Capítulo//10

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Amira salía con su tía a la boutique más elegante de Arabia, hacían los vestidos de novia más bonitos. Se casaba en un mes y tenía que correr un poco para ello, estaba súper feliz. El escolta puso rumbo a la boutique, desde que se prometió, se quedó en Arabia, hasta que se casara. Viviría con el hombre de su vida, siendo su marido y padre de sus hijos.

Cuando llegaron, con la protección del escolta, entraron a la boutique. Dos chicas estaban en la tienda y una de ellas, se acercó a ellas con una sonrisa.

—Buenos días, señoras. — saludó la mujer con amabilidad.

—Buenos días. — respondió la tía. —Mi sobrina se casa en un mes y queríamos ver los vestidos de novia que más elegantes y bellos tenga.

—Claro, pasen por aquí. Enhorabuena, señorita. — Amira asintió con una sonrisa.

La chica las llevó hasta donde estaban los vestidos más bonitos. Amira miraba todos los vestidos con alegría y emoción, hasta que uno llamó su atención. Estaba puesto sobre un maniquí, era precioso. De cintura para arriba era ajustado, tenía un poco de escote, no muy provocativo. Las manda era de encaje, de una tela suave y delicada. De cintura para abajo, era ancho y una cola larga. Amira lo admiraba mordiéndose el labio, era una prenda muy bonita y hermosa.

—Este vestido es de un diseñador alemán, es un vestido hecho a medida. — dijo la dependienta. —Pero viendo su cuerpo, puede que la entre.

—¿Puedo probarmelo? — preguntó la joven.

—Por supuesto. — respondió con una sonrisa.

La mujer antes de probárselo, le fue cogiendola las medidas de sus brazos, piernas, cintura, pecho y altura.
La chica sacó el vestido del maniquí, con mucho cuidado. Amira se fue quedando en ropa interior, para probarse el vestido. Dejaba que la chica le pusiera el vestido, se sentía como una niña pequeña cuando la vestían de princesa.
Cuando se giró para mirarse en el espejo, sus ojos se pusieron brillosos. Se sentía como una princesa, en un cuento de hadas. Se sentía como cenicienta, con su hada madrina.

—Es precioso, tía. ¿Este me lo puedo llevar? — preguntó mirando a la dependienta desde el espejo.

—Si, es el último que nos queda. — respondió y ella asintió. —Le queda muy bien, será la novia más hermosa.

—Gracias, ¿Cuánto tardaría en llegarme a casa? — dijo.

—Una semana, aproximadamente. — ella asintieron. —Me dan la dirección, teléfono y demás y yo se lo envío.

—Pues este será mi vestido de novia. — sonrió sin dejar de mirarlo en el espejo.

Amira se volvió a cambiar con la ayuda de la chica, para poder cogerlo y tenerlo en casa en una semana. Había escogido un vestido hermoso, Amir estaría súper contento cuando la viera.

Amir por otra parte, estaba saliendo de la casa de su primo Murak. No llamó Amira desde anoche y sinceramente tampoco le apetecía llamarla, menos ahora que estaba escogiendo el vestido de novia y no deseaba escuchar su voz para decirle como de bonito era el vestido.

Se montó en el coche y cuando tomaba rumbo a su casa, su teléfono sonó. En la pantalla se reflejaba el nombre de una mujer, una mujer que fue su amante unos meses. Camilla era una fiera en la cama, salvaje y una buena sumisa.
Descolgó y desde el altavoz empezó hablarla.

—Cuanto tiempo sin saber de ti, Camilla. — habló al descolgar.

—Vaya, creí que habías borrado mi teléfono y que no te acordarías de mi. — el sonrió.

—No te borré, aquí estás aún. — respondió. —¿Qué hay de ti? ¿ por qué me has llamado?

—Bueno, acabo de llegar a Arabia y me acordé de ti y quise llamarte. Espero que no te moleste, ¿Cómo va tu vida?

—Si te contara, no te lo creerías. — ella sonrió.

—¿Por qué? Cuéntame. — dijo interesada.

—Te lo contaré, ¿Un café? Te invito.

—¿Ahora?

—Claro, pásame la dirección y paso a buscarte.

—Vale, te lo paso. Me has dejado intrigada con eso. — Amir sonrió.

—De acuerdo, te veo ahora. — colgó.

Camilla era una de las mujeres que más conocía a Amir, incluso más que Jade. Era su amante si, pero también se había convertido en su confidente y amiga.
Ella lo salvó de muchas cosas que él había hecho, pero verla después de tanto no sabía cómo iba a reaccionar. No sabía que podía estar con ella sin tocarla y más sin mucho tiempo sin sexo.
Su móvil le aviso de un mensaje, lo miró y era la ubicación que Camilla le había pasado.

Cuando llegó al lugar, era un hotel. Salió del coche y la vio de pie con una sonrisa. Camilla corrió hacia él y lo abrazo, claro estaba, que él, la correspondió.

—Cada día estás más hermosa. — halagó Amir dandole una vuelta. —Los años no pasan por ti.

—No exageres, capullo. — le dio un toque en el brazo. —¿Donde quieres tomar café?.

—Ese bar, parece que está bien. — señaló en que estaba frente de ellos.

—Perfecto, vamos. — juntos caminaron hasta el bar.

Cruzaron la calle y fueron hasta el sitio que estaba desocupado. La ayudó a sentarse, y se puso frente a ella.

—Dime eso que me tenías que contar, me has dejado intrigada. — él rio.

—Me caso. — ella se había quedado de piedra, mirando Amir con los ojos abiertos.

—¿Te casas? No me lo puedo creer. — sonrió. —¿Con quién? ¿La conozco?

—No lo sé, se llama Amira, es de Dubai. — ella asintió. —Pero me caso sin amor, Cami.

—¿Aún sigues enamorado de Jade? — él asintió. —No sé que hacer para que olvides a esa mujer, no te dio más que mentiras y traiciones.

—No creo que pueda olvidarla, Amira no es mi tipo de mujer. — exclamó. —Es sosa, aburrida e insípida.

—Amir, no hables así de ella, por el amor de Dios. — siseó. —No la conozco, pero no sé merece esos insultos.

—Ella se enamoró de mi y le pidió a mi padre que se quería casar conmigo, con todos lo hombre que hay, me eligió a mi. — dijo con los dientes apretados.

—¿Estás seguro de ello? ¿Estás seguro que ella te eligió? — él asintió. —¿No será que tu padre la eligió a ella para ser tu esposa?

—Estoy seguro, una mujer enamorada puede hacer muchas burradas. — respondió. —Pero la voy a enseñar que el matrimonio conmigo no será como los libros o las películas románticas, la voy a enseñar lo que es el infierno y se arrepentirá de haberme elegido.

—No seas así, tú no eres así, Amir. Te conozco y sé que tú corazón es bondadoso y no tienes maldad. — le cogió de la mano. —No hagas algo de lo que luego te puedas arrepentir, Amir.

Amir la besó, no pudo más. Estaba muy cachondo y Camilla le excitaba solamente con hablarle. No sabía lo que tenía esa mujer, pero le ponía a mil.

—Cami, deseo follarte, llevó mucho sin tema. — la susurró en los labios.

Amir se la llevó al hotel, donde ella se hospedan. Camilla, estaba excitada y Amir era un experto en seducir a una mujer, ella caía y cualquier mujer lo hacía.

Mientras Amir, follaba con la chicas una y otra vez, Amira sonreía con una mujer enamorada y veía a Amir con buen hombre y buen marido.

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Hola, bellas. Aquí tenéis otro capítulo de Amir y Amira, espero que os guste.

Decidme, ¿Qué os pareció el capítulo?¿Amira cuando abrirá los ojos? Os leo.

Besos desde España, nos leemos pronto.

Una dama para el Duque 2° (saga Realeza) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora