XIX

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Seokjin frenó de golpe, marcando las ruedas de su camioneta en el pavimento, apenas el vehículo se detuvo, colocó rápidamente el freno de mano y abrió la puerta, para correr hacia el frente de la camioneta, donde un tembloroso Jimin se abrazaba a sí mismo, aún a mitad de la calle.

El mayor lo abrazó con fuerza, el menor correspondió el abrazo.

— ¡Park! Nunca, nunca, nunca jamás se te ocurra volver a huír así, no- — el pelinegro empezó a llorar más fuerte y se obligó a calmarse porque no estaba ayudando al joven, suspiró—. Lo siento, lo siento...— se disculpó, pensó que lo mejor en ese momento era dejarlo llorar, sentía su corazón latiendo a mil, asustado por lo que podría pasar.

Pensó en decirle todas las cosas que le chuzaron por la mente, en todos los castigos y palabras bruscas que podría dedicarle por cruzar la calle de esa manera, añadiendo todo lo que podría haber pasado después si lo atropellaban, pero sabía que ese tipo de cosas no era correcto decirlas, y menos teniendo a Jimin tan sensible, sólo empeoraría la situación, así que se quedó callado.

— Vamos, Jiminie, te llevo a casa—habló con tranquilidad, a pesar de que su corazón aún latía desenfrenado.

Sintió el chico negar, y como se apartaba un poco, terminando en soltar el abrazo, Seokjin bajó la vista hacia los antebrazos que Jimin le mostraba, con la piel enrrojecida por los rasguños, y dónde estos habían insistido más, habían cortado la piel y sangraban un poco.

— Oh, Jimin, tranquilo, no es tu culpa— lo calmó con una sonrisa, acariciando su cabeza con cariño—. Vamos, subamos al auto que te curo.

Seokjin guió a Jimin hasta la camioneta, y sentado en el asiento del copiloto, tomando el botiquín del auto, limpió primero con agua, luego dejó algodones con agua oxigenada, dió unas vueltas con vendas antes de asegurar todo con cinta hipoalergénica, todo sin dejar de hablarle de forma tranquila con una sonrisa,ya un poco más calmado, cosa que logró reconfortar a Jimin.

Una vez listo el vendaje, Seokjin subió al auto, ofreció su celular a Jimin, preguntando si recordaba el número de su madre, el cual el mudo marcó sin ningún problema.

El mayor habló con tranquilidad, a pesar de que Jimin pudo escuchar el tono histérico de su madre desde donde estaba, al finalizar la llamada, Seokjin dejó el teléfono en la guantera, quitando el freno de mano, le habló de nuevo:

— Te llevaré a casa, tu madre me dijo que tenías una visita.

Apenas la camioneta estaciona frente a su casa, la puerta se abre, saliendo su madre, y detrás de él, la persona que Jimin más quería ver.

Yoongi estaba allí, y el rubio parecía tan emocionado de verlo cómo él.

Sus ojos se llenan de lágrimas, y volvió a llorar, en cuanto Seokjin quitó el seguro de la puerta y puede abrirla Yoongi ya está del otro lado para recibirlo, abrazándolo con fuerza, pidiendo perdón entre lágrimas, dejando mimos en su espalda, su cabello, dejando besos rápidos por todo el rostro de Jimin.

El mayor tardó un momento en darse cuenta de las vendas de Jimin en sus muñecas, y sólo tuvo más ganas de llorar.

— Oh, Jimin... Lo siento mucho— el rubio tomó sus manos con delicadeza—. Amor, no tienes que hacer estas cosas, por favor, ahora podemos buscar ayuda juntos, pero no lo vuelvas a hacer.

Jimin no entendió a qué se refería durante unos cuantos segundos, depués comprendió y negó, intentó hacer señas para explicarse, ya que no tenía su cuaderno a  mano, Yoongi no le entendió y frunció un poco el ceño por eso.

— Después hablamos, amor, en serio, ¿Te encuentras bien? ¿Hay algo más?

JImin negó, Yoongi le sigió preguntando cosas, mientras los dos jovenes ahblaban Seokjin fue hacia la señora Park para comentarle lo que había ocurrido.

Love me, Mute (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora