5. My Human.
NARRADO EN TERCERA PERSONA
Después de pisar el último escalón con jaqueca en la cabeza y un pésimo humor, se detuvo al ver a varias jovencitas, tres para ser exactos en trajes reveladores bailando alrededor de Jael que tenía un vaso de Brandy en su mano, iba sin camisa enseñando las runas en sus brazos y pecho, ¿y a este que mierda le pasaba? Porchay se aproximó al equipo de sonido y lo apagó, automáticamente las jovencitas dejaron de moverse y Jael bufó.
– ¿Que? ¿Es demasiada heterosexualidad para ti? – preguntó el demonio girándose hacia él
Porchay se cruzó de brazos – Señoritas, les agradezco su... ¿trabajo? Pero es mi casa y no están bienvenidas, así que por favor... – señaló la puerta con un brazo.
Las chicas apenadas comenzaron a salir mientras Jael las veía con lastima – Las veré después, preciosas – se despidió haciendo un mohín y luego cambio cuando miró a Porchay – Eres una vil molestia en el culo.
– Mm, ¿y por qué sigues aquí? – preguntó
– Te recuerdo que antes de ti esta era mi casa, angelito – se tumbó en el sofá – De todos modos, eres demasiado amargado para tu edad.
– ¡Has estado de fiesta desde hace dos días! – gritó acercándose – ¿Por qué no te fuiste con Kim?
Jael empujó el ultimo trago de Brandy y lo miró desdeñosamente.
– Porque tu demonio me ordenó quedarme para cuidarte ya que no se te pega la gana usar tus putos dones de ángel – respondió tan amable como pudo
– No necesito que nadie me cuide – replicó Porchay
El demonio giró los ojos – Yo creo que si, es cuestión de tiempo para que todos se enteren que... tus dones están en una puta caja y que Korn fue extinto –
Porchay ya había pensado en todo eso desde que se negó a utilizar sus dones angelicales nuevamente, no los quería, no necesitaba de ellos ni ahora ni nunca, quizá si ha pensado en las represalias pero lidiaría con ello cuando llegara el momento por ahora solo podía esperar y vivir su vida humana tanto como pudiera.
– Le dije a Kim que viviría como humano –
Jael negó – Pero no lo eres –
– Pero trataré – objetó
El demonio exhaló y se colocó de pie, se estiró para tomar su camisa negra.
– Mira, se lo mucho que Kim te ama, de hecho, no lo sé, pero puedo imaginármelo para que haya dejado temporalmente sus poderes por ti, pero te aseguro que no volverá a hacerlo porque ya no puede, ahora esta lidiando con los demonios en el infierno para que no salgan, él tiene responsabilidades así como tu también, nadie nace con estos dones porqué sí, hay un propósito – lo miró de arriba a abajo – Espero que tu decisión no te pegue en el culo, ni a Kim.
Porchay tragó pesado pero respondió – Si eso llegara a pasar yo... – respiró – yo respondería por todo.
– ¿Y crees que Kim lo permitirá? – se burló – En fin... creo que saldré un momento, no hagas nada que no me gusté, me enteraré.
Chay lo observó salir de forma despreocupada de la casa y se tumbó en el sofá, se sirvió algo de Brandy y lo bebió, no le gustaba pero justo ahora lo necesitaba...
– ¿Pero qué es...?
Llevó la mano a su nariz y sintió la bascosidad, cuando miró sus dedos estaban empapados de sangre.