Capítulo//25

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Amir, salió de la casa hecho una furia. Tenia que hablar con Amira sobre el divorcio, de el porqué no le escuchaba antes de tomar decisiones a la ligera. Ferit iba detrás de él como un imán, tampoco quería que cometiera una estupidez.

Estaba bien que hablara con ella antes de nada, porque como Amir tomará la decisión de firmar, ya no habría vuelta de hoja.

Se subió al coche y Ferit en la parte del copiloto, Amir le miró con el ceño fruncido.

—¿Dónde vas? — preguntó curioso.

—Iré contigo, no te dejaré solo. — respondió y Amir puso los ojos en blanco.

No dijo nada más, arrancó y puso rumbo al hotel donde se hospedaba su esposa. No iba a parar hasta hablar con ella, hasta aclararle la situación. Esperaba que le escuchara, porque Amir la echaba de menos, no sabía cómo explicarle que él no había hecho nada malo.
Como decirla que Jade ya no era importante en su vida, que ella ya no era nadie. Como decirla que ella era la única, que no le importaba otra.

Cuando llegaron, Amir dejó el coche aparcado. Caminó hasta el interior del hotel, justo en ese momento, apareció la tía de Amira. Amir camino hasta ella y la mujer le sonrió. Ella creía en él, ella sabía que Amir realmente le importaba Amira.

—Amir, hijo. ¿Qué tal todo? — preguntó ella con una sonrisa.

—Siento venir así, pero necesito hablar con Amira. — respondió. —Me han llegado los papeles del divorcio, no entiendo porque me viene con estas.

—Hijo, Amira, no entra en razón. Mira que yo he intentado hablar con ella, pero no entra en razón. — habló. —Esta arriba, vamos y espero que te escuche.

La mujer fue hacia la suite que tenían reservado, la mujer introdujo la tarjeta y abrió la puerta. Cuando entraron Amira y su tío estaban en el salón, cuando ella vio Amir, se puso sería.

—¿Qué haces aquí? — preguntó ella con seriedad.

—Sabes perfectamente bien, porque estoy aquí. — le enseñó los papeles. —¿De verdad quieres esto sin hablar conmigo antes?

—¿Para qué? ¿Para escuchar más mentiras? — exclamó. —Ya no seré tan tonta.

—Hablemos como persona adultas. — ella negó. —Amira, lo que viste en la gala, no es como tú creés. Fuiste testigo de como la trate, te di tu lugar como esposa y por un beso que ella misma provocó, lo estás arruinando todo. — ella se rió. —Jade no me importa nada, de hecho su esposo le ha pedido el divorcio.

—Si, me enteré esta mañana. — él arrugó su ceño. —Tu niña amada, vino para decirme que por mi culpa su marido se va a divorciar de ella. Qué tú mientras estabas conmigo, la veías.

—¿Y tú la creíste? — dijo. —Si su marido se va a divorciar de ella, es porque yo le dije todo lo que Jade me hizo. Que me besó estando casado, que la eché de mi vida cuando volvió a Arabia. — exclamó. —Pero que hayas creído la palabra de esa mujer, antes que en la mía, demuestra que no me quieres como tú dices. Qué eres capaz de creer en una mujer, que desea destruir nuestro matrimonio. Qué tú esposo te está diciendo que ella no le importa y tú no le crees. — ella se cruzó de brazos.—Un matrimonio así no funciona, hemos tenido nuestros problemas. He sido un hijo de puta, no lo niego. Pero después de demostrarte que ella no me importa, que quería una oportunidad contigo y vez de hablarlo, decides pedirme el divorcio.

—No confío en ti, la creí pero no tanto. No puedo estar con una persona que no confío, que no sé si realmente ya no la ama. — respondió. —Te amo, Amir, Allah lo sabes. Pero yo me amo mucho más, te pido el divorcio para que tengamos nuestra libertad, que cada uno haga lo que quiera y te juro que me duele. Pero no puedo seguir contigo desconfiando de ti. No puedo estar con una persona qué cuando sale por esa puerta, no sé si se va a ver con ella. Yo. Así no puedo vivir. — él asintió con una mueca de desagrado.

—¿Quieres el divorcio? ¿Esas será tu respuesta? — ella asintió, aunque realmente quería decir que no. —Perfecto, Amira. — dejó el papel encima la mesa. —No te voy a obligar a estar conmigo, intenté arreglarlo, que me creyeras. Pero fue inútil. Amira, quiero que sepas algo de mi, cuando tomo una decisión, no hay vuelta atrás. Si firmo, saldré de tu vida siempre. — Amir cogió el bolígrafo y miró el papel unos segundos.

—Espera, Amir. — habló la mujer. —Amira, piénsalo bien. Si Amir firma en una semana estarán divorciados. ¿Eso quieres? Se feliz y que esa mujer no gane la batalla, demuéstrale quien es la dueña de Amir Assim. — Amira miró a su tía y luego Amir.

Cuando él no vio respuesta, puso la punta del bolígrafo en el papel y Amira le sujetó, él sonrió y la miró.

—No firmes, pero no daremos un tiempo. — él resopló. —Solo eso, dame paciencia para confiar en ti. Podemos quedar, salir, en fin. Pero como si fuésemos pareja, no esposos.

—Amira somos marido y mujer, estamos casados. — censuró confuso.

—Lo sé, pero necesito tiempo, Amir. — él mordió su labio. —Por favor.


—Amira, por mucho que nos demos un tiempo, no va a servir de nada. No sirve de nada, si crees en las palabras de otros que en la mía. — ella asintió. —En vez de hablar conmigo y aclarar las cosas, tú huyes, no lo hablas. Así nunca, vamos avanzar.

—Prometo que está vez, lo hablaremos. Si veo cosas o me dicen alguna cosa, prometo hablarlo contigo. — camino hasta él y lo abrazó por el cuello.


—Amira, te echo de menos. Duerme conmigo hoy, por favor. — suplicó como un niño pequeño. —La cama se me hace grande sin ti.

—Yo también he echo de menos, Amir. — Amir la besó, devoró sus labios con ansia y sed

—¡Dios! Cómo deseaba probarlos. — ella sonrió. —¿Vendrás a dormir esta noche conmigo?


—Si, iré a dormir contigo, nene. — él sonrió, estaría con Amira toda la noche.

Toda la noche sería suya, la haría suya. La cuidaría, velaría por ella. Amira se había convertido en su refugio.



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Hola, bellas. Aquí tenéis otro capítulo de Amir y Amira, espero que os guste.

Besos desde España, nos leemos pronto

Una dama para el Duque 2° (saga Realeza) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora