The Beach ( Jacegon)

02

- No me jodas!- Rechisté, me moví bruscamente en la cama, esto hizo que varios cojines calleron al suelo.

- Creo que te has confundido de habitación! No pedí a niñatos malcriados!- protestó Aegon, una rabia burbujeó en mi interior.

- Malcriado yo?! Pero tú te has visto!- me levanté y le arrojé un cojín a la cara, el lo esquivó con el semblante serio y molesto.

- Serás capullo!
Ignoré como se quejaba y seguí tirándole todo lo que vi en la habitación, cojines, almohadas, botellas de agua etc.

- Para, por el amor de Dios!- se tapó la cara con las manos y aún así yo seguí tirándole cosas mientras le insultaba.

Una vez ocupé todo lo que tenía a mi alcance me paré y le observé con furia.

- Has tenido suficiente diversión?!
No recordaba el timbre de su voz, lo había olvidado por completo de mi mente y ahora era como un eco ensordecedor.

- Lárgate.
Sentencié.

- perdón?- soltó una risita.- está ha sido mi habitación durante meses y ahora vienes tú a mandarme?!- gritó molesto, le dio una patada a un cojín.

- Oh, claro, debí suponerlo, con el desorden y la peste a tabaco.

- A ti que mierdas te pasa?! Ni si quiera he entrado y ya estás insultando!- ahora se movió hacia su lado de la habitación y sacó una caja de cigarrillos de la mesita de noche.

- No fumes!- le grité, quise ir a arrebatarle la caja de las manos, pero me contuve.

- Oye! Te aceptó de todo menos que me prohíbas fumar!- ya tenía el cigarrillo en la boca para encenderlo.

- Pues fuma en la ventana! No quiero que mi habitación apeste a adolescente sin futuro!- volví a tirarle un cojín que encontré en el suelo a las piernas.

Puso los ojos blancos, pero igualmente se levantó a fumar en la ventana, suspiré.

Hubo un silencio repentino que me tranquilizo, me dejé caer en la cama, solo se oía las caladas de Aegon.

Apagó el cigarro en el cenicero y se sentó en su cama (seguía desordenada y eso me ponía de los nervios)

- Mira, sé que a ninguno de los dos nos gusta esto, pero si lo vamos a hacer tiene que haber ciertas normas de convivencia.- resoplé.
- Porque sino esto va a ser una locura.

Me evaluó con la mirada durante unos segundos.

- Ahora vas de pacifista y antes me tiraste hasta un despertador a la cara?!- señaló con odio al despertador que yacía en el suelo.

Yo no dije nada.

- Bueno, está bien, solo porque no quiero que la próxima vez me lances piedras.- hizo una falsa sonrisa, me entraron ganas de arrancarle la piel de la cara.

- Bien, ahora se supone que diremos lo que nos molesta de cada uno.- me di cuenta de que eso sonó bastante mal en el contexto en el que iba.- a la hora de convivir, claro.- añadí

- Si vas a leer por la noche no quiero que tengas la lamparita encendida durante mucho tiempo.- miró con recelo al libro que tenía medio abierto en la cama, yo asentí.

- Si vas a fumar es en la ventana.- dije sin mirarle a los ojos, solo miraba al cenicero.

- No puedo, si no fumo no me concentró a la hora de estudiar.- parecía que iba en serio y eso me hizo reír. Luego caí en la cuenta de que era una adicción.

- si lo haces deja la ventana abierta.

Después de mi frase ninguno dijo nada, así que me di cuenta de que habíamos terminado de hablar.

Entonces me acosté en la cama para seguir leyendo, aún seguía su mirada clavada en mi.

- Qué quieres?- mi voz sonó más grave de lo habitual.

- No vas a hacer más nada hoy?- preguntó rascándose la cabeza.

- Definitivamente no, que se puede hacer, aparte de liarla?- seguía con la vista clavada al libro.

- Salir de fiesta, emborracharte, divertirse, hacer amigos, follar.

- Todas las opciones que me has dado terminan en dejar embarazada a alguien o contraer una enfermedad, o sea algo típico que harías tú.- el sarcasmo en mi voz era notorio.

- Muy gracioso.- no le vi, pero juro que Aegon había puesto los ojos en blanco.

Ignoré completamente todo lo que decía y seguí leyendo.

Aegon se había ido a correr, yo me había quedado en la habitación leyendo, después de varios minutos me aburrí y decidí mirar el teléfono, tampoco había nada interesante y por último obte por ver alguna película, aunque al final decidí dormir un rato.

Mañana por la tarde iría a ver si podía meterme en el grupo de tenis.

Estaba realmente ansioso por ello, adoraba el deporte desde pequeño.