22

864 101 8
                                    


Un cielo cubierto de nubes grises y un ambiente fresco junto a la brisa fría indicaban que el atardecer se estaba acercando.

No había dejado de llover en todo el día, y todo indicaba que así seguiría por mucho tiempo.

El menor reclinado sobre la cama dio un suspiro largo y tendido mientras manipulaba su cabello con ambas manos, arrepintiéndose (un poco tarde) de aquel "Sí" que había dado minutos antes.

Cuando la enfermera de turno le dio la noticia de que su padre estaba allí y que pasaría a verlo en unos minutos si así lo deseaba, Dome se emocionó un poco.

No era lo esperado, pero lo extrañaba.

Por eso estaba enojado consigo mismo, porque de verdad lo extrañaba, lo extrañaba mucho y no tenía que hacerlo.

Se suponía que el estaba enojado, dolido, (y realmente lo estaba) sólo que... por alguna razón ajena a su consentimiento, echaba mucho de menos a su papá. Echaba de menos sus abrazos y sus cuidados, sus regaños, sus cenas deliciosas y su atención. Echaba de menos estar en casa.

Sus pensamientos cayeron al suelo cuando recibió dos toques en la puerta.

—Adelante—Dijo, sabiendo ya de quién se trataba.

Lo que no imaginó, y mucho menos esperó fue ver a Bright Vachirawit seguido de su padre.

¿Qué hacía él ahí? ¿Por qué estaban ellos dos juntos? ¿A caso...

—¿Cómo te sientes?—Win se acercó con preocupación y benevolencia hasta él, y sin previo aviso acunó la cara del menor entre sus manos—¿Has comido bien? ¿Te han tratado bien los doctores? Nani fue al hotel por algo de ropa para los dos, pero me ha dicho que mañana es tu de alta, entonces podremos irnos a casa y arr...-

—Yo no iré a casa contigo.

Expulsó amargamente y se apartó del agarre en sus manos con suavidad.

Tan pronto sucedió, Win se alejó lentamente de su lado.

¿Fue su idea o los ojos de su padre brillaron?

Como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano por no llorar.

—Tienes que dejar que te explique las cosas si quieres que esto funcione. Tú no puedes ir a ningún lado sin que yo lo autorice, así que por favor pon en uso lo que te he enseñado y dame la oportunidad de explicarlo.

Win quiso sonar firme y seguro, pero eso parecía imposible desde hace ya un tiempo.

El menor rió con ironía, mirando de soslayo al pelinegro detrás de su padre, el cual había permanecido en silencio hasta ahora.

—¡Claro!—Exclamó, mofándose de la situación—, si de eso te has encargado muy bien... de que tú y nadie más que tú pueda tomar decisiones sobre mí.

Win apretó sus dientes, pues estaba siendo cada vez más difícil no soltarse llorar.

No podía hacerlo, aún si su estómago y su garganta fueran un desastre.

Por su parte, Bright jadeó a lo lejos, lo que llamó nuevamente la atención del más pequeño.

—¿Y usted qué hace con él?

Bright alzó ambas cejas con sorpresa.

Era la primera vez que su hijo se dirigía a él.

—¿A caso ya perdonó todas sus mentiras? ¿Usted realmente cree que un día es suficiente para reponer todo el daño que causó?

Bright le miró atentamente, sin atreverse a hablar todavía.

Miró a Win por sobre sus hombros.

Parecía desolado y consumido por la tristeza, como si su cuerpo no le perteneciera.

Papá, ¿Qué es Brightwin? - Brightwin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora