – comenté casi para mí – Las putas obligaciones no se retrasaron.
– Por supuesto que no, Korn pensó que con tus dones y los de Porchay consumidos podría controlar a más de una criatura pero el imbécil se equivocó, no podía – bufó – Fue un final patético.
Asentí – ¿Algo más?
– Sí, de hecho sí – respondió – Pensaba buscarte de cualquier manera porque es algo que debes saber.
– ¿Qué es?
– La iglesia de algún modo asume que hay presencia sobrenatural en estos lares – me dijo – escuché de cierta persona en Roma, quizá fue por la visita que tú y Porchay tuvieron hace meses.