7. Job offer
Kim se marchó, me dijo que tenía cosas que resolver y aunque le insistí (de todas las maneras posibles) no dejó que lo acompañara, me pareció... extraño debido a que él jamás se comportaba reacio conmigo, pero entiendo que de cualquier forma, yo me gané que ya no me contara sus planes, quizá eso para mi... bueno, me convenía.
Macao deslizó el vaso con jugo de arándanos dulces que le pedí, me acomodé en el taburete y apoyé los codos en la barra mientras miraba la bebida.
– ¿Que sucede? – preguntó dejando el limpión encima de la barra
– Es Kim, ¿Crees que estoy haciendo mal en alejarme de todo esto? – pregunté directamente
Macao no pareció pensarlo – No, Chay... quiero decir, no estás obligado a nada, amigo – dijo y bajó los hombros – Si me preguntas, estás mejor así. Los negocios de Kim, son de él.
– Tienes razón – dije un poco más "tranquilo" más bien, trataba de convencerme de alguna manera posible – En fin, ¿cómo van las cosas con Noe?
Mi amigo sonrió ampliamente, parecía enamorado de verdad.
– ¡Increíble! Anoche hablamos de muchas cosas ¿sabes?
Me acomodé para verlo mejor a la cara, me gustaba cuando Macao hablaba de su vida como un sueño hadas porque significaba que estaba realmente feliz, que todo marchaba bien. Hubo un tiempo donde temí muchísimo por él, imaginaba una vida en la que le hice daño al decidir y temí en haberme equivocado tanto pero agradezco mucho al destino haberme permitido escoger por Macao.
– ¿Si?
– Si, me dijo que quería que viviéramos juntos y mudarnos a un lugar más espacioso – sonrió – me siento feliz, Chay
Estiré mi brazo y toque su mano con la mía.
– Y yo también solo porque tu lo estás
– Dios, me harán vomitar... – la voz de Jael me hizo dar un respingo
Giré los ojos cuando se sentó a mi lado – ¿Qué haces aquí?
– ¿Qué crees? Cerciorandome de que no hagas algo estúpido – replicó viéndome con molestia
Macao se había cruzado de brazos – ¿Fui demasiado sutil la vez pasada? Te dije que no eres bienvenido aquí –
Jael recorrió lentamente la cara de Macao con su mirada de color carbon.
– Mm, no fuiste muy convincente – mencionó con una sonrisa ladina
– ¿No? – mi amigo se inclinó sobre la barra hacia el demonio a mi lado – Lee mis pensamientos si se te da la gana. ¡Lar-ga-te!
Jael en vez de eso se inclinó hacia adelante, Macao no se movió así que ambos quedaron muy cerca, miré a mi alrededor, no quería que el novio de Macao viera esto...
– ¿Por qué me iría de mi propio bar, Macaito? – preguntó Jael casi en un susurro que me heló la sangre
Macao frunció el entrecejo alejándose – ¿Qué?
Jael sonrió de forma brillante tirando su espalda hacia atrás tan tranquilo – Si, compré este sitio –
Ambos miramos al demonio con la boca abierta, ¡¿qué hizo que?!
– Que gracioso, estás mintiendo solo para fastidiarme – Macao de cruzó de brazos – que acto tan infantil
Pero Jael ya había chasqueado los dedos y un papel que parecía el de una escritura levitó en frente de Macao.