Sus labios sabían a miel,. eran cálidos y suaves, se movían con intensidad sobre los míos arrebatándome, el aire. Había besado a muchos chicos antes, pero este hombre se llevaba el puesto número uno.
Mis manos se aferraron a su cabeza apretándolo más a mí, sentí algo duro en mi vientre bajo y eso solo me excito más. Mi cuerpo estaba aplastado contra la limusina de la que habíamos bajado, jamás me había sentido tan desesperada de tener a un hombre hasta que lo conocí.
No solo me refiero al sexo, también quería tenerlo para mí, que me diera su corazón y todo lo que tuviera por ofrecerme, porque sin siquiera conocerlo yo ya le había entregado todo de mí.
No estaba muy segura de lo que estaba pasando, pero quería olvidarme de todo tan solo una noche, quería ser la misma de antes tan solo una noche, olvidarme de todas las responsabilidades que tenía y divertirme.
—Señor ya está todo listo para abordar —informa un hombre.
Sus labios abandonan los míos dejándome con una sensación extraña, casi de inmediato el aire regresa a mis pulmones.
—Excelente —habla arrastrando las palabras—. ¿Dónde está mi hermano?
—El señor Christian ya está arriba, solo lo estábamos esperando a usted.
Su mano se aferraba a la mía mientras me guiaba a un enorme avión, no estaba muy consciente de a dónde íbamos pero cuando me lo propuso sus hermosos ojos azules brillaron con ilusión que no supe cómo negarme.
Un hombre se interpuso en nuestro camino.
—Señor Miller, ella no puede acompañarnos.
Sonríe con adoración en mi dirección, pasa su mano por detrás de mi cintura y deja un beso en mi frente.
—Ella vendrá a cualquier lugar donde yo vaya.
—Pero señor...
—Pero nada, es mi avión y yo digo quien sube y quién no.
Con cada paso que daba sentía que algo me sostenía, como si no tuviera que irme de Ámsterdam, pero ir con él era algo que extrañamente quería.
Tal vez eran los efectos del alcohol.
O tal vez era la forma en la que me hacía sentir.
Probablemente me arrepienta de esto mañana, porque ni siquiera se a donde vamos, o, quién es él. Al verlo en aquélla mesa con una sonrisa deslumbrante por el alcohol no supe como negarme a su invitación.
En el avión había varios asientos y en la parte de atrás había una puerta, caminamos hasta ella y la abrió dejándome ver una enorme cama muy elegante.
Sentí sus manos en mi cintura y sus besos en mi cuello de forma exquisita.
—Permítame deleitarme con tu cuerpo, déjame enseñarte las estrellas y hacerte sentir todo lo que me provocas.
Comienza a bajar mi tirante besando mi hombro.
—No tienes que pedir permiso, con tan solo tocarme ya me tienes a tus pies —admití sin ningún rastro de vergüenza.
Sus manos comienzan a bajar mi vestido con tal lentitud que comienzo a desesperarme.
—Tú con tan solo mirarme me tienes, cada célula de mi cuerpo te pertenece. Soy tuyo Katherine, ¿tú eres mía?
—Eso no lo tienes ni porque preguntar.
Toma mi cara con posesividad para que lo miré, junta nuestros labios tomando todo de mí y yo con justo se lo dí.
—Eres mía, no te dejaré ir jamás.
Y no podía estar más complacida con sus palabras.
Apenas lo conocía y ya me tenía todo de mí, como yo de él. No podría ser más perfecto.
.
.
.
Holaaaa, está es la primera historia que escribo, estoy realmente muy nerviosa por este gran paso que voy a dar.
Está historia contiene malas palabras, temas muy delicados como el alcoholismo, escenas sexuales explícitas. Si son sensibles a esos temas por favor no continúe leyendo.
Si continuaste; muchas gracias por quedarte, espero y te guste mucho está historia 😊❤️
20/08/23
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Cinco Semanas (Editando)
RomanceColin Miller no tiene tiempo para el amor, nunca deseó conocer a alguien con quién compartir su vida, dice que esas son tonterías. Sus pensamientos cambian cuando se tiene que enfrentar con toda su familia por la empresa de su abuelo. Necesitaba est...