—¿Qué le has echo?—repitió la guerrera del Clan de la Sombra.
Garra Sombría se encontraba petrificada. Ella no había tenido nada que ver con la muerte de aquella gata marrón... y Hoja Seca la había llamado <<Madre>>. Debía de ser Pinar, la que también era madre de Zarpa de Cedro.
—¿Por qué?— preguntó su amiga con un fino hilo de voz—¿Por qué tú..?
—¡Yo no..!— empezó la guerrera, pero sus palabras quedaron ahogadas en un alarido de sorpresa cuando Hoja Seca se le echó encima, bufando.
—¡No me mientas!— bufó la gata, furibunda.
—¡Suéltame!— A Garra Sombría el corazón le latía a mil por hora.
—No—. Hoja Seca agachó las orejas,en una mezcla de furia y pena— ¿Por qué lo hiciste?
—No entiendes.
—¿Qué es lo que no entiendo?— preguntó mostrando los colmillos en un gruñido.
Garra Sombría se encontraba inmovilizada contra el suelo, bajo las zarpas de Hoja Seca. Se retorcía para librarse, pero los músculos tensos de la gata la aprisionaban. Relajó el cuerpo, haciendo como que se rendía, y, cuando su enemiga menos lo esperaba, le dio un golpe en la barriga con las patas traseras. La gata cayó hacia atrás, lo que le dio a Garra Sombría tiempo para levantarse y atacarla. Pero no podía. La inmoviliza contra el suelo,pero no hizo más. No era capaz de atacar a su amiga.
—Mátame como lo hiciste con Pinar— gruñó la del Clan de la Sombra.
—¡Yo no maté a Pinar!
—Entonces, ¿quién fue?—preguntó con voz retadora, como si estuviera segura de que le mentía.
—¿Qué ocurre aquí?— Una voz tronadora azotó a ambas guerreras. Garra Sombría se sentó y Hoja Seca se limitó a ponerse en pie, con los ojos centelleantes de dolor.
—Estrella Arenosa...— empezó Garra Sombría.
—Calla— la interrumpió—¿por qué hay una guerrera del Clan de la Sombra muerta?— preguntó en tono algo acusador.
—Yo no he sido— se defendió la guerrera negra—fue un perro.
—¡Un perro! No hay perros aquí— bufó Hoja Seca—no había nadie contigo cuando llegué.
—Espera. Garra Sombría tiene razón. Aquí hay mucho olor a perro— maulló el líder.
Hoja Seca olfateó y bajó las orejas.
—Tie-tienes razón...— concedió, algo avergonzada.
—Verás, Hoja Seca. Yo batallé contra tu madre, y unos minutos después olí un rastro a perro. Cuando llegué era demasiado tarde— se lamentó—la ha pillado desprevenida.
—¡Pues tú verás lo que le haré a esa asquerosa bestia..!
—Debe estar muerto— repuso la guerrera como si Estrella Arenosa no estuviera allí—le dejé u corte en la barriga, y de seguro cabará cayendo desangrado.
—Lo... lo siento— se disculpó Hoja Seca con las orejas ardiendo de vergüenza.
—La próxima vez, deberías utilizar tus sentidos con más inteligencia—la instruyó una voz que Garra Sombría desconocía.
—¡Tormenta Azul!— exclamó la del Clan de la Sombra—¿cuánto has visto?
—Lo suficiente como para comprender lo que ha ocurrido— respondió él. Se acercó al cuerpo de la gata marrón, que yacía desmadejado en el suelo, y la tomó por el lomo con los dientes—la batalla ha acabado. Debemos llevar esto al campamento.
—Sí— maulló Hoja Seca, aún arrepentida—vamos. Adiós, Garra Sombría. Y lo siento.— repitió. Y, en voz más baja añadió—: Haré que mi clan acabe esta guerra. No vale la pena seguir así—. Dirijiendo una última mirada a la gata negra, la guerrera desapareció entre los arbustos.
—Ven, Garra Sombría— la incitó Estrella Arenosa, que había estado oyendo toda la conversación—el clan está esperando para vover al campamento.
La guerrera fue detrás del líder, esperando que la sermoneara, pero él no hizo nada. Llegaron a donde se encontraba el clan.
—¿Qué ocurrió? ¿Dónde estabas?— preguntó Manto Abrasado con foz muy preocupada—¿y por qué hueles a perro?
—Te lo contaré todo más tarde— respondió ella, soñolienta—ahora prefiero dormir una siesta.
—Ejem...— el gato atigrado parecía preguntarle algo con la mirada.
—Claro que puedes dormir conmigo— maulló ella, y restregó la nariz contra su pelaje anaranjado, absorbiendo su dulce olor. Al guerrero se le pusieron las orejas rojas de vergüenza.
Ya en el campamento, la gata se propuso ir hacia la guarida de los guerreros. Sin embargo, un maullido que resonó desde la Peña Alta la hizo girarse y sentarse frente a la misma. Sintió el suave pelaje de Manto Abrasado tocando el suyo; en definitiva, la guerrera ya sabía qué era lo que sentía por él.
—Bien— maulló Estrella Arenosa—tengo algunos anuncios importantes que hacer. Primero, me gustaría realizar un nombramiento guerrero. Zarpa Polvorosa, pasa al frente— la incitó. La aprendiza dio unos pasos temblorosos y se paró frente a la roca—. Has peleado muy bien en las batallas contra el Clan de la Sombra, y también contra los perros. He decidido que ha llegado el momento de que ocupes tu lugar como guerrera en nuestro clan. Yo, Estrella Arenosa, líder del Clan del Trueno, solicito a mis antepasado guerreros que observen a esta aprendiza. Ha entrenado duro para aprender las normas de vuestro noble código, y yo os la encomiendo a su vez como guerrera.
La joven dio otro paso, con las patas temblorosas de la emoción, que se reflejaba en sus ojos azules. Con el rabillo del ojo, Garra Sombría pudo captar la orgullo y la tristeza mezcladas que sentía Leónido. <<Zarpa Plateada debería haber pasado por esto>> pensó la guerrera.
—Zarpa Polvorosa. ¿Prometes respetar el código guerrero y proteger y defender a este clan, incluso a costa de tu vida?
—Lo prometo— respondió la aprendiza enérgicamente.
—Entonces, por los poderes del Clan Estelar, te doy tu nombre guerrero. Zarpa Polvorosa, a partir de ahora serás conocida como Polvorosa. El Clan Estelar se honra con tu determinación y tu fuerza, y te damos la bienvenida como guerrera de pleno derecho del Clan del Trueno.
El líder bajo de un salto la Peña Alta, y posó el hocico sobre la cabeza de Polvorosa, que le dio un respetuoso lametazo en el omóplato. Luego ésta fue a sentarse junto a Abedul, que irradiaba orgullo.
—¡Polvorosa! ¡Polvorosa!— coreó el clan. Poco a poco, las voces se fueron apagando. Algunos gatos regresaron a sus tareas, y, los más heridos, fueron a la guarida de las curanderas. Otros simplemente se dirigieron a la guarida de los guerreros a descanasar.
—Vamos— maulló Manto Abrasado, posando la punta de su tupida cola en el lomo de Garra Sombría.
Se alejaron hacia la guarida, y ambos se acostaron juntos. La guerrera ronroneó profundamente, hasta quedarse dormida bajo los cálidos y rítmicos lametazos del hermoso gato anaranjado. Y, allí, se sintió como no se sentía hacía mucho tiempo. Sintió que, eternamente, podría apreciar aquella calidez, aquella forma de querer.
Mejor dicho, amar.
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Días Sombríos #2 / Compañeros / Los Gatos Guerreros
FanficGarra Sombría ha sido nombrada guerrera hace muy poco tiempo. La soledad que siente tras la pérdida de su mentora pronto desaparece al encontrar algo más: Amor. Sin embargo, eso no es lo único que verá en su aventura. El Clan de la Sombra se h...