— ¿Qué escribes Quackity?— preguntó Vegetta, inclinándose un poco hacia el cuaderno entre las manos del pelinegro.
Automáticamente apartó el objeto.
— Bien, bien, no lo leeré— Vegetta se tiró hacia atrás.
En la tarde, el cuarto blanco se había llenado de regalos de múltiples colores, entre globos, peluches y flores.
En ese momento estaban ellos dos, ya que Luzu y Rubius habían salido a comprar algo de comer para la tarde, galletas y café, ya que lo que le servían en el hospital era sólo para Quackity y además, insípido.
Todos concordaban que debían recibir algo mejor.
— Veget-ta— llamó, cuando cerró su cuaderno, sentándose en la camilla para mirar mejor a su amigo— ¿Cómo es-tán tus pi-ernas?— preguntó, señalando su silla.
Vegetta sonrió.
— En la última sesión de la terapia di mis primeros pasos— dijo, sonriendo con evidente alegría — iba con andador y tenía a la terapista sosteniéndome, pero... Fueron mis pasos.
Quackity sonrió, aplaudió suave.
— Creen que para dentro de unos meses pueda caminar por completo— dijo—. No bien, tampoco podré caminar mucha distancia, pero... Sin andador, sin caerme ni nada de eso.
>> Es poco. Pero, yo creo que poder caminar desde mí cama hasta el baño por mí mismo, está más que perfecto.
>> Por supuesto que va a ir en aumento. Algún día podré subir escaleras, podré caminar desde mí casa hasta la de Rubius, o hasta la escuela... Pero voy a continuar mejorando... Hasta, no lo sé— se encogió de hombros —. Seguiré hasta poder correr maratones, quizá hasta ganar un maratón.
Vegetta tenía los ojos brillantes de alegría, repletos de suelos y metas, su sonrisa era amplia y mostraba sus hoyuelos, totalmente cargado de seguridad.
— Se vale soñar — murmuró.
Quackity negó.
— Lo harás— dijo, totalmente convencido.
Vegetta sintió toda la honestidad y la seguridad que Quackity le estaba dando sólo con esa mirada de apoyo y su linda sonrisa.
— Tú también lo harás, Quackity— dijo Vegetta, aunque se refería a un tema totalmente distinto a las maratones, uno más real y cercano a todos esos sueños y deseos que ya vivía en su imaginación.
La sonrisa de Quackity tembló un poco, pero asintió ligeramente.
La puerta de la habitación se abrió de golpe.
— ¿Es que te trajeron más flores en lo que no estábamos?— preguntó Rubius, su voz estaba demasiado elevada para el silencio de aquella habitación, Quackity frunció el ceño al sentirla molesta— ¿La gente no entiende que es horrible dejarle flores a alguien en un hospital? Tiene pinta de funeral o cementerio.
— Rubius, ¿puedes callarte?— la pregunta de Luzu sonó más como una orden.
El peliblanco apretó sus labios, formando una sonrisa recta, acercó una silla cerca de su novio y le pasó el vaso de café que le había traído.
Por su lado, Luzu se sentó en el borde de la camilla, dejando que Quackity se apoyara junto a él y se compartieran el vaso de capuchino.
Él no era tan de la mezcla del chocolate con el café, prefería el café solo, sabía que a Quackity era casi la única bebida que le gustaba y por eso la había comprado.
Había tenido que declararlo propio para poder pasar, ya que no permitían ingresar comida para los pacientes.
Pero a Quackity lo pondrían en ayunas pronto para la cirugía, merecía un lindo capuchino antes de comer nada por doce horas.
— Los quiero mu-cho— murmuró Quackity en el silencio de la habitación, ganándose miradas de todos.
— También te queremos, Quackity— dijo Rubius.
— Te queremos— afirmó Vegetta.
— Te quiero demasiado— dijo Luzu, tomando su mano y entrelazando sus dedos.
Quackity sonrió, ocultando sus lágrimas.
Dice la leyenda que si votas te crece la pi-🙀
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Loud ๑ Luckity ②
FanfictionSi ese era el mundo, era muy ruidoso. →Segunda parte de "Mute"← Es sumamente necesario leer la primera parte para entender esta segunda. ⚫ ¡Se shipean cubitos no a los streamers! ⚫ Mucho angst ⚫ Contiene lemon/🍋/Sexo explícito ⚫ Pareja principal: L...