3. A dark group is better.
Pensé que todo había sido una pesadilla, que los sucesos extraños de los últimos días habían sido motivo de mi esquizofrenia avanzada aun oculta pero potencialmente peligrosa, sin embargo, cuando abrí mis ojos después de que sonara la alarma, pude ver claramente como todas mis pesadillas eran en efecto, reales. ¡Muy reales! Porque él estaba aquí, en mi habitación, luciendo tan... él, con un paquete de... alguna clase de dulce entre sus dedos, apoyado en mi ventana y con cara de pocos amigos, mirándome.
– Por Dios, ¿que diablos haces aquí? – pregunté abrazando mi almohada como si me fuese a cubrir de algún ataque.
Ese... ser, lo que sea que sea, ha tratado de matarme más veces que la varicela y la infección estomacal de hace dos años. Me incorporé rápidamente viendo cómo masticaba sus dulces y luego tiraba el paquete vacío a la cesta de basura que tenía cerca al tocador.
– No es por Dios que estoy aquí, niño – replicó
– No, se que no – solté
El camino hacia la cama y se colocó en frente, a mis pies. Ya era lo suficientemente malo que se apareciera en mi habitación y me viera dormir. Era tétrico y preocupante conociendo la procedencia de dicha... ¿persona?
– En vez de pensar cosas estúpidas, Porchay, ¿por qué no te vistes para ir a tu colegio? – preguntó con los brazos cruzados.
Era cierto, ese entrometido podía meterse en mi cabeza y leer mis pensamientos, ¿había algo más... tóxico y deplorable que eso? no, no lo creo.
Parpadee – ¿Ahora te importa mi educación? – inquirí, tiré de la cobija y me coloqué de pie, él me siguió con la mirada.
– No – dijo – Pero quizá quiero verte con ese uniforme, seguramente te queda bien.
Me guiñó el ojo y volvió a la ventana para apoyarse en ella, no le presté atención a sus insinuaciones, obviamente estaba provocándome, ya debe saber que soy homosexual y evidentemente, él siendo un demonio debe...
– Si, si, a mi no me importa lo que haya entre las piernas de las personas, Porchay – dijo ladeando su cabeza –
Me giré hacia él – Deja de meterte en mi cabeza – gruñí – ¿No tienes nada mejor que hacer un lunes en la mañana? Puedes ir a investigar él porque eres la mascota de un joven humano, por ejemplo.
Kim lamió su labio superior lentamente, su mirada se opacó y pensé por un momento que me descuartizaría, pero solo cambió de posición cruzando un tobillo encima de otro.
– Tu vuelves a llamarme así, y te sacaré la lengua, bonito... No tientes al diablo – su voz salió ronca y profunda, con evidente disgusto y una excitación por realmente poder sacarme la lengua. –
Tome una toalla y me dirigí al baño, pero antes de entrar lo miré.
– ¿Puedes esperar afuera de mi casa? Necesito intimidad –
Kim puso los ojos en blanco – Eres el ser más aburrido que conozco, y eso es decir demasiado. No tardes o subiré – después de eso, desapareció ante mis ojos. ¿Podré acostumbrarme a esta mierda? Yo creo que no.
Mientras me duchaba y me ponía el uniforme no pude evitar pensar en las opciones que tenía para escapar de Kim y su sadismo demoniaco. No encontré ninguna, él era un demonio y me encontraría a donde fuera que escapara, solo sería perder el tiempo, tentar mi suerte y disgustar a un ser sobrenatural del cual no conozco mucho, o mejor dicho, nada. Ni siquiera podía acostumbrarme a la idea de que él era un demonio, un ser del infierno, un ente maligno y por supuesto, un asesino. Mató a mis compañeros, y quiso matarme, y por supuesto, ni hablar de todas las personas que ha matado a lo largo de su extensa... ¿vida?