—No se preocupe, señora directora. Ahora mismo salgo para allá.
Win resopló cuando el pitido que daba por terminada la llamada, finalmente se hizo escuchar.
La directora del colegio de su hijo acababa de llamarlo por tercera vez en la semana, y no precisamente por cosas buenas.
Trató de inhalar y exhalar paciencia mientras acomodaba su cabello antes de salir.
Tener un hijo no era cosa fácil, y Win lo sabía de sobra.
Ama a Dome con toda su alma, pero requiere de muchísimo esfuerzo y paciencia el no derrumbarse estando sólo ante una responsabilidad tan grande.
Cada etapa es tan hermosa como complicada.
Su hijo acababa de cumplir los dieciséis años, y... nunca había sido tan difícil como ahora, porque, desde siempre Dome había sido un niño tranquilo, amoroso, respetuoso, y sobre todo, obediente con él, pero aparentemente la pubertad llegó con planes de arruinar todo eso.
Al entrar a la gélida oficina, divisó a su hijo entre unos cuatro muchachos más, y tal y como lo supuso, entre ellos también estaba su primo Given.
Le lanzó una mirada petrificante que su hijo había aprendido a conocer muy bien en los últimos días, y como siempre, Dome desvía la mirada al saber que está en problemas.
—Tome asiento, por favor, señor Opas.
La directora se levantó extendiéndole la mano en saludo, y señaló la silla frente a ella con un gesto cordial.
—Lo mandé a llamar porque Dome, en conjunto con sus compañeros decidió jugarle una broma pesada a la maestra de biología en la que casi pierde la vista por culpa de la pintura que utilizaron para rociarle en la cara. En estos momentos la maestra Day está en casa descansando, y por eso no nos puede acompañar, pero por decisión del consejo estudiantil, todos ellos están suspendidos.
Win no reclamó. No tenía cara para hacerlo cuando su hijo había causado tantos estragos en los últimos días.
—Pueden leer el reporte con tranquilidad y, no olvide firmar el documento antes de irse.
—Estarán suspendidos por una semana y las cláusulas del reporte serán iguales para todos—Dijo, alzando un poco la voz esta vez para que todos la escucharan.—Recuerden que con un reporte más serán expulsados indefinidamente del colegio, además de la carta de mala conducta que redacta el distrito, lo que les dificultaría la oportunidad de volver a estudiar en colegios de alto prestigio, o como en el caso de algunos de ustedes, volver a apostar por una beca.
No hizo falta que Win leyera el reporte, porque no era el primero que recibía, sólo fingió que lo hacía por unos segundos. Finalmente, dejó su firma al final de la hoja y se disculpó con la directora antes de dirigirse a la esquina en la que se encontraban los sancionados, entre ellos, su hijo y su sobrino.
—¿Han llamado a tu casa?—Su sobrino no hizo más que asentir, porque el tono en la voz de Win era todo menos amistoso—Entonces no hace falta que te lleve, ¿No?
El joven negó de igual forma, y finalmente, Win pudo mirar a su hijo.
—Vámonos—Le dijo, caminando bruscamente a la salida sin esperar por una respuesta.
El adolescente le siguió por detrás, con pasos tímidos e intentando no quedarse muy atrás.
Y antes de que su padre abriera las puertas del coche, Dome decidió romper el silencio.
—Está bien. Lo siento. Sé que te debo una explicación, pero te juro que no queríamos que se nos pasara de las manos.
Win no dijo palabra alguna. Abrió la puerta, subió al auto y se concentró únicamente en manejar el coche hasta que se detuvieron frente a un semáforo en rojo.

ESTÁS LEYENDO
Papá, ¿Qué es Brightwin? - Brightwin ©
FanfictionWin le oculta a su hijo la existencia de Bright, quien tampoco sabe que tiene un hijo.