TRUE
- ¿Una que...? - Pregunté arrugando el ceño.
¿Era una broma? Pero claro que lo era, Jael nunca me ofrecería una propuesta laboral o de cualquier cosa sin que le beneficie en algo, y sé que un demonio jamás hará las cosas sin ganar a cambio.
- Una propuesta laboral pero no lo repetiré dos veces – comento colocando ambas manos detrás de su espalda, usando el colchón como soporte.
Metí el celular en el bolsillo de mi pantalón y me crucé de brazos todavía mirándolo con desconfianza.
- No te creo
- Ni siquiera te he comentado sobre la oferta, bonito Macao – replico manteniendo una sonrisa relajada en su rostro
Me fijé en los tatuajes de su cuello, se extendían y luego en su manzana de adán, en antaño, cuando él y yo nos entendíamos... pensé que había algo más que nos unía, algo un poco más fuerte que una simple follada, y por un momento, solo un instante me ilusioné con la idea de tener mi propia historia de amor con un demonio.
- Sabes que puedo leer tu mente – comento enmarcando una ceja
Abrí mis ojos - ¡Pues deja de hacerlo, maldito entrometido!
- Nada que no haya escuchado antes, ¿Por qué te enamoraste de mi si yo nunca te di motivo para hacerlo? – preguntó ladeando su cabeza como si quisiera comprender.
Básicamente me desinflé porque nunca esperé tener una conversación real con Jael sobre sentimientos, mucho menos mis sentimientos por él.
- No tengo que responderte nada, Jael – dije y deje de verlo para concentrarme en cualquier cosa menos en él – De cualquier forma, sea lo que sea que haya sentido por ti en el pasado, ya lo asesiné.
Frunció ligeramente el ceño – Es mentira
- Si eso quieres creer, adelante, es tu problema, no el mío – empecé a sacar mi pijama del closet – Ahora, vete.
Pero Jael no se movió ni un centímetro, exhalé y me giré hacia él.
- Vete, por favor – señalé la puerta
Entonces, lo vi delante de mí, me sobresalté por supuesto, hace mucho no estábamos tan cerca y solos, su aroma me invadió rápidamente obstruyendo todos mis malos y crueles sentimientos hacia él, era una pesadilla. Estaba serio, como si le hubiese molestado algo.
- Todavía me amas.
- Nunca te he amado, solo me gustaste demasiado – aclaré
Pero no sabía a quien le estaba mintiendo, si a él o a mí. No tenía claro exactamente que era lo que sentía por ese sujeto, no sabía si fue realmente amor, si fue deseo y lujuria, si fue... una obsesión malsana, no sabía, pero ya no importaba ¿verdad?
- Entonces, sigo gustándote – murmuró inclinándose hacia mi rostro – Puedo olerlo en ti, Macao, no vale la pena de que lo niegues o trates de ocultarlo.
Sus ojos brillaban como dos piedras negras debajo de la luz amarilla de mi habitación. Su aliento pobre mi cara, penetrándome. Lo sentía en toda parte, era como la conexión que compartíamos antes, subio la comisura izquierda de su labio.
- Justo ahora quieres que te tumbe en la cama y te folle tan duro... - su voz ronca agitándome el pecho – Y debo admitirlo, yo también deseo hacerlo solo para que mañana te levantes sin ninguna duda alguna de que me perteneces.
Lo sabía, sabía que quería exactamente eso, a mi memoria habían llegado toda clase de imágenes en las que él y yo éramos protagonistas. Ambos rodando por la cama, desnudos, agitados, empapados de sudor, sus manos recorriendo mis piernas, las mías su espalda, contando sus tatuajes, preguntándole al oído que significan, pero desperté cuando el celular en mi bolsillo comenzó a sonar.