Capítulo Treinta y Cinco; Dos Semanas

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Katherine

Tal vez no era lo correcto, pero yo sentía que sí. Pocas veces estaba segura de lo que hacía, siempre pensaba que mis decisiones traían cosas malas, pero esta vez estaba tan segura; era lo único que quería.

Sonreí al ver a mi hermana asomada por la ventana del avión con tanta emoción. No quise dejarla en Ámsterdam después de la última vez; no quería separarme de ella. Mamá no podía viajar con nosotras, así que la señora Barbara prometió cuidarla bien. Además, tampoco era su persona favorita en estos momentos desde lo de mi padre.

El imbécil fue a dar a la cárcel; mamá suplicó y lloró para que no se lo llevaran. Se la pasa encerrada en la habitación culpándome por lo sucedido.

—¿Ya casi llegamos? —preguntó impaciente.

—Estamos por aterrizar, así que ponte el cinturón de seguridad.

Ella se acomodó en el asiento y no dejó de mirarme cuando sentimos turbulencias por el aterrizaje. Una vez en tierra, tomé su mano para no perderla. Viajábamos en primera clase, así que no había tanta gente que esquivar para salir.

Recogí nuestro equipaje mientras lo buscaba con la mirada. Lo localicé con un globo en la mano. Caminé hacia él con una sonrisa.

—¡Kathe! —me estiró los brazos con entusiasmo—. Ven aquí.

No dudé antes de arrojarme a sus brazos. Había olvidado el entusiasmo de volver a ver a una persona; la felicidad de volver a estar con él me invadió.

—Te extrañé.

—Ya lo sé, no puedes vivir sin mí —reí antes de apartarme para girarle los ojos—. Yo también te extrañé.

—¿Quién es él? ¿Es tu novio?

Chris rió ante la pregunta de Cloe. Se puso a su altura para entregarle el globo. La sonrisa de mi hermana resplandeció al ver lo rosa que era.

—Tú debes ser la hermana de Kathe, Cloe. Ella me ha hablado mucho de ti.

—A mí no me han hablado de ti —aceptó el globo para luego fruncir el ceño—. ¿Quién eres?

—Soy Chris, el mejor amigo de tu hermana y su cuñado favorito.

—Mi hermana no tiene amigos.

El pelinegro apretó los labios intentando contener la risa, pero no lo logró. Le di un pequeño golpe en la cabeza.

—Es que no tenía amigos hasta que me conoció a mí.

Lo miró por unos instantes, dudando de sus palabras, y terminó por asentir, convencida por su presencia. Le estiró su mano para que la tomara. Caminamos hacia el auto mientras ellos platicaban sobre cómo nos habíamos conocido. Cloe era muy sobreprotectora conmigo, así que le interesaba saber todo lo relacionado con Chris.

Le pedí que me llevara con Camille primero; tenía tantas explicaciones que darle y muchas cosas que contarle. La extrañaba demasiado. Además, aún no me sentía lista para ver a Cole, ni siquiera sabía qué decirle, solo sabía que quería estar con él.

Al llegar, esperé en el piso de abajo. Mi hermana me cambió por su nuevo mejor amigo, y él parecía muy contento. Chris era un ángel que se metió en mi camino; si no fuera por él, no hubiera conocido a Cole, ni recordaría el significado de ser feliz, ni lo que se siente al contar con alguien. Chris es de esas personas que te hacen sentir una calidez en el pecho sin siquiera conocerlo, de esas personas que quieres como amigo.

Subí el gorro de mi sudadera al notar que todos me miraban, intentando reconocer mi cara. Venía de un vuelo de ocho horas y mi aspecto no era el mejor. Mi cara era pública desde la entrevista; era obvio que todos en esta empresa sabían quién era yo. No quería que Cole supiera que estaba aquí antes de lo previsto.

Cinco Semanas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora