"𝑁𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑐𝑖𝑎𝑟 𝑏𝑢𝑒𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑟𝑐𝑎𝑛𝑐í𝑎"
La mentira mas grande que puede haber dicho, en el momento en que la miro, todo a su alrededor paro. Esos ojos verdes que lo miraban con terror lo habían flechado, era increíble...
Después de que su colega le haya informado sobre la joven, este camino hacia el sótano con la sangre hirviendo, pensando en como callar a dicha niña.
—Tráeme un trapo, agua y la camilla que se inclina. —Dijo el de trenzas, ya sabia lo que iba a hacer.
Este por primera vez estaba pensando es darle unas cuantas bofetadas y irse, pero no lo iba a hacer, nunca tuvo piedad por nadie y no iba a empezar ahora.
Empezó a bajar las escaleras, los gritos de la joven aumentaban cada vez más que se acercaba, y eso no le gustaba para nada.
Ingreso a dicha habitación que había en el sótano y vio a Maia roja de tanto gritar.
—Hace meses no la veo, ¿¡donde carajos esta mi amiga!?—Grito en la cara del mafioso. —¡Quiero verla ahora!
El de trenzas le soltó una bofetada, haciendo que Maia caiga al piso, esta se empezó a reír.
—¿Piensas que eso me va a detener?—Ella se levanto y miro al de trenzas, y comenzó a gritar mas fuerte. —Pensaste mal entonces, ¡Tus golpes ya son costumbre!
Maia le reventó un vaso de vidrio en la cabeza a Tom, este rápidamente saco su arma para disparar, pero no gatillo.
—¡Deténganla! —Grito el de trenzas mientras trataba de parar la sangre que salía de su frente.
...
La joven corrió hasta un lugar, entró a lo que parecía ser la cocina y busco entre los cajones un cuchillo...
—¡Bingo!
En ese instante entro uno de los guardias del mafioso, pero la morena se dio cuenta y lo amenazó con el filoso cuchillo.
—¡Atrévete a caminar unos pasos más y no dudaré en degollarte! —Dijo gritando la joven, iba enserio.
Ella no era cualquier joven, sabía defenderse, gracias a su equipo.
—Suelta el cuchillo, niña— Había hablado el de trenzas, mientras entraba a la habitación hecho una furia.
—No— Soltó la joven.
—¡Suéltalo!— Grito el de trenzas, mientras le indicaba a uno de sus guardias que agarrara ex-rubia.
—¡No se acerquen!— Dijo en modo de advertencia Maia. —¡Por favor!
El de trenzas río.
La joven se dio vuelta rápidamente al ver el intento de agarre, rápidamente en un movimiento paso el cuchillo por la garganta del guardia, degollándolo por completo.
Las gotas de sangre estaban por toda la cocina y también en Maia.
—¡Te lo advertí, mierda! —Grito Maia al ver al hombre desangrarse, se ahogaba, no quería hacerle una herida tan profunda. —¡No, no, no, perdón!—Llevo sus manos a la cara, tapándose la boca.
—¡Maldita niña! —Bufo Tom. —¡Llévensela!
Los hombres no dudaron el agarrar a la joven, la cuál estaba todo ensangrentada.
—¡Perdón!— La joven le grito entre sollozos al hombre ya sin vida en el piso.
(...)
Tom
Observaba detalladamente el afilado y ensangrentado cuchillo que anteriormente había usado aquella niña.
"Algo anda mal con esa niña" me dije a mi mismo, no era nada común la forma de defenderse de esta, nunca me paso algo así.
Pase de largo los pensamientos y mire fijamente como ataban a la niña a la camilla, ella no se resistía, parecía que esta todavía estaba pensando en lo que pasó, "¿Habrá sido su primera vez en matar a alguien?" Los pensamientos seguían viniendo a mi de una forma muy molesta, no me gustaba para nada.
"¿Quien es?, ¿Por qué sabe defenderse?, ¿La habrán mandado para algo?", "¡Robert me traiciono!".
—¡BASTA! —Grite en medio de la habitación, todos se voltearon a mirarme.
—¿Estas bien, Tom? —Pregunto Cook confundido.
—Si, lo estoy, sigan con eso. —Dije más calmado.
Camine hacia la dirección de la joven y agarre el bidón de agua, ella estaba inclinada para abajo, el trapo tapaba su cara.
Empeze a tirar el agua sobre la cara, la escuchaba ahogarse.
—¡B-Bas-sta!
No pare, no tengo porque hacerlo.
Seguí tirando el agua sobre su cara, la tos se hacía más frecuente en ella, cada vez peor.
—Creo que se está ahogando, Jefe. —Dijo Cook.
—Es obvio, idiota. —Entro Bill a ver la situación.
No me importo, seguí tirandole el agua, me gustaba ver como sufría, había matado a uno de mis mejores guardias y no se lo iba a perdonar.
...
La joven dejó de emitir ruidos, se podría haber desmayado por estar inclinada hacia abajo o podría estar muerta, me daba igual.
—Levantenla, si se llega a despertar seguimos. —Dije, para después retirarme de la habitación.
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Holaaa, trate de hacerlo más largo como pidieron, más tarde les subo otro cap amores.
