Capítulo Veintisiete: Neblinas por alcohol

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Katherine

El dolor de cabeza se hizo presente cuando empecé a ser consciente de lo que había a mi alrededor; unos fuertes brazos apretándome contra su cuerpo. Podía reconocer el tacto: Cole. Era la única persona que me abrazaba de esa forma, con necesidad, cariño y un toque de posesividad. Me agradaba que lo hiciera.

Eché mi cabeza hacia atrás sintiendo su respiración en mi cuello, una risa se escapó de mis labios.

No podía recordar nada de lo que pasó anoche tras llegar del bar, pero me sentía feliz, quizá porque me encantaba despertar envuelta por su aroma. Sin embargo, el fuerte dolor de cabeza no me dejaba disfrutar del todo.

Sentí cómo se removió detrás de mí, luego unas tiernas caricias en mi mejilla anunciaron que había despertado. Me giré para quedar frente a él; había algo diferente en su sonrisa.

—Buenos días —irradiaba de felicidad—. ¿Cómo amaneciste, Szivem?

Pasó una mano por debajo de mi cuello, la perdió entre mi cabello, acercándome más a él.

—Con dolor de cabeza —dejó un dulce beso en mis labios—. Dime qué hice anoche.

Volvió a unir nuestros labios acariciando mi mejilla. Traía puesta su camisa azul, lo que me indicaba que me había quitado la ropa por alguna extraña y desconocida razón. Sabía que no fue para hacerme nada malo. Su agarre en mi cintura se hizo más fuerte, comenzó a darnos la vuelta para subirme sobre él.

—Espera... —lo detuve cuando ya estaba sobre su cuerpo—, necesito saber que no hice nada estúpido anoche, que no dañé a nadie.

Arrugó la cara analizando mi expresión.

—¿No recuerdas nada de anoche? —negué—, ¿ni siquiera...? —algo cambió en la forma en la que me miraba, como si lo hubiera lastimado—. Olvídalo.

Me bajó de su cuerpo dejándome a un lado, se paró de la cama con rapidez.

«¿Ahora qué hice?»

—Cole...

—Me daré una ducha. Hay una pastilla para el dolor de cabeza en una de las puertas.

Me habló de una manera tan cortante, que no pude evitar fruncir el ceño confundida.

—¿Quieres que vaya contigo? Mis ganas de estar contigo son más fuertes que mi dolor de cabeza.

Solo cerró la puerta ignorando mi propuesta.

Encogí mi cuerpo sintiéndome confundida, rechazada, algo que nunca había sentido con él. No entendía el porqué de su cambio de actitud, pero me lastimó que me tratara de esa forma.

ᕙ⁠[⁠・⁠۝・⁠]⁠ᕗ

El desayuno fue muy incómodo, todos estaban callados y sentía cómo el señor Steven nos juzgaba con la mirada. La señora Abigail no asistió al desayuno. El ambiente era tan tenso que se podía cortar con tijeras.

Intenté poner dos veces mi mano en el muslo de mi esposo, pero él la apartaba bruscamente. Su mirada me decía que quería irse de mi lado pronto.

Comí lo más rápido que pude, cuanto más rápido acabara, más rápido podía irme de aquí. Ni siquiera quería voltear a mi alrededor. Tal vez había hecho algo muy malo bajo los efectos del alcohol y por eso no me quería ni tocar.

—Antes de que se retiren —el señor Steven llamó la atención de todos—, les aviso que hoy en la noche será el anuncio del compromiso de matrimonio de Jordan. Vendrán 200 de mis amigos más cercanos y será cubierto por diferentes medios de comunicación. Quiero que se comporten debidamente.

Cinco Semanas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora