6. heavenly energy
Cuando Kim atravesó el umbral de la habitación salté sobre él, lo llené de besos y él los recibió más que encantado, rodeando la cintura con sus brazos y a tropezones llevándome hacia la cama.
– Te extrañé mucho – dije contra su boca
Él sonrió – Ni siquiera el infierno es tan cálido como tu – comentó abrazándome más fuerte –
Sin embargó supe que algo andaba mal porque su mirada parecía... peculiar, no preocupada, Kim rara vez lucía preocupado pero sí pensativo. Detuve el ataque de mis besos, y debajo de él sobre el colchón ladee un poco mi cabeza.
– ¿Qué?
– ¿Qué pasa? – pregunté
– ¿A mí? – inquirió enmarcando una ceja
Asentí – Se que te pasa algo, ¿que es?
Lo vi respirar profundo y quitarse encima de mí para acomodarse a un lado, me apoyé en los codos y lo miré, era incluso bonito lo mucho que nos habíamos aprendido a conocer después de un tiempo juntos.
– Todo está diferente – repuso con lentitud – incluso en el infierno saben que algo pasa.
– ¿Qué Korn...?
El asintió en silencio, así que me senté en frente de él.
– ¿Qué tan malo es? – pregunté –
– No quiero imaginar lo que sería una rebelión de demonios, ángel – comentó y se talló el labio inferior con el pulgar – No es algo que está en mis planes
Seguramente no sería nada hermoso, ¿cientos de demonios sueltos haciendo de las suyas? No, no era buena idea.
– ¿Qué se puede hacer? – pregunté
– Por ahora nada, los mantengo controlados pero no se cuanto se tardarán en enterar que otra parte del infierno está desprotegida – dijo Kim poniéndose de pie – Si vienen hacia aquí...
Me encogí de hombros – Al menos no van a ser tentados por mi don –
– No me da alivio esa parte, Chay – dijo abriendo la cómoda y sacando ropa limpia, luego comenzó a desnudarse. – Que no tengas tus dones activos no significa que no huelas como nephilim.
Me crucé de piernas sobre la cama – ¿Y por qué no han venido todavía?
– Porque tu aroma no es tan fuerte – Dijo colocándose un pantalón de chandal – Chay, en algún momento tu vas a tener que...
– No – lo corté – Ya lo hablamos, no quiero acercarme a esos dones.
Kim parpadeó, ahora se había colocado serio – Bien. – determinó y pasó de largo mientras se colocaba una camisa negra suelta
Lo miré irse – ¿A dónde vas?
– Tengo cosas que hacer, estaré en la biblioteca – y sin más se marchó.
Sabía que estaba molesto, Kim era pésimo disimulando y ni siquiera se esforzaba, podía entenderlo pero había cierto egoísmo en sus acciones ¿verdad? ¿Por qué él no me entendía? O quizá si pero le era difícil aceptarlo. Exhalé pesadamente y me tumbé en la cama, minutos después me quedé dormido.
Soñé algo espeluznante... soñé con Korn y todos los eventos ocurridos hace meses, soñé con el infierno y yo en él, quemándome de a poquitos mientras Kim me detallaba sin misericordia, era él el dueño de mi sufrimiento y por más que grité, jamás me ayudó... desperté empapado de sudor y con el corazón acelerado. ¡Dios mío! que pesadilla tan espantosa, hace mucho no las tenía, seguramente fue por la mini discusión que compartí con Kim.