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Tensión.

Es la única palabra existente que puede llegar a describir la situación que se vivió en aquella casa en cuando el imponente y fantasmagórico Vachirawit se hizo presente.

—Lamento haber llegado sin avisar. Espero no ser inoportuno.

Todos allí le escuchaban, por alguna razón u otra siempre atentos a sus palabras, pero a él sólo le importaba la atención que podía recibir de su hijo.

Bright podría parecer una persona segura y en ocasiones hasta predominante en su entorno, pero en estos momentos, eso no significaba más que una vil falacia.

Por dentro era un manojo de nervios e incógnitas que le ponían inquieto, aunque era netamente experto en ocultarlo.

Tampoco era necesario preguntar, pues sabía a ciencia cierta que no era bien recibido allí, especialmente por Mew, quien se había dedicado a hacérselo saber desde entonces.

—Descuide, ha llegado en el mejor momento.

Given, el muchacho que momentos antes había reconocido como el que acompañaba a Dome el día del concierto, sonreía a sus palabras con amabilidad.

Incluso, parecía encantado con su presencia.

Bright desconocía hace unos momentos la relación que tenían Mew y Gulf con él, hasta que la familiaridad fue tanta que dedujo que era hijo de ambos, cosa que le sorprendió muchísimo, y hasta entonces comprendió la cercanía que parecían tener aquella vez en el hospital.

—¿Deseas algo de tomar?—Esta vez fue Gulf, quien se puso de pie antes de esperar por una respuesta.

Bright negó, pero agradeció sinceramente por su ofrecimiento.

—Yo creo que es momento de dejarlos solos—Continuó.

Aquello no parecía una creencia en absoluto, sino más bien una orden estricta y directamente hacia su esposo e hijo, quienes se resistieron a ella por motivos distintos.

Given quería quedarse. Quería estar enterado de en qué aspectos cambiarían sus vidas a partir de ahora, y, ¿por qué no? También interceder en caso de que su primo fuera tan tonto como para negarse a recibir cualquier beneficio proveniente del cantante.

Mew, por su parte, lo hacía meramente por protección, lealtad y cuidado a su familia. Win no estaba presente y dejarlos solos no era conveniente siendo él representante de su hermano en estos casos.

—¿Win sabe que estás aquí?—Dijo en cambio.

Bright dejó de mirar a su hijo para concentrarse en él.

—Sí. Lo sabe. De hecho le pedí que me acompañara, pero por cuestiones de trabajo no pudo, entonces aceptó que yo viniera.

Mew asintió fruncidamente.

—Entonces... ¿Cada vez que vengas a visitarnos traerás contigo a tus guaruras?

De no ser por lo escandalosa que fue su llegada, a Mew no le habrían importado sus guardaespaldas gigantesco, ni su modesto coche deportivo de millones de dólares, pero teniendo en cuenta que sus vecinos no eran nada discretos, siempre buscaba la manera de no llamar la atención, algo que con Vachirawit era técnicamente imposible.

—Me disculpo por eso. No sabia que les incomodaba. No los traeré conmigo la próxima vez.

—¡A mí me parece increíble!—Given intervino con emoción desmedida—Además, creo que él los necesita, papá. ¿A caso no has visto cómo le persigue la gente? Sería muy arriesgado salir sin al menos dos de ellos, ¡y que ni se diga de su coche!—Expulsó esto último con evidente fascinación—Hablando de eso...—Su voz titubeó un poco—Señor Vachirawit, ¿Creé que Dome y yo podamos dar un paseo con usted más tarde?

Papá, ¿Qué es Brightwin? - Brightwin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora