LVIII

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Rubius arrojó el celular hacia Vegetta, quien se sobresaltó por el repentino gesto pero atrapó el móvil

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Rubius arrojó el celular hacia Vegetta, quien se sobresaltó por el repentino gesto pero atrapó el móvil.

— Tampoco contesta tus llamadas—dijo el mayor, con frustración.

Vegetta miró un momento el celular, el fondo de la pantalla de bloqueo, una foto de los cuatro que se habían tomado en el patio de la escuela, frunció un poco sus labios.

¿Dónde estaban sus amigos?

— No les hicimos nada malo, ¿Por qué ninguno contesta?— murmuró, su tono era más que triste.

Rubius miró a su novio un momento y al ligero mohín en sus labios, tenía el ceño un poco fruncido.

— Ni se te ocurra llorar, Vegetta— dijo, los redondos ojitos del pelinegro lo miraron—. Tú lo dijiste, no les hicimos nada, si no nos contestan es problema de ellos.

— Ya lo sé, Rubius, pero puedes calmarte un momento, no es necesario que me hables así— se defendió, sintiéndose atacado por el tono tan brusco del peliblanco.

Nadie le daba órdenes así como así.

Rubius estaba ofendido, él no había hecho nada y consideraba que había sido un buen amigo en todo momento, y de un día para otro ni Luzu ni Quackity respondía sus mensajes ni sus llamadas.

Recordaba el último día que habían ido a la escuela, repasando todos los hechos, y no había nada anormal, nada mal, y al día siguiente apenas habían respondido que estaban en el hospital y que no irían a la escuela.

Les había mandado mensaje a ambos, también con la ayuda de Vegetta, desde el celular de él, pero ninguno de los dos había tenido resultado.

En la noche había tenido un mensaje de Luzu.

"No iremos a la escuela por unos días" era todo lo que decía.

Y ese había sido la última información que tenían, después sus amigos se encargaron de ignorarlos olímpicamente.

—¿Y si les pasó algo?— preguntó Vegetta, su voz había sonado sutil, se ganó una mirada por parte de Rubius—. Estaban en el hospital, y luego de que no irían a la escuela... Suena que pasó algo.

Rubius lo pensó un momento, finalmente negó.

— Si hubiera pasado algo nos hubieran dicho— dijo—. Digo, somos amigos desde hace años, piensa en algo que podría haber pasado.

Vegetta permaneció unos segundos en silencio, mirando su regazo, pensativo.

— ¿qué podría ser lo peor?— preguntó Rubius, de forma retórica—. Como por ejemplo, que la madre de Quackity haya tenido algo y esté en el hospital internada, o se haya muerto, pero un mensaje de "Mamá murió" no cuesta nada.

>> Ambos saben que los iríamos a consolar a que se sienta mejor, saben que estaremos allí.

— Pero eso no pasó— murmuró Vegetta.

— Exactamente— dijo el peliblanco— están dignados a no hablarnos y no les hicimos nada. Que se pudran.

Rubius se tiró sin ganas a la cama se su novio, mirando el techo con el ceño fruncido.

— Podemos intentar una última cosa— dijo Vegetta, y la atención del chico recayó sobre él, sonrió ligeramente.

— Podemos intentar una última cosa— dijo Vegetta, y la atención del chico recayó sobre él, sonrió ligeramente

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Loud ๑ Luckity ②Donde viven las historias. Descúbrelo ahora