Amir llegaba a casa después de dos días de viaje, ella no lo llamó, él tampoco lo hizo. Se habían mantenido alejados y sin comunicarse. Amira salía a tomar algo con amigas, ya que Sara se había quedado en Arabia a vivir y salia con ella. Amanda había sido madre y no iba a decirle de salir, no estaba bien.
Aunque Amir no se comunicará con ella, sabía sus pasos, donde iba y con quién.
Entró en la casa con ese porte varonil, serio y con ese traje de Armani de tres piezas. En el salón se encontró a su mujer con una copa de vino, con un camisón de tela fina, sus pies sobre el sofá, viendo una película. Amir sonrió, aún no sé acostumbraba a tener a una mujer en casa. Compartir casa con una, vivir bajo el mismo techo. Compartir prácticamente todo, con ella.
Amira sabía que había vuelto, pero no quería mirarle y decirle hola. No le salía esa palabra, no le salía mirarle y sonreír cuando no podía.Amir caminó hasta donde estaba ella y se sentó en el sofá de enfrente. Amira le miró de reojo, miró de nuevo la televisión, como si no existiera.
—¿Ahora vamos a tratarnos como dos desconocidos? — preguntó este rompiendo el silencio. —¿Ni un hola sale de tu boca?
—Hola, Amir. — respondió sin mirarle, sin ganas de hablar con él.
—¿Llevas haciendo esto todos los días? — sabía la respuesta, pero quería saber si ella lo contaba.
—No, he salido, he bebido... En fin, muchas cosas. — tomó un sorbo de vino. —¿Ahora tú me dejaras ver la película o seguirás interrogándome?
—Ultimamente, estás muy subidita, Amira. — exclamó. —Controlate, que no siempre seré tan pacífico.
Salió del salón dejando sola a la joven, deseaba pegarse una ducha y dormir. Estaba harto de viajar sin parar y no para conocer la ciudad, si no para tomar sus obligaciones como duque. Amira le observó irse hacia las escaleras, sonrió porque le estaba volviendo loco y eso es lo que más deseaba. Aunque Amira deseaba follar otra vez, así que está noche, Amir sería su juguete. Necesitaba sexo y Amir estaba siempre disponible. Además que nunca le sería infiel, solo quería que él, se enamorará de ella. ¿Lo conseguiría? No lo sabía, pero tenía que intentarlo.
Se había comprado un conjunto sexy y erótico, quería provocarle. Quería llevarlo a la locura, que la follara como él solo sabía.
Dejó la copa de vino sobre la mesa y subió las escaleras, decidida. Abrió la puerta de la habitación donde Amir dormía, se quitó el vestido que ocultaba ese conjunto sexy. Escuchó la ducha y sonrió de lado, fue hacia el baño y abrió despacio. Metió la cabeza y le vio metido en aquella ducha, desde la mampara trasparente y empañada, se veía su cuerpo desnudo. Ese cuerpo fuerte, ese cuerpo de adonis. Abrió la mampara y Amir la miró. La observó de arriba abajo y su polla, se puso dura.
—¿Te gusta? Me lo compré está mañana. — dijo dándose una vuelta, dejando ver su trasero redondo.
—Amira, ¿De verdad me estás preguntando si me gusta? — sentenció. —Mira. — señaló su polla. —Ha sido al verte así.
—Mmm me encanta como está de dura. — caminó hasta él seductora. —¿Sabes lo que me apetece, esposo mío? — él miraba sus labios. —Que me folles, como tú sabes hacérmelo.
Amir la cogió del cuello, levemente y la metio en la ducha con él. Sin importarle, que mojara su conjunto. La arrinconó en la pared y lamió su cuello, provocando que ella soltara un gemido.
—Tus deseos son órdenes. — la susurró en el oído, esa voz ronca, la excitó.
De unos tirones, la rompió el conjunto. Ella abrió su boca con asombro.
—Yo te compro más. — la dijo y la besó.
Amira quedó totalmente desnuda, Amir la miró y mordió su labio. Con las yemas de sus dedos, jugueteó con sus pezones y fue bajando hasta su coño. La miró y la penetró con dos dedos, Amira soltó un gemido de placer. Amir movía sus dedos en su interior, escuchando los gemidos de la joven. Cogió una de sus piernas y apoyó sobre su antebrazo, colocó su polla en su entrada y entró de una sola embestida. Empezó a moverse entre gemidos, los gemidos de ambos se escuchaba por todo el cuarto de baño. Estaban muy excitados y deseaban quitarse el calentón.
Amir salió de ella y la giró, con su rostro sobre los azulejos y las piernas abiertas. Se puso de rodillas y la comió el coño, pasando su lengua por todo sus pliegues. Chupando y saboreando su esplendor. Amira gemía descontroladamente, dejándose llevar por su marido. Amir sabía cómo satisfacer a una mujer, su polla era grande y gorda. En el sexo oral, era magnífico con la lengua y comiéndolo. Te lo comía de una manera exquisita, con placer y con una mezcla de lujuria.
La dio una azote y se levantó, para volver a follarla. Entro en ella y cogió del pelo, la follo con brusquedad. Salía y entraba en ella, con toques salvajes. Paso su mano por su cuello y apoyo la espalda su esposa con su pecho, la seguía follando, agarrándola del cuello desde atrás.
Dos embestida más y ambos se corrieron, Amir sacó su semen en su interior y sacó su polla de su interior. Amir y Amira se ducharon juntos, después de esa ronda de sexo. Amira cogió una toalla en su cuerpo y otra en su cabello. Amir enredó una toalla en su cintura y ambos salieron de la ducha, Amir se Cepillo los dientes y Amira se había quedado pensativa.
—¿Qué te ha pasado? Te has ido a otro mundo de un momento a otro. — dijo él observándolas desde el espejo.
—Desde que llevamos casados, ¿Me has sido infiel? — él arrugó su ceño.
—No, desde que te di el "si, quiero" no he tocado a otra mujer. — respondió sinceramente. —Puedo ser cualquier cosa Amira, pero jamás bajo el matrimonio, buscaré a otra.
—Puedes casarte por segunda vez, Amir y no quiero eso. — dijo y este se giró.
—Amira, no sé cómo tomarás esto. — caminó hasta ella. —Pero si jamás he estado de acuerdo en nuestro matrimonio, ¿Qué te hace pensar que voy a estar de acuerdo con otro?
—Porque me odias, me detesta y solamente nos llevamos bien cuando follamos. — exclamó. —Pero aún así, jamás dejaré que otra te toque, que otra sea tu esposa. — advirtió. —Ademas te pediría el divorcio si me entero que me has sido infiel, Amir. Aunque pensándolo bien, a ti eso te alegraría.
«La verdad que ya no estoy tan seguro.» pensó él.
—Desde que te hice mía, no quiero tocar a otra, Amira. — se acercó a su rostro. —Me encantan tus gemidos, me encanta como te envuelves en mi cuerpo. Me encanta como te estremeces al sentirme dentro de tí y me encanta el olor que dejas en mi cuerpo. — ella sonrió. —Ninguna será como tú, nadie me hará cambiar de opinión. Porque quiero que sepas, que cuando yo tenga gana de follar, te voy a buscar a tí. No buscaré a otra, nunca.
Ella tenías ganas de llorar, miraba a los ojos a Amir y veía sinceridad en sus palabras.
—Quiero que lo intentemos, Amira. Ya no me desagrada estar casado contigo. Qué dices, ¿Lo intentamos? ¿Damos una oportunidad a nuestro matrimonio.
***************
Hola, bellas. Aquí tenéis otro capítulo de Amir y Amira, espero que os guste.
Como dije estaba de vacaciones y no actualice, pero ya estoy de vuelta y tenéis capitulo nuevo.
Decidme, ¿Qué responderá Amira? ¿Se darán una oportunidad? ¿Amie ya está enamorando? Os leo.
Besos desde España, nos leemos pronto.
Instagram: lorena.g.munoz
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Una dama para el Duque 2° (saga Realeza) EDITANDO
RomanceAmir Assim Abadallah, es un Duque de Arabia Saudí. Un hombre que sufrió un desamor, pero aún el corazón de Amir, le pertenece a esa mujer. Su padre, le obliga a contraer matrimonio con la sobrina del jeque de Dubai. Amira, es una mujer que desde qu...