Maratón 1/2
Perdón por las faltas de ortografía 💞Katherine.
Mantenía mi expresión seria y mis brazos cruzados. Apretaba los labios, conteniendo todos los insultos hacia su persona.
Me había golpeado con una pelota, y accidente no me había parecido.
Quizás exageré las cosas debido al dolor, pero si hubieran visto la expresión de rabia en su rostro al rebotar la pelota contra mi cara, entenderían mi enojo.
Sé que debo disculparme por la forma en que me dirigí a ella, lo haré mañana. En lo que queda de la tarde, no tengo planes de salir de esta habitación; mi nariz duele y estoy enojada, no seré una buena compañera. No estoy segura de poder contener mis comentarios agresivos hacia ella o hacia Harriet, esa señora siempre tiene un comentario para agredirme.
Apenas nos conocemos desde hace una semana, y ya puedo imaginar cómo será nuestra relación en la última. Parece que nos sacaremos los ojos en cuanto nos dejen solas.
—¿Ya te dejo de sangrar? —acaricia mi mejilla con ternura—, ya me cansé la mano.
Sonreí un poco.
Debo admitir que me encantaba tenerlo pegado a mí, no importa que solo sea para sostener el papel de mi nariz que limpiaba la sangre.
—No lo sé, pero si mi nariz queda horrible, también te cobraré la rinoplastia.
—Me quieres cobrar hasta por respirar cerca de ti.
Forme una sonrisa juguetona—. Yo nunca dije que te cobraría con dinero.
—¿Favores sexuales?
Me mira con deseo.
—Sería un gran método de pago.
Aparta el papel de mi nariz; la sangre había detenido, pero aún me dolía, y estoy muy segura de que seguía roja.
—No quedó tan mal.
No sonó convencido así que me alarmé. Lo miré aterrada.
—Por favor, dime qué no me veo como Rodolfo el reno.
Echó la cabeza hacia atrás en una carcajada. Me gustaba hacerlo reír, pero no ahora que en serio me preocupaba verme como Rodolfo el reno.
Tomé mi teléfono y abrí la cámara; pequeñas manchas de sangre rodeaban los orificios de la nariz, que lucía ligeramente hinchada y enrojecida, aunque no lo suficiente como para compararla con Rodolfo el reno.
—Eres igualita a Rodolfo el reno.
—¡Cállate!
Tomé el cojín cubriendo mi rostro y lo golpeé riendo. Dejó caer su cuerpo suavemente sobre el colchón, deslice mi pierna alrededor de su cadera mientras me colocaba encima de él.
—Debes dejar de golpearme con un cojín cada vez que te enojas.
Arrebató el cojín de mis manos y lo lanzó lejos. Con una mano en mi nuca, me atrajo hacia él, fusionando nuestros labios en un robo apasionado del aire. Mis manos se perdieron en su cabello mientras su lengua trazaba mi labio inferior, succionándolo con suavidad entre sus dientes. Uno de mis gemidos quedó atrapado en su boca mientras tiraba de su cabello, creando una conexión intensa.
Su mano ascendió a mi cabeza, tomándome de la coleta para acercarme más a él, mientras la otra descendía por mi espalda, explorando bajo mi camisa. Hábilmente desabrochó el broche de mi sostén, liberando la presión en mi pecho, acercándonos más.
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Cinco Semanas (Editando)
RomanceColin Miller no tiene tiempo para el amor, nunca deseó conocer a alguien con quién compartir su vida, dice que esas son tonterías. Sus pensamientos cambian cuando se tiene que enfrentar con toda su familia por la empresa de su abuelo. Necesitaba est...