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Gritó el nombre de la mujer, subiendo su cremallera con apuros.

La mujer salió a paso apresurado de la cocina, sus humedas manos delataban que la habían interrumpido a medio lavado.

— ¿Luzu? ¿Qué-?

— Quackity, no reacciona— murmuró él castaño, su voz se rompió, se agarraba con fuerza al barandal de las escaleras, sin poder bajar por lo tembloroso de sus piernas.

La mujer se quedó con su boca abierta por la sorpresa un segundo, antes de reaccionar, subió las escaleras corriendo, sin detenerse hasta llegar a la habitación de su hijo.

El castaño se quedó atrás, sin poder moverse, sintiendo la horrible sensación de perder a la persona que más amaba.

Luzu apenas podía ver, totalmente asustado de que Quackity podría estar realmente mal, las lágrimas se acumularon en sus ojos y sólo pudo permanecer congelado en el pasillo por lo que sintió como muchísimo tiempo.

En realidad habían sido pocos minutos, hasta que la mujer apoyó su mano en el hombro de Luzu, sus llorosos ojos se encontraron con los tranquilizadores de la mujer.

— Quackity está bien, Luzu— dijo, con una sonrisa maternal.

Hizo un gesto hacia el dormitorio, Luzu volvió a entrar a la habitación con algo de miedo, sus pasos fueron lentos y tortuosos.

Encontró a Quackity sentado en el borde de la cama, cargando con un trapo debajo de su nariz, manchado en sangre.

Los cansados y tristes ojitos de su novio se alzaron para mirarlo.

Luzu intentó ser suave, pero prácticamente se arrojó sobre él para abrazarlo, intentando contener su llanto, hundiendo el rostro entre el hombro y el cuello de Quackity.

— M-Me asustaste, bebé— murmuró, Luzu mordió su labio con fuerza, aguantando los sollozos.

Quackity palmeó su espalda, para que se separe, el otro tardó unos segundos en hacerlo.

El castaño sintió su corazón estrujarse al verlo tan devastado, en serio se había asustado.

Es-toy bien— murmuró él pelinegro, hasta su voz sonaba cansada.

Luzu lo miró unos cuantos segundos, negó.

— No creo que lo estés, Quackity— murmuró.

Unas palabras que ninguno de los dos quería escuchar.

Quackity supo que no podría tener descanso durante un tiempo, comenzó a prepararse para los hospitales, y hasta visualizó toda la situación.

Sus ojos comenzaron a lagrimear sin que lo pidiera evitar.

Y ambos se rompieron, abrazando al otro con la fuerza que su llanto les dejaba.

























Falsa alarma gente, guarden el clorox👀

Loud ๑ Luckity ②Donde viven las historias. Descúbrelo ahora