LIX

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— ¡Staaaaaaaaax!

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— ¡Staaaaaaaaax!

El mayor rodó los ojos al escuchar la voz de Rubius.

Había salido de una relajante ducha y apenas se había cambiado, no estaba de humor para que el chico comenzara a-

Frunció el ceño de golpe.

¿Qué hacía Rubius en su casa?

Salió del cuarto apresuradamente, encontrándose al peliblanco en el pasillo.

— ¿Qué haces aquí, Rubius? ¿Quién te dejó entrar? ¡Largo de mi casa!— habló mientras lo empujaba, haciéndolo retroceder hacia la sala, sin dejar que el chico hablara.

Se detuvo cuando en la sala vio a Vegetta, quien hablaba de algo importante con Willy, pues el moreno estaba escuchando atentamente sus palabras, totalmente serio.

— ¿Willy? ¿Tú los dejaste pasar?— preguntó—. Me voy a bañar por veinte minutos y ya dejas que-

— ¡Escúchame!— lo interrumpió Rubius, ya le estaba molestando ese trato—. Está bien que quieras tu saca sola y sin nosotros para follar con este tipo— señaló a Willy, quien abrió muy grande sus ojos con esta declaración—. Pero lo que pasó es en serio importante y te necesitamos.

Las mejillas de Staxx estaban totalmente rojas por esas palabras.

Ese chico no tenía filtro.

Suspiró y controló el enojo que cargaba.

Ese día había arreglado específicamente para pasarlo con Willy, y estaba realmente molesto porque lo interrumpieran, todavía no había empezado.

— Hace dos días, Luzu le mandó un mensaje de que estaban en el hospital, con Quackity— comenzó—. Le pregunté que había pasado pero no me contestó ninguna pregunta. Su último mensaje fue que no irían a la escuela durante unos días.

>> No contesta mis llamadas y tampoco las de Vegetta, ni siquiera lee los mensajes.

>> No sabemos si pasó algo malo o sólo están enojados con nosotros.

Staxx frunció el ceño.

— ¿Por qué estarían enojados con ustedes?— preguntó—. ¿Qué hicieron?

— ¡Nada!— dijeron ambos jóvenes.

El mayor pasó la mirada de uno a otro.

— ¿Probaron con ir a su casa?— preguntó.

Rubius asintió.

— Ayer fuí yo mismo, pero el auto no estaba, no había nadie— dijo.

El pelinegro comenzaba a preocuparse en serio.

— Déjame ver los mensajes— pidió, extendiendo su mano, el peliblanco le entregó su celular, y el mayor se tomó un minuto para revisar a conversación.

— Pensamos que como no responde a nuestras llamadas, podría responderte a ti— murmuró Vegetta, Staxx le devolvió el celular a Rubius, mientras sacaba el suyo con la mano opuesta.

— Creo que tampoco tendrán resultados— murmuró Willy, se ganó la atención de los otros tres—. Digo, creo que se lo ven venir, tampoco responderán.

Rubius suspiró con fastidio

— Par de idiotas— murmuró.

— No insultes— lo cayó Staxx— facil, llamaré a alguien qué sé que va a responder—. Añadió, con una pequeña sonrisa victoriosa, mientras buscaba al contacto en su celular, al encontrarlo presionó la pantalla y esperó unos segundos hasta que contestara— ¡Señora! ¿Cómo está?— saludó amable, su sonrisa seguía allí— No, no, no ocurrió nada, pero sólo queríamos preguntar por Luzu y por Quackity.

La mujer habló por largos segundos, y lentamente la sonrisa de Staxx se fue borrando.

— ¿Qué?— casi susurró el mayor—. Sí, sí, por favor— Staxx separó el celular de su oído para hablarle a los presentes—. Me pasará con Quackity— anunció y volvió a acomodar el aparato junto a su rostro—. ¡Quackity! Soy Staxx, ¿Cómo-?... ¿Hola?

Escucharon un murmullo del celular, pero la llamada se cortó a los pocos segundos.

Staxx miró extrañado el aparato.

— ¿Qué pasó? ¿Qué dijo?

— Ella dijo que tuvieron que viajar a último minuto— dijo el pelinegro—. Y dijo que Quackity estaba enfermo, pero que debía contarlo él... Pero no entendí muy bien el qué.

Los otros tres callaron, tampoco estaban entendiendo mucho

— ¿Se fueron de viaje?— dijo Rubius—. ¿De luna de miel? ¿Por... Cuarta vez? ¿No podían decirlo? No es difícil— se quejaba, seguía enojado.

Vegetta negó.

— No creo que sea sólo eso— dijo—. Digo, hospitales, viajar... Y que Quackity esté enfermo, no debe ser un resfriado o algo así.

— ¿Qué te hace pensar eso?— preguntó Willy.

— Quackity ya estaba tomando medicamentos desde antes— habló Vegetta—. No nos dijo qué era, pero no parecía enfermo... Del tipo resfriado, debían ser para algo más... Interno, ¿No?— intentó explicarse, miró a los otros, esperando que dijeran algo—. Cuando a mí tío le detectaron cáncer, tomaba medicamentos diarios, y no parecía enfermo— contó—. ¿No puede ser algo así?

La sala cayó en silencio, como si al decir cualquier cosa algo como podría resultar real.

Quackity con una enfermedad tan terrible como un cáncer no era algo de lo que querían opinar.

— Llamaremos dentro de un rato a la madre de Quackity de nuevo— anunció Staxx—. No hablaremos con ellos, para que nos dejen sin respuesta no vale la pena.

Los tres asintieron.

— Y... Si resulta que Quackity está enfermo y no nos quiere decir— aventuró Rubius—. Digo, él es muy cerrado y... Quizás hasta a mí me costaría hablarlo con otros si tengo un cáncer, por poner un ejemplo— aclaró.

— De ser así, yo mismo los llevaré a donde están— dijo Staxx—. No puede estar solo, es cuando más necesita nuestro apoyo.

>> Por si acaso, preparen su equipaje.

Se viene, se viene ₍⁠₍⁠ ⁠◝⁠(⁠ ゚⁠∀⁠ ゚⁠ ⁠)⁠◟⁠ ⁠⁾⁠⁾

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Loud ๑ Luckity ②Donde viven las historias. Descúbrelo ahora